EN LA NOCHE DE MIS AVENTURAS…

«Miscelánea»

Aceptamos el envite que nos ha planteado nuestro Amigo Paco Pipó  tras la publicación del articulo «La Puerta Olvidada», sobre la Puerta de las Armas de la Alhambra de Granada. Nos ha enviado un texto propio que estamos encantados de compartir con vosotros:

Acceso a la Puerta de las Armas. Fuente: Maria del Carmen de Luna.
Acceso a la Puerta de las Armas. Fuente: Maria del Carmen de Luna.

En la noche de mis aventuras de alucinación fantástica, Fátima me recibe en el albaycín. Bajamos hasta la actual Carrera del Darro y empinamos nuestros pies por sendas de bosque, hasta la Puerta de las Armas que da principalmente entrada a la Alcazaba, bien custodiada por formidos guardianes. Seguimos charlando hasta la Puerta del Vino, donde la gran placeta de los Aljibes circunvalaba por los palacios y al medina, abriéndose un gentío alegre y bullicioso de canticos y armas al aire.

Pero sigamos con la escena, pues gran alboroto de trote de caballos interrumpen el ensimismamiento de mis ojos, que siguen escrutando entre la presencia del Sultán y sus gentes.

Un murmullo de admiración corrió por la muchedumbre, ante la llegada de caballos enjaezados a modo cristiano. Dos Caballeros los montaban. Largas espadas pendían de su cintura y en sus pechos las armas de sus títulos.

El camino se abría, al paso decidido de los corceles. Entraron en el recinto, siendo reconocidos por el jefe de la guardia mora. Bajaron de montura. Acompañados y escoltados ante la presencia y estancia real, fueron arrodillándose en pié derecho, descubriendo sus cabezas a modo de saludo cortés, ante el Sultán granadino.

Entraron al espacio del trono, Don Diego Fernández de Córdoba y Don Alonso, quedando pajes y resto de acompañantes cristianos fuera de tal espacio real. Hubo palabras de saludo y correspondencia por parte del Sultán, al que solicitaron la celebración de duelo para redimir diferencias entre ellos, permiso que previamente fue denegado por las autoridades cristianas, por lo que solicitaban amparo del Emir granadino. Quedando en espera de la concesión para situar y fechar el duelo, en tierra granadina.

El beneplácito a tal duelo, fue concedido, y se dicto día y hora para su celebración. Los caballeros dieron palabras de agradecimiento al Emir y apalabraron su compromiso en acudir a la fecha fijada. Pasaron varias lunas y llegado el plazo concedido, comenzaron los preparativos.

En el día acordado, montaron de nuevo un palenque bajo la Puerta de la Justicia e hicieron presencia a la hora acordada, toda la corte granadina.

El día era vivo de luz y el paraje parecía engalanado para gran fiesta. La Puerta de la Alhambra ó Puerta de la Aljamra ó Vino, orlaba el paso de la corte que en jolgorio murmullo ceremonioso, atravesaba la plaza de salida de palacio, ausentes al recuerdo de que sus pies alfombraban de polvo la tumba del infante Don Pedro, muerto en lucha y traído su cadáver a modo de trofeo y su día fue enterrado bajo esta torre. Bajaron por el callejón que flanquea la muralla y Torre de las Rocas.

En esta ocasión, mi presencia se diluía entre los militares del cortejo, pese a que a mis costados no se distanciaban ni un solo paso, dos militares que con cortesana discreción me daban escolta ó guardia, (no se cual de las dos), a cada uno de mis pasos. Fátima marchaba y nos precedía, con el numeroso personal real.

A la Puerta de la Justicia, fueron apiñándose el pueblo granadino, conocedor del acontecimiento, procedentes de los barrios bajos de la ciudad ó del Albaycin, atravesando el puente del río Darro, subiendo las sendas que acercaban a la Puerta de la Armas y franqueando los caminos que circunvalaban a la Alcazaba. Eran revistados por los guardianes de entrada, a fin de que no llevasen armas ó útiles de lucha. También provenían del barrio de alfareros, pasando por la Puerta de Algodor ó de los Siete Suelos.

Bajaban los señores de la corte, desde sus aposentos del Generalife por la Puerta del Arrabal. No se mezclaban con el pueblo, utilizando entradas a palacio y caminos reservados, que daban salida por la Alcazaba dirigiéndose a su lugar,  en el palenque real.

El Rey, con amplia marlota azul, espada y capacete grande dorado y negro, caballo con cabezada, pretal y mantilla. Su bella esposa, visiblemente más joven que el Sultán, con almalafa de listas rojizas que garbosamente le caen por su espalda.

