Con este pequeño artículo damos por finalizada esta serie dedicada al fantástico trabajo que están realizando desde el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada, esperamos haberos acercado esta labor, y animamos a todos a que echéis un vistazo a su página web ( http://obsnev.es/ ), donde podrán encontrar ya las primeras publicaciones de resultados.
El medio socioeconómico es un elemento clave, junto con el natural, para la caracterización de cualquier ámbito territorial, y por supuesto de Sierra Nevada, por tanto desde el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada se han desarrollado diferentes metodologías para obtener la información necesaria que permita caracterizar las necesidades y demandas de recursos naturales que tienen los distintos núcleos urbanos de Sierra Nevada.
También es importante cuantificar en qué medida los sistemas naturales pueden o no satisfacer dichas demandas, o lo que es lo mismo los servicios ecosistémicos que los sistemas naturales pueden suministrar a la población.
Los principales datos estudiados son población, empleo, actividad económica, explotaciones agroganaderas, explotaciones tradicionales abandonadas, empresas asociadas a la existencia de Sierra Nevada por sectores, etc….El estudio de todos estos datos no solo sirve para cuantificar los servicios ecosistémicos, sino que también pueden mostrar en qué medida el cambio climático puede afectar al mantenimiento de las formas de vida asociadas a Sierra Nevada de los diferentes pueblos de la zona.
La evaluación del servicio de regulación hídrica en Sierra Nevada es de de gran importancia, ya que es una de las principales aportaciones de la montaña a las diferentes poblaciones, y que podría verse gravemente afectado por el cambio climático. Además los cambios de los usos de suelo también pueden suponer un factor que incide en la capacidad del territorio para regular el agua.
Por último se estudia la huella humana en Sierra Nevada. Este concepto viene a cuantificar el grado de presión que los ecosistemas están sufriendo como consecuencia de la actividad humana y el impacto que suponen. Esta se estudia mediante la cuantificación de diversos aspectos del desarrollo humano, como los asentamientos (densidad de población y viviendas), accesibilidad (infraestructuras de trasporte tradicional y moderno) e Infraestructuras (tendidos eléctricos y usos de suelo.)
Natalia Palomares Aliaga. Geógrafa e Historiadora de GRarquitectos y Desarrollo de Ciudades Comprometidas
Uno de los principales efectos del cambio climático es su incidencia sobre la biodiversidad, y en Sierra Nevada estos impactos son mayores al tratarse de un macizo aislado, que alcanza unas altitudes muy elevadas y el más meridional de Europa, además de encontrarse en un punto de transición entre dos comunidades biogeográficas. Los principales aspectos a considerar son los cambios en la fenología (atraso o aceleración de las funciones vitales de plantas y animales, o alteración de sus relaciones y competencias por las alteraciones ene l clima impuestas por el cambio climático). Cambios altitudinales en la distribución y abundancia de las especies (las especies, motivadas por el cambio global, irán colonizando progresivamente cotas altitudinales más elevadas, y que los organismos de pisos superiores pueden extinguirse a nivel local o incluso global.). Cambios latitudinales en la distribución y abundancia de especies (significa que la distribución de las especies cambiará en sentido norte sur. Sierra Nevada constituye el límite más meridional de algunas especies, que desaparecerán migrando más al norte, y ya se han comprobado la presencia de especies propias de latitudes más cálidas en el sur de la Península Ibérica y en concreto en Sierra Nevada). Cambios en interacciones ecológicas: en Sierra Nevada se ha podido comprobar la expansión de algunos insectos gracias al aumento de las temperaturas en determinadas cotas, como la porcesionaria del pino.
Por otra parte se está llevando a cabo el proyecto GLORIA (Global Observation Research In Alpine Enviroments), iniciado en 2001. Este proyecto pretende principalmente evaluar las posibles pérdidas de biodiversidad en zonas de alta montaña así como la vulnerabilidad de estos ecosistemas ante el cambio climático. Las especies estudiadas son el pastizal y el enebral-piornal.
