Muchas veces me dicen que será que a mí “solo me tocan” los municipios en los que todo es trabajoso y difícil. Será… O será que “se me pegan”. O también podría ser, simplemente, que “yo me pego a ellos” … ¡Ja, ja, ja!
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La historia de los pueblos y de las ciudades podría escribirse de muchas maneras, pero a mí gusta especialmente cuando es contada a través de esos logros sucesivos que tan trabajosamente fueron labrando sus gentes para mejorar su calidad de vida y soñar con una mayor prosperidad…
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Con la creciente deuda española y la percepción, tanto dentro como fuera de España, de la ineficacia y duplicidad de las administraciones públicas, llevan meses apareciendo periódicamente noticias sobre la conveniencia o no de fusión de ayuntamientos o la reorganización de ciertas competencias por el estado y comunidades autónomas como medidas de ajuste. El Consejo de Europa aconseja ahora la unión de municipios por el factor de población, tal y como recogían varios medios a través de la red:
España reparte seis millones de personas (12,7% de los habitantes) entre el 84% de sus municipios, que tienen menos de 5.000 vecinos. Esto significa que la gran mayoría de la población el 87%, se concentra en núcleos urbanos. Con la deuda atenazando a las corporaciones locales, surgen muchas voces que presionan para que el mapa territorial de España se modifique: que se supriman o se fusionen ayuntamientos. Los que defienden estos planteamientos utilizan de argumento, no tanto el ahorro, sino la efectividad y la mejora en la administración de los servicios. Porque, al final, las facturas se localizan en grandes ciudades (Madrid es el Ayuntamiento que más debe a proveedores, con una deuda de 1.086 habitantes; le sigue Jerez, con 400 millones).
Las propuestas para que cambie el mapa municipal llegan desde la Unión Europea. El Consejo de Europa recomienda la fusión de municipios de entre 5.000 y 10.000 habitantes, según cuenta Román Rodríguez, profesor de Geografía de la Universidad de Santiago de Compostela. Pero hay otros indicadores que se tienen en cuenta, como la dispersión o la concentración de los núcleos rurales, la situación geográfica y el endeudamiento municipal.
También, las reformas que han impulsado algunos países europeos para reducir sus municipios debido a la crisis han animado la discusión política. Según un informe publicado por el Consejo de Europa, Grecia ha pasado de tener 1.034 ayuntamientos a 325; Islandia, de 7.200 (1990) a 76; Letonia, de 500 a 118; y Dinamarca, de 271 a 98. También, en Italia el Gobierno de Berlusconi aprobó en agosto de 2011 la supresión de 36 provincias del país. Este documento señala que la asociación de municipios es una vía rápida para reducir costes de forma rápida ante la crisis.
Sobre este asunto ha escrito Román Rodríguez. En ‘Territorio y gobierno local en España’ plantea la unión de funciones administrativas de municipios, lo que él llama «fusión selectiva o fría». «El municipio conserva su organización política, pero cambia su servicio, porque puede asociarse al de otras localidades. Aquí nadie se casa», explica. El experto aboga en estos casos por la supresión de mancomunidades y comarcas, que «al final tiene una función voluntarista» y sostiene que la asociación de los servicios entre pueblos pequeños y dispersos puede resultar efectivo.
«La estructura territorial es una preocupación constante y aquí hay un debate profundo relativo a la autonomía local y la gobernabilidad. La autonomía tiene que ver con la gestión de los recursos y la capacidad de ser efectivo. Si al final no se consigue eso, pues el carácter autónomo solo tiene un valor nominal».
En Francia, de los 36.691 municipios, 35.571 tienen menos de 10.000 habitantes y más de 10.000 de ellos tienen menos de 200 habitantes. En estas condiciones, cuando el alcalde conoce a todos y tiene el poder de contentar a cada uno, es difícil resistir a las presiones de sus ciudadanos. Ejemplos como la catástrofe del 27 y del 28 de febrero de 2010 en el litoral de Vendée y Charentes (sesenta y cinco muertos por causa de casas mal construidas en zona inundable) nos han enseñado las aberraciones de esta organización territorial.
Y en toda Francia, aunque la vida de los habitantes no esté en peligro es la misma situación desesperante, y el que está en peligro sin duda, es el paisaje.
“Hay que saber que el esparcimiento urbano es un hecho en los pequeños municipios” insiste Cristina Conrad, arquitecta independiente que dos días al mes asume la misión de consejera en arquitectura en la región de “Bouches du Rhône”. Son ciento veinte como ella los que intentan en dos días al mes evitar que los ayuntamientos cometan los errores más flagrantes. Es muchas veces misión imposible. “Aislados, mal aconsejados, los pequeños ayuntamientos piensan que sólo tienen la solución de la urbanización residencial para conservar la escuela, la oficina de correos o el supermercado, Y sólo consiguen muchas veces crear ciudades dormitorios…. Pienso que la firma de una licencia tiene demasiadas consecuencias para dejarla a un solo hombre.”
¿Quién podría ayudar el alcalde a tomar decisiones? ¿Podría ser una reflexión colectiva con sus vecinos en el ámbito de una mancomunidad? Esto es la voluntad de Michel Piron, diputado de derecha de Maine et Loire, “que apuesta por la coherencia territorial en vez de la competencia de los territorios”. Co-realizador del proyecto de “Ley Grenelle 2” relacionada con el medio ambiente, en debate desde el 4 de mayo en el parlamento, defiende intensivamente que el PLU (Plan Local de Urbanisme, nuestro PGOU) debe ser a escala intercomarcal. “Esta batalla no está ganada”, reconoce con sinceridad, “muchos de mis compañeros del parlamento, de izquierdas o de derechas, deberían ser defensores del interés colectivo, pero son ellos mismos en muchas ocasiones alcaldes celosos de sus poderes.”
Mientras esperamos una verdadera reforma territorial que impondría por fin el agrupamiento de los municipios para una mejor equidistribución a nivel de tamaño y de medios. Lo más urgente es la imposición de un PLU intermunicipal (es decir un POI), que permitiría limitar el esparcimiento urbano.
¿Pero quizás hay que ir más lejos e imponer la opinión de un experto? Frederic Auclair, presidente de la asociación de los “Arquitectes des Bâtiments de France” (nuestra consejería de Cultura), sugiere la siguiente figura: “arquitectos de pueblo, como existe el médico de pueblo, aptos en hacer diagnósticos razonables para prevenir las catástrofes.” Una especia de arquitecto especializado en patrimonio con competencia a nivel de los pequeños y medianos municipios. Mas exactamente un arquitecto urbanista que estudiaría y firmaría con los alcaldes bajo el control del Estado, los documentos de urbanismo y las licencias. “Cuantos más somos, más inteligentes somos”, recuerda Lionel Dunet, presidente del Consejo Nacional del Colegio de Arquitectos que cita un proverbio africano: “Si quieres ir deprisa anda solo, si quieres ir lejos anda en grupo”.
Por Rafaèle Genet Verney. Arquitecta de GRarquitectos
A modo de continuación del ciclo sobre la Francia Fea, nuestra compañera de GRarquitectos Rafaèle Genet Verney nos propone otra reflexión basada en un artículo de Luc Chatelier (Telerama nº3147 del 5 de mayo de 2010) sobre el poder de los Ayuntamientos (en este caso franceses) en temas de urbanismo y de arquitectura, que se podría resumir con las siguientes frases: Continuar leyendo →