Hoy publicamos un articulo bastante interesante que fue publicado recientemente en “La Ciudad Viva” que para quien no la conoce aun es una iniciativa de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda que se inscribe dentro de un proyecto político de mejora de la habitabilidad urbana y territorial, a través del diseño social, sostenible y productivo de los espacios públicos y domésticos de nuestras ciudades. Esperamos que disfrutéis del Articulo:
Del “Ensayo sin Palabras” de Bogdan Bogdanović. Fuente: Mudito&Co.
Recientemente se ha escrito mucho aquí en La Ciudad Viva, acerca de a relación entre la arquitectura, la ciudad y temas como la vigilancia en las ciudades “trumanizadas”, o las píldoras del miedo en los espacios totalmente planificados, todo esto enfocado en su relación con los conflictos urbanos. Los recientes acontecimientos en Túnez, Egipto y Libia [entre muchos otros] han puesto en relieve nuevamente conceptos como urbicidio o la “arquitectura del miedo”.
Por esto hemos pensado que es un buen momento para hablar del trabajo de Bogdan Bogdanović, en particular de los textos recogidos en sus libros La Ciudad y La Muerte y La Caja de la Memoria. Bogdanović era un intelectual y arquitecto de Belgrado, ciudad de la que fue alcalde entre 1982 y 1986. En 1993, durante la guerra, se exilió en Viena, donde vivió hasta su muerte. Como el mismo apunta en la introducción de su libro:
Quería, en el marco de la hipotética “memoria antropológica” universal, conmemorar la guerra y la muerte, los vencedores y los vencidos y, por supuesto y ante todo, la indestructible alegría de la vida. Entonces creía en ello.
En estos textos, nos vemos ante la disyuntiva de responder a la pregunta ¿Estamos a favor de la ciudad o en su contra?. Las ciudades provocan en nosotros un sinfín de sentimientos encontrados. De igual manera en que se puede llegar a “amar” el barrio en el que se vive, también hay espacio para miedos, rechazo e incomodidades cuando pensamos en nuestro entorno urbano.
Mapa interactivo de las protestas en Tahir. Fuente: BBC
A Mapped Timeline of Egypt’s Revolution in Tahrir Square. Fuente: The New York Times
Por todo esto, no es raro encontrar en los diferentes medios que se han hecho eco de las revueltas que mencionabamos anteriormente, análisis no solamente de los hechos políticos y económicos, si no también estudios urbanos de estos acontecimientos. En en este contexto y teniendo en cuenta como los conflictos políticos afectan de forma profunda nuestras ciudades, es en donde Bogdanović nos aclara que muchos de los problemas actuales no vienen de lo que el llama “urbano-odio”, si no por el contrario, de un febril amor hacia las ciudades, que provoca grandes migraciones hacia ellas y por consiguiente, el deseo económico y político de dominar a estas grandes poblaciones.
Hay una problemática generada por las diferentes formas que tenemos de percibir las ciudades, lo que impide un pleno acercamiento entre los seres humanos que las habitan. Es esta idea que cada uno de nosotros tenemos de la urbe la que define el límite fisiológico en la percepción del entorno. Bogdanović define esta idea de la siguiente manera:
La idea de que la ciudad en general y de que cada ciudad en particular es un sistema metafórico complejo, profundamente entretejido en la consciencia del hombre civilizado, abre, en circunstancias de una crisis trágica de la urbe, una pregunta de mal agüero que no hay manera de evitar. Todos conocemos qué ha aportado al hombre el nacimiento de las ciudades pero ¿sabemos, en realidad, o intuimos siquiera, qué puede depararnos su desaparición?
¿Tendremos que aprender a “leer las ciudades” para evitar que desaparezcan? Bogdanović pregunta ¿Cómo, entonces, volver a iniciar procesos sanos para que las ciudades retornen a la medida de “la voz humana”?
De “La Caja de la Memoria” de Bogdan Bogdanović. Foto por dpr-barcelona
Del “Ensayo sin Palabras” de Bogdan Bogdanović. Foto por dpr-barcelona
Recientemente, la web Fast Company publicó un artículo llamado How Urban Planning Fans the Flames of Revolution, en el que apuntan:
El arquitecto israelí Tali Hatuka comenta que “Los espacios públicos son el único lugar en el que la gente se siente real y físicamente unificada”, además añade que ha estado investigando el vínculo entre el diseño urbano y este tipo de protestas desde mucho antes de la reciente agitación en Oriente Próximo. “Con tantas protestas sucediendo actualmente, el elemento físico es fundamental para enriquecer el sentido de unión y solidaridad en la sociedad.”
De acuerdo a Jenara Nerenberg en el mismo artículo, los planificadores urbanos pueden ayudar a promover una mejor democracia a través de un diseño de espacios públicos, de libre acceso incluso para los periodistas, tema muy polémico tras los sucesos de esta semana en Libia.
Oración colectiva en Egipto. Fuente The Big Picture
Podemos ver en la imagen superior, que resulta muy sugerente, como el mismo espacio urbano puede ser utilizado para actividades aparentemente tan dispares como pueden ser una protesta masiva o un momento de oración. Todo depende de “la lectura” que el ciudadano haga de un mismo espacio público.
Si continuamos la lectura de La Ciudad y La Muerte, nos encontramos con el siguiente texto, a propósito de lo mencionado anteriormente:
“… es necesario, para empezar, construir las pequeñas “ciudades dentro de la ciudad”, dentro de las mentes de la gente. Se dice, con gran sabiduría, que la unión hace la fuerza […] Por esto propongo lo único que en este momento sé: al hombre, a la gente, a todos nosotros, alguien nos tendrá que enseñar el arte olvidado de ‘leer las ciudades’.”
Aunque los textos de Bogdanović fueron motivados por su experiencia personal en la Guerra de los Balcanes, en particular en el caso de Serbia que sucedieron entre 1991 y 2001, hemos querido mencionarlo por lo cercanos y descriptivos de los casos actuales. Pero queremos ser optimistas y planteamos que podemos recuperar para nuestras ciudades mediante esta nueva lectura propuesta por Bogdanović, por eso queremos terminar este post con una última cita que nos hace reflexionar acerca de la percepción que puede tener un niño acerca de “la ciudad” e intentar repensar nuestro entorno urbano con esa nuava mirada:
Cuando de niño, desde el trenecito que baja de las montañas colindantes, vi Sarajevo por primera vez, representó una auténtica alegría para mis ojos. Un juego de palabras ingenuo enseguida llegó a mi mente: de repente, Sarajevo se convirtió en Caravanasarajevo, lo que tal vez significaba: ¡Acércate pequeño viajero y descansa!
*El libro La Ciudad y La Muerte de Bogdan Bogdanović ha sido publicado recientemente por Mudito&Co. Traducido por Aleksandar Ivančić y Eva Santana.
Ethel Baraona Pohl + César Reyes | dpr-barcelona