LOS MUNICIPIOS PEQUEÑOS FRENTE A SUS DECISIONES (III)

“La Ciudad Comprometida”

Saint Beauzire, ejemplo de esparcimiento urbano en un municipio pequeño.
Saint Beauzire, ejemplo de esparcimiento urbano en un municipio pequeño. Fuente: internet

En Francia, de los 36.691 municipios, 35.571 tienen menos de 10.000 habitantes y más de 10.000 de ellos tienen menos de 200 habitantes.  En estas condiciones, cuando el alcalde conoce a todos y tiene el poder de contentar a cada uno, es difícil resistir a las presiones de sus ciudadanos. Ejemplos como la catástrofe del 27 y del 28 de febrero de 2010 en el litoral de Vendée y Charentes (sesenta y cinco muertos por causa de casas mal construidas en zona inundable) nos han enseñado las aberraciones de esta organización territorial.

Y en toda Francia, aunque la vida de los habitantes no esté en peligro es la misma situación desesperante, y el que está en peligro sin duda, es el paisaje.

“Hay que saber que el esparcimiento urbano es un hecho en los pequeños municipios” insiste Cristina Conrad, arquitecta independiente que dos días al mes asume la misión de consejera  en arquitectura en la región de “Bouches du Rhône”. Son ciento veinte como ella los que intentan en dos días al mes evitar que los ayuntamientos cometan los errores más flagrantes. Es muchas veces misión imposible. “Aislados, mal aconsejados, los pequeños ayuntamientos piensan que sólo tienen la solución de la urbanización residencial para conservar la escuela, la oficina de correos o el supermercado, Y sólo consiguen muchas veces crear ciudades dormitorios…. Pienso que la firma de una licencia tiene demasiadas consecuencias para dejarla a un solo hombre.”

¿Quién podría ayudar el alcalde a tomar decisiones? ¿Podría ser una reflexión colectiva con sus vecinos en el ámbito de una mancomunidad? Esto es la voluntad de Michel Piron, diputado de derecha de Maine et Loire, “que apuesta por la coherencia territorial en vez de la competencia de los territorios”. Co-realizador del proyecto de “Ley Grenelle 2” relacionada con el medio ambiente, en debate desde el 4 de mayo en el parlamento, defiende intensivamente que el PLU (Plan Local de Urbanisme, nuestro PGOU) debe ser a escala intercomarcal.  “Esta batalla no está ganada”, reconoce con sinceridad, “muchos de mis compañeros del parlamento, de izquierdas o de derechas, deberían ser defensores del interés colectivo, pero son ellos mismos en muchas ocasiones alcaldes celosos de sus poderes.”

Mientras esperamos una verdadera reforma territorial que impondría por fin el agrupamiento de los municipios para una mejor equidistribución a nivel de tamaño y de medios. Lo más urgente es la imposición de un PLU intermunicipal (es decir un POI), que permitiría limitar el esparcimiento urbano.

¿Pero quizás hay que ir más lejos e imponer la opinión de un experto? Frederic Auclair, presidente de la asociación de los “Arquitectes des Bâtiments de France” (nuestra consejería de Cultura), sugiere la siguiente figura: “arquitectos de pueblo, como existe el médico de pueblo, aptos en hacer diagnósticos razonables para prevenir las catástrofes.” Una especia de arquitecto especializado en patrimonio con competencia a nivel de los pequeños y medianos municipios. Mas exactamente un arquitecto urbanista que estudiaría y firmaría con los alcaldes bajo el control del Estado, los documentos de urbanismo y las licencias. “Cuantos más somos, más inteligentes somos”, recuerda Lionel Dunet, presidente del Consejo Nacional del Colegio de Arquitectos que cita un proverbio africano: “Si quieres ir deprisa anda solo, si quieres ir lejos anda en grupo”.

Por Rafaèle Genet Verney. Arquitecta de GRarquitectos