Junto a la pareja real,  príncipes, magnates, jueces y toda la corte granadina ataviada en ropas de seda de variados colores. Caballeros y militares, con armaduras que lucían al sol las maravillas de la fiesta.

Pareciese gran contento entre la corte palatina por ver a dos de sus enemigos cristianos, hoy tratados como caballeros de alta cuna castellana y por lo tanto, acreedores de la caballerosidad que en tiempos de paz imperaba en las mutuas relaciones cristiano-musulmanas.

Era este, el motivo del esmerado cuido en los preparativos, pues sabido es que teniendo contentos a los cristianos, mayormente pacientes serian para los pagos de parias que periódicamente habrían de ser satisfechas.

Allá a lo lejos, un grupo de caballeros galopaba con destreza, hacia el lugar de encuentro y justa. Hicieron pié a tierra y uno tras otro en riguroso orden de grado, acercándose al palenque.

Presentose Don Diego, besó las manos al Rey, hizo reverencia y cortes saludo a Fátima. Con paso decidido ocuparon los puestos previstos para la ceremonia. Se dispuso a la espera de Don Alonso.

El tiempo iba corriendo y la hora de comienzo se dilataba, aumentando la intranquilidad por un retraso no anunciado y una quietud que aceleraba el cansancio del contendiente y la tribuna real. El pueblo comenzaba a oírse, con risas y cantos de entretenimiento.

En rápido trote de caballos se presentó con notoria tardanza, el segundo contendiente del duelo. 

El hecho de acudir a la cita con bastante retraso, por parte de Don Alonso, montó la cólera del Rey moro, que amonestándole por su tardanza, decidió dar por vencedor al esforzado y puntual caballero  Don Diego.

Ante una llamada de tambores, se hizo un silencio reverencial. Se levantó el Sultán y en voz alta,  grave de palabra, dijo y redactó:

 

Este real diploma, cuyo contenido es el de otorgar reconocimiento al valor y caballerosidad militar. El Emir, decreta este honrado thahir a favor de Don Diego Fernández de Córdoba, gran caballero.

Dada su gran dignidad, valentía y consideración, le nombro vencedor de este litigio, que aunque no se hubiese decidido por las armas, estas han callado, manteniendo el honor de su dueño, ante la cobarde irresponsabilidad de su opositor, y en razón de los perjuicios ocasionados, que desagradan a Alláh, cuya burla es en demasía, ofensa para nuestra hospitalidad.

Alláh haga larga y duradera su felicidad y guarde a su excelencia, Don Diego Fernández de Córdoba, como asimismo a su familia y descendientes. 

Por tanto, el referido caballero, queda en su poder el correspondiente Thahir, como Real Diploma, distinción y honra, por la que se alcanza el rango favorecido no solo por la buena suerte y sí por el valor que le hace aspirar los perfumes exhalados por el céfiro de la bella aurora.

En el bendito nombre de Alláh, nos de a conocer su bien. Salve a nuestro profeta Mahoma y a sus familiares.

Thahir emitido en la sublime y sempiterna corte de Granada.

Año 889                                               Muley-Hássan

La lectura fue seguida en gran silencio. El pueblo decepcionado por la falta del festín, elevó su protesta, por tan pronta conclusión y falta de espectáculo.

Visto esto, el Sultán abrió la fiesta con la lucha entre fieros perros y un bien armado toro, que fue la apertura en desagravio, a un día que se alargó hasta bien entrada la noche. Por supuesto con gran contento del populacho, que en su incesante diversión comían toda clase de frutos, buñuelos y tortas de harina tostada, entre una nube de aromas y aceites hirvientes.

Entre tanto jolgorio, se puso en marcha una carrera de corceles enjaezados a la usanza musulmana que goza de gran colorido y aparejos en el caballo, de mucha vistosidad, los jinetes paseaban orgullosos sus corceles entre el publico que vitoreaba a tan gallardo desfile, dando paso a una rápida  cabalgada con demostración en arriesgadas formas de montar y manejo de armas.

!Que maravilla!

…y el jolgorio se engalanó con las luces del alba….