Se estudian muchas formaciones como los Bosques autóctonos y matorrales de media y alta montaña, la Vegetación de Ribera y los Borreguiles. Estos últimos son pastos húmedos de alta montaña, que están muy condicionados por la existencia y temporalidad de la nieve, este ecosistema, por su importancia se lleva estudiando desde los años 80, y se ha calificado como indicador del proceso de cambio climático, por la cantidad de datos que de él se tiene y por su sensibilidad a los cambios ambientales. Algunas especies estudiadas son endemismo, que están en peligro de extinción como la arenaria nevadensis.
Por otra parte todas las especies de fauna han sido sometidas a un seguimiento con el fin de evaluar de forma preliminar los efectos del cambio global y analizar el conjunto de amenazas. Así como la gestión adaptativa, proponiendo medidas de gestión que contribuyan a mitigar el impacto de los efectos del cambio global sobre sus poblaciones.
Para el seguimiento de la población del jabalí y de la cabra montés, se realiza un monitoreo del estado poblacional y sanitario, se realizan censos y se llevan a cabo medidas para su conservación y manutención de la población, en rangos sostenibles.
Se evalúan las tendencias poblacionales, patrones de distribución y abundancia y selección de hábitats de algunos micromamíferos de Sierra Nevada como el topillo nival, la rata de agua o el topo ibérico y de mamíferos carnívoros como el zorro, el tejón o el gato montés. Así como a aves y rapaces, como el aguililla cazadora, que se reproduce en Sierra Nevada.
También se siguen las poblaciones de anfibios y reptiles, entre las que destacan poblaciones de endemismos del sudeste ibérico como el sapo partero bético. Respecto a los reptiles existen unas 20 especies sometidas a seguimiento, entre ellas la culebra lisa europea. También se estudian antrópodos y especies importantes como la procesionaria del pino, que tienen unas necesidades climáticas muy concretas.
Por último se llevan a cabo modelos de distribución potencial de especies y proyecciones futuras. El objetivo es simular cambios en la distribución geográfica de las especies de flora y fauna en Sierra Nevada según distintos escenarios de cambio climático, para obtener datos con los que mejorar los planes de gestión adaptativa del espacio natural protegido.
Natalia Palomares Aliaga. Geógrafa e Historiadora de GRarquitectos y Desarrollo de Ciudades Comprometidas
Nos alegra comprobar cómo desde la prensa se hacen eco de la labor que desde el Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada se está realizando a través de la estrategia Glochamore de la UNESCO y el Observatorio del Cambio Global. Con motivo del día de Andalucía publicaron el siguiente artículo, titulado “Un laboratorio de altura”. Os recordamos, del mismo modo, la serie de post que La Ciudad Comprometida le está dedicando a este tema desde hace algunas semanas.
UN LABORATORIO DE ALTURA
Sierra Nevada es, por su climatología de elevada biodiversidad y por el amplio rango de altitudes, un lugar privilegiado para estudiar los cambios que se originan en el planeta. Desde numerosos puntos de Granada se puede admirar la señorial vista de sus cumbres blancas, pero Sierra Nevada es un territorio valorado mucho más allá de nuestras fronteras. En 1986, se incluyó como Reserva de la Biosfera en el listado de espacios considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Posteriormente, en 1989, fue declarado Parque Natural y una década más tarde, Parque Nacional. También está incluida en la Red Natura 2000.
El patrimonio natural que atesora y sus singulares características propiciaron su inclusión en la estrategia Glochamore (Cambio global en regiones de montaña) de la Unesco, por lo que desde 2005 es uno de los 28 observatorios de cambio global que hay en el mundo. A partir de ahí “cambió mucho la forma de trabajar”, explica el director del parque Javier Sánchez. La gestión se modernizó y adaptó a nuevas necesidades con dos herramientas fundamentales: el observatorio y la acreditación en 2004 de la Carta Europea de Turismo Sostenible, con la que gestores y empresas definen sus estrategias de forma participada.
