«La Ciudad Comprometida»
Recientemente tuvimos el placer de contar para los habituales foros de GRarquitectos con la participación de la compañera arquitecta María del Carmen de Luna, que nos habló de la olvidada Puerta de las Armas, punto central de su proyecto para un máster de postgrado.
Para la Ciudad Comprometida, esta puesta en valor y redescubirmiento no es algo nuevo para pues desde el Plan Especial de la Alhambra este acceso es un punto clave en la red de itinerarios alternativos para acercar la Alhambra a la ciudad,en este caso a traves del barrio de la Churra y de una serie de espacios publicos concatenados, aportando recorridos diferentes para un visitante que quiera acceder al monumento de una manera distinta a la habitual, y sobre todo, más coherente con su historia.
Os ofrecemos a continuación la reflexión que nos ha enviado María del Carmen:
Hace algunas semanas tuve la oportunidad de participar en un foro en el estudio GR Arquitectos. En él expresamos nuestros puntos de vista acerca de un punto clave en la historia de la Alhambra y que, a día de hoy, se encuentra algo olvidado: la Puerta de las Armas.
Como elemento dentro del conjunto monumental de La Alhambra es clave: en su día fue el acceso más importante a la ciudad fortificada. Se encuentra en la cara norte de la colina de La Sabika, lugar por el que los ciudadanos de la antigua Granada – localizada en la Alcazaba Cadima, en el Albaicín – accedían a La Alhambra (bien para asuntos relacionados con la realeza, la propia ciudad de la Alhambra o el barrio castrense en la zona de la Alcazaba).
Además de un acceso importantísimo, esta puerta formaba parte de una estructura mucho más compleja. Unida al actualmente mal llamado Puente del Cadí por un tramo de coracha, constituía el medio de abastecimiento de agua para la ciudad de la Alhambra. El Puente del Cadí era en su día la Puerta de los Tableros que, a modo de presa, mediante unas compuertas, permitía subir el nivel del agua del río Darro para su recogida y transporte a ambos lados del río. A través de dos torres paralelas unidas a tramos rectos de muralla se distribuía el agua al Albaicín y a la Alhambra.
Con el paso del tiempo, pero sobre todo desde la conquista de Granada por los Reyes Católicos, la ciudad de Granada va creciendo, se “cristianiza” y se monumentaliza un recorrido hacia la Nueva Casa Real: la Puerta de las Granadas, el Pilar de Carlos V y el propio Palacio de Carlos V son los nuevos protagonistas. Por esto, el acceso a la Alhambra comienza a realizarse cada vez más por la Puerta de la Justicia, perdiendo interés y uso la ya citada Puerta de las Armas.
Las consecuencias de este desuso vienen inmediatamente a afectar a su entorno más próximo: el barrio de la Churra, a los pies del Bosque de San Pedro. En un entorno Patrimonio Mundial (declaración conjunta Alhambra-Albaicín) encontramos calles como Almanzora Alta o Puente de Espinosa con un nivel de degradación sorprendente. El problema detectado reside en la falta de permeabilidad de estas calles, ya que vienen a desembocar en la tapia medianera con el bosque de San Pedro a modo de fondos de saco. Una pena que sólo transiten por ellas las pocas personas que viven en sus casas, puesto que la percepción del Albaicín desde este lado del río es verdaderamente especial.
Este hecho, unido al desconocimiento del propio monumento, nos hace plantearnos la posibilidad de proponer soluciones al respecto: quizás se podría hacer accesible el Bosque al ciudadano, recuperar el acceso a la Alhambra y con ello nuevas perspectivas… el poder aproximarse a los restos de la Puerta de los Tableros, o el visualizar el Albaicín desde el interior de un bosque urbano nos parecen temas fácilmente recuperables con los que la ciudad de Granada ganaría espacios actualmente en desuso.
Al margen del tema en cuestión, parece interesante el debate sobre asuntos de patrimonio, aún más considerando el momento coyuntural por el que pasa la arquitectura. La puesta en valor de espacios o edificios es una forma de enriquecimiento a todos los niveles: social, cultural, económico, ambiental… Al hacerlo prolongamos la vida del monumento, siendo conscientes de que es un bien que llega a nuestras manos después de siglos de historia y que se mantendrá vivo algunos siglos más.
Maria del Carmen de Luna