«La Arquitectura Comprometida»
¿Alguien podría pensar que un edificio levantado en la última década del siglo XIX, que en el año 1981 recibiera la declaración de Monumento Patrimonio Histórico de España y que en 2011 fuera catalogado como Bien de Interés Cultural, se encuentre en el año 2012 en ruinas? No es lo normal, ¿verdad? Además por si todo este grado de protección pareciera poco, también se encuentra protegido dentro del Conjunto Histórico de la Villa de Madrid. Estoy refiriéndome al Frontón Beti Jai de Madrid, una antigua instalación deportiva de la Ciudad.
El Frontón Beti Jai se empezó a construir en el año 1893, a partir del diseño del arquitecto Joaquín Rucoba (1844-1919), quien también diseñó la Plaza de Toros de la Malagueta, el Mercado y el Parque de Málaga, entre otras obras también interesantes. Esta no era la primera instalación de este tipo abierta en Madrid, ya que el deporte de la pelota vasca alcanzó una notable popularidad en la capital española.
Durante casi tres décadas (hasta el año 1919) formó parte de la cultura deportiva madrileña y española, con la continua celebración de competiciones y campeonatos, que no dejaban de recibir la ovación de unos 4.000 espectadores que ocupaban sus gradas. Yo no estaba allí, pero creo que es fácil de imaginar. Todo esto ambientado en una arquitectura de diferentes estilos, entre los que destacaba el eclecticismo de la fachada principal y el neomudéjar de algunas partes del interior, junto con la arquitectura de hierro típica del siglo XIX.
Los deportistas se situaban en una cancha al aire libre que tenía 67 metros de largo, 20 metros de ancho y 11 metros de alto, y el público disfrutaba del espectáculo desde unas gradas que rodeaban su lado oriental y el meridional, planteadas a partir de una planta semielíptica.
Después de esta época gloriosa que el edificio pasó, en 1919 cerró sus puertas a la actividad deportiva para reconvertirse en comisaría, local de ensayo de bandas musicales o incluso en taller de reparaciones. En 1987 fue utilizado para el rodaje de la película Madrid de Basilio Martín Patino (se puede ver la escena y observar el estado en el que se encontraba el edificio en ese año pinchando en el enlace http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=wqnfsZFIzbQ).
Hoy agoniza en soledad, mientras su cancha es invadida por la vegetación y su parte construida soporta las inclemencias del tiempo como puede. Supongo que el propio edificio, y toda la plataforma que lucha por salvarlo, no perderán la esperanza de que sea recuperado para la actividad deportiva, o para un nuevo uso, para que de esta manera vuelva a estar a la altura de otros edificios de la ciudad que por suerte ya han sido rehabilitados.
Jesús Rubio Gómez, arquitecto de GRarquitectos