El reto es lograr el “equilibrio” y la “armonía” entre sectores tan diversos como científicos, agricultores, ganaderos, empresarios… en un espacio natural tan amplio. En ello trabajan aunque eso no evite determinados conflictos con agricultores o cazadores, por poner un ejemplo, en casos concretos. “No nos podemos quedar en la rentabilidad económica a corto plazo, hay que ir al medio y al largo con este capital natural, pero no siempre es fácil”, reconoce Sánchez.
En cualquier caso, los avances son muy importantes. Desde que se diseñó el programa de seguimiento y la implantación del sistema de información de los datos que se van recopilando —más de 130 variables— se han diseñado distintas estrategias. De lo que se trata no es solo de detectar señales de cambio o conservar los ecosistemas de manera estática, sino de poner en marcha “proyectos experimentales” capaces de promover una conservación dinámica que les ayude a adaptarse a los cambios.
La montaña, situada en el entorno del Mediterráneo, es una de las áreas más vulnerables al cambio climático. En ella se concentran condiciones ambientales que en otros entornos es necesario conocerlas en superficies mucho más extensas. Más de un centenar de personas trabaja de un modo u otro ligado al proyecto, no solo científicos y gestores, también agentes de medio ambiente, pastores, ganaderos, comunidades de regantes…
Disminución de nieve. En lo que lleva en marcha el programa, se han obtenido algunos resultados, aunque los estudios requieren en la mayor parte de los casos más tiempo.
Entre las principales consecuencias, la más “alarmante y visible” es la disminución de nieve. Los datos son contundentes en este sentido. En los últimos 12 años el periodo de nieve está disminuyendo, principalmente por una tendencia al adelanto en la última fecha de la nieve. La cubierta también está en retroceso y así se prevé que el caudal de agua de los ríos procedentes de la fusión del hielo de las cimas sea cada vez menor, lo que alterará además los ritmos estacionales de las especies.
En cuanto al aumento de la temperatura media global de un grado centígrado en los últimos 30 años, el estudio prevé que ese incremento sea acusado especialmente en Sierra Nevada, donde la temperatura media del agua de los ríos ha aumentado 2,5 grados centígrados en los últimos 20 años y se ha dilatado el tiempo de deshielo.
Las variaciones atmosféricas inciden también en la vida de animales y plantas. Así, según se desprende de los primeros resultados del programa de seguimiento, la alteración de los ritmos estacionales está ligada también a la altitud. Mientras que las mariposas diurnas adelantan su fecha de vuelo a medida que se asciende, hay especies vegetales que retrasan su floración según aumenta la altitud.
Al igual que ocurre en otros lugares de Europa, se ha detectado que algunas plantas de clima frío se retiran de las montañas y prosperan las adaptadas al calor. Los pájaros también dan algunas pistas interesantes sobre el proceso. En los últimos cinco años, se han incrementado las especies de montaña y han disminuido las de matorral, lo que tiene que ver con el cambio de uso y probablemente con la mejora en el estado de conservación de ambientes forestales.
Adaptación a los impactos. Para disminuir la vulnerabilidad de los ecosistemas y aumentar su capacidad de adaptación hay varios proyectos en marcha en Sierra Nevada. Entre ellos, por ejemplo, está el estancamiento de los robledales debido al déficit hídrico al que se trata de ayudar con una serie de medidas entre las que destacan: utilizar especies facilitadoras para la siembra, recuperar las acequias tradicionales, localizar áreas con condiciones óptimas o eliminar las especies oportunistas.
Otro de los proyectos se refiere a la naturalización de los pinares. A mediados del siglo pasado se repoblaba con excesiva densidad de esta especie y ahora lo que se busca es un hábitat abierto, con discontinuidades, heterogéneo, diverso y resistente a agentes erosivos, como el que se ha realizado tras el incendio de Lanjarón en 2005.
Turismo sostenible. La población local y la actividad empresarial que se realiza en este espacio son igualmente clave. La administración trabaja con las empresas para el desarrollo del ecoturismo tanto en el espacio protegido como en su área de influencia socioeconómica.
Desde la acreditación, el trabajo no ha parado. Los establecimientos vinculados son, hasta la fecha, 67 alojamientos, 40 restaurantes, 18 empresas de actividades turístico-ambientales, dos empresas de transporte, un balneario, dos bodegas, cuatro campings, un centro de información, tres tiendas y dos refugios.
Se trata de “diferenciar” el producto por su calidad. Vincular, por ejemplo, la producción primaria con pequeña industria agroalimentaria y el sector turístico dentro del parque. Se ofertan paquetes de ecoturismo —aves y paisaje, fotografía, paisajes del agua, huella humana, micología o a caballo— siempre desde una apuesta responsable que vele por el espacio natural. El movimiento de viajeros al año supera las 896.600 personas, según los datos de la asociación que integra todas estas empresas.
100 años de esquí. Sierra Nevada es además de un privilegiado enclave natural, un macizo montañoso que alberga la única estación de esquí del sur de la península. 2014 es el año del centenario del esquí en sus pistas. El 3 de marzo de 1914 se publicó en El defensor de Granadala primera noticia en prensa que hace alusión a la práctica del esquí en la montaña granadina y Sierra Nevada lo conmemora con un programa de actos que arranca hoy con la actuación en Pradollano de Marina Heredia.
La convivencia no ha estado exenta de polémica. Economía, turismo y medio ambiente han chocado en ocasiones, fundamentalmente cada vez que se reactiva la hipotética ampliación de pistas por espacio protegido, que cíclicamente proponen sobre todo empresarios y que el PP apoya en cada campaña electoral. Ha habido expedientes y sanciones por invasiones puntuales, pero la vieja aspiración de ampliación se antoja cada vez más complicada con los límites de protección, que precisarían un cambio normativo. Actualmente la superficie esquiable es de 105 kilómetros lineales.
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Los cambios de usos de suelo, la sobreexplotación de los recursos forestales y en general los alteraciones provocados por las acciones humanas provocan unos impactos ya constatados, por lo que desde el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada y desde la gestión del Parque Nacional y Natural se trabaja por estudiar y determinar si las actuaciones implementadas sobre los ecosistemas forestales logran o no los efectos perseguidos, esto es, principalmente, las medidas de repoblación.
Estas medidas de repoblación se centran sobre todo en comunidades vegetales como pinares, robledales, encinares y enebrales y sabinares. Los pinares de repoblación presentan graves problemas ecológicos, ya que se han originado masas monoespecíficas con una alta competitividad por luz y nutrientes que no ha permitido el desarrollo de un sotobosque adecuado, ni la colonización por otras especies forestales bajo el dosel arbóreo. Por tanto se han tomado medidas encaminadas a su naturalización y diversificación estructural y florística. Los encinares tradicionalmente atacados por la acción humana, incendios y carboneo, se están llevando a cabo plantaciones en lugares donde se prevé que la colonización va a ser efectiva. Las formaciones de enebral y sabinar son de enorme diversidad e importancia paisajística, y están en claro retroceso debido a la quema de pastos y desbroces. Para revertir esta situación se han puesto en marcha una serie de actuaciones encaminadas a la creación de núcleos de dispersión con los principales componentes de esta comunidad.
Por último se están llevando a cabo estudio para diseñar una estrategia encaminada a la restauración forestal del incendio que calcinó 3000ha, la mayoría de pinares, en 2005, que afectó a los municipios de Lanjarón, Nigüelas, Lecrín, Dúrcal y Cáñar.
En general para todas las especies se están realizando siembras, realces y resalveos y un seguimiento en su desarrollo comparando la situación de las masas forestales actuales con las de la ortofoto del 1956, así como seguimientos en las parcelas experimentales de la introducción de otras especies para la diversificación.
Por otra parte también se está llevando a cabo un seguimiento de enfermedades de la fauna autóctona. Muchas organizaciones internacionales han advertido del cambio de los patrones y de la distribución de las enfermedades potencialmente graves. Algunas de estas enfermedades son sensibles a cambios en el clima, y pueden afectar a la cabaña ganadera, a las personas e incluso puede fomentar la extinción de especies en peligro. Por todo esto la cabra montés y el jabalí de Sierra Nevada están siendo monitorizados, a nivel poblacional y de enfermedades.
Todo este trabajo pone de manifiesto como desde el Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada y desde la gestión del parque Nacional y Natural se realiza un trabajo constante para determinar en qué medida las especies que habitan Sierra Nevada se distribuyen, nacen y se reproducen, así como las causas por las que no llegan a sobrevivir, todo ello encaminado a seguir manteniendo este gran ecosistema complejo y frágil.
Natalia Palomares Aliaga. Geógrafa e Historiadora de GRarquitectos y Desarrollo de Ciudades Comprometidas
No se puede entender Sierra Nevada sin nieve, no solo en el imaginario popular sino en el ciclo hidrológico, del cual es manantial. La nieve en nuestra sierra es vida. Es un reservorio para la masa forestal y para los ríos, un amortiguador térmico, y uno condicionantes para la distribución de las especies forestales, arbustivas y herbáceas. Así la nieve es uno de los factores más importantes del paisaje de sierra nevada por encima del bosque, pero no solo eso, sino que es un motor importante de la economía de la zona, siendo explotada por las estaciones de esquí de Pradollano y Puerto de la Ragua, así como el esquí de travesía, que no está estrictamente ligado a las estaciones.
Por ello, desde el Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada se realiza un seguimiento y monitoreo de este recurso primordial, primero por ser la más meridional de Europa y segundo porque el cambio climático le afectará en sobremanera. El seguimiento de la nieve se hace mediante diversos procedimientos que cubren diferentes escalas: el monitoreo automático de la cubierta de nieve mediante imágenes del sensor MODIS de la NASA, un modelo hidrológico para todo el macizo elaborado por las Universidades de Granada y Córdoba, mediciones de tres estaciones meteorológicas ubicados en lugares frecuentemente ocupados por la nieve y por último, “catas” de nieve de manera periódica.
Los sistemas fluviales por su parte son receptores de los cambios del entorno y susceptibles a los cambios producidos por el cambio global. Sobre todo se verán afectados por los posibles cambios en el ciclo del agua y la temperatura.
Desde el Observatorio de cambio global de Sierra Nevara se está realizando un seguimiento tanto de los cauces como de las especies y organismos que ellos habitan, con el fin de conocer el impacto que sobre estos produciría el cambio climático.
Un cambio en la temperatura podría afectar los procesos físico-químicos y biológicos, estos cambios están relacionados principalmente con el oxígeno disponible para las diferentes especies, por otra parte cambios en la cobertura de nieve y por tanto en el deshielo podrían condicionar la temporalidad de algunos caudales y lagunas, lo que hace necesario su estudio y posible respuesta frente a estos cambios. Así se han estudiado por un lado los cambios físico-químicos en los sistemas acuáticos y caudales (temperatura del agua, pH, oxígeno disuelto, conductividad, etc..) , un seguimiento de los macroinvertebrados (que se consideran bioindicadores debido a su sensibilidad a los cambios de temperatura) y de la trucha común (en los ríos Genil, Trevelez y Poqueira). Los datos extraídos concluyen que un cambio en la temperatura podría afectar a las especies locales e invasoras, provocando cambio en la biodiversidad y su distribución, incluso podría provocar la extinción de alguna especie.
Natalia Palomares Aliaga. Geógrafa e Historiadora de GRarquitectos y Desarrollo de Ciudades Comprometidas