Paco Pipó

 

NOCHES DE GRANADA CON FÁTIMA

«Ciudadanos Comprometidos»

En este día tan señalado y por derecho propio, queremos compartir con todos los amigos de La Ciudad Comprometida un texto de un amigo comprometido, Paco Pipó. Por muchas razones, Paco, eres merecedor de engrosar nuestra nómina de Ciudadanos Comprometidos. Activo y participativo, tus comentarios siempre nos ilustran y nos ofrecen nuevas perspectivas de los temas que tratamos; La manera de recordar tu Granada desde la distancia nos hace quererla más aún a los que la tenemos tan cerca.

Con motivo de uno de nuestros artículos sobre la Alhambra, Paco nos envió el siguiente texto, que a continuación os transcribimos:

 

Me apunto. Me adhiero a esta invitación de tener “Granada más cerca”. Porque es mi cuna. Porque es el mosaico del arte en sus monumentos urbanos y paisajísticos. Porque en mi novela inédita (Noches de Granada con Fátima) trascribo mis sentimientos y amparándome en ella, comienzo hoy por hacer un viaje hasta mi ciudad, para aceptar esta propuesta.

De manera que encontrándome ya en Granada, me adentro en el embrujo de las noches granadinas y me encumbro a sus atalayas. Ando por las calles de Granada, estrías de maduro fruto rosado, granos encendidos, siluetas de rojo acero empavonado.

¿Dónde está la señora de Granada?

Mi amigo papel, no hay letra impresa que pueda trasmitir el regalo de sensaciones que experimento en mi andar lento y ceremonioso, ante el espectáculo de estrechas callecicas y esbeltos torreones que con su hermosura, afrentan la humilde calle de Santa Inés ó el convento de Santa Catalina ó la Casa de Castril.

Mi venerada intención, es la de rendir homenaje de presencia, a la casa de la “Señora Honesta”. Palacio de reyes ziríes, “Dar al Horra”.

Me encuentro frente al palacio de verano, por el Arco de las Pesas y el Callejón de las Monjas. Al costado del Convento de Santa Isabel la Real.

¿Estará aquí la Dama de Granada?

El guarda que lo cuida, me concede entrada por breve tiempo. Me encuentro solo. En el patio, lo centra una pequeña alberca y en el frontal, tres arcos con restos de escrituras Coránicas.

Me siento con el silencio.

Las golondrinas rasgan el cielo de mi quietud, y en sus cantos, una extraña sensación de presencia, da calor a mi imaginación. Fátima, la madre de Boabdil, dejó su perfume de mujer. No quiso despedirse de  Granada. La dama de Granada, nunca se fue y su silueta flota entre jardines de jazmín y lagrimas de rosa.

Es para mí, la figura femenina que se oculta en las sombras de la historia, tuvo una presencia permanente en los consejos maternales y en las decisiones de un hijo, pobre en carácter y muy dado a las estrategias del acomodo financiero de palacio y el olvido de las necesidades de un pueblo, que veía desaparecer sus títulos de propiedad en favor de la hacienda del Sultán, con aumento de tributos que ahogaban las posibilidades comerciales de una zona, que antes era centro de transacción fructífera.

La Dama de Granada, ha sido la figura callada de una historia concluyente, promotora de acuerdos y soluciones rápidas, para problemas inmediatos. Poco la mencionan los libros de historia, si no es para fechas de matrimonios, que minimizaban luchas familiares por el poder. Vivió tiempos cruciales, de caminos que se cerraban en horizontes tenebrosos, para un correr, de mas de ocho siglos.

Es mi admiración por esta señora, un sentimiento de aventura por el descubrimiento de su vida, que pudo ser un cúmulo de hechos, que si no cambió el curso de la tragedia, quizás le dio un tiempo apropiado y formas de  soporte señorial, a días negros sin solución.

Siempre he oído decir que “detrás de grandes hombres, hubo grandes mujeres”, Detrás de cada hijo, hubo una buena madre. Y al costado de Boabdil, siempre estuvo Fátima, que le dio soluciones a las que él con su escaso poder decisivo, pudo aportar.

Es por esto, que sentado en el que fuera morada y palacio Albaycinero, intento encontrar su presencia,  dando culto y honor a una mujer que antes de serlo, fue madre.

Elevo la mirada a los muros de este pequeño palacio y trato de escenificar la vida y andares de Fátima, mujer que en la distancia del tiempo, sigue estando viva por la historia de Granada.

Consumo las horas, sin notar que su paso me dejan ensimismado, creyendo sentir el perenne deambular de la gran figura femenina, por la que venero justificadamente.

El guarda, detiene mi atención y me invita a salir.

Salgo del palacete y desciendo por el Albaycin, con el gusto de haber obtenido  permiso, para gozar las esencias de todos los sentidos. Utilizando esta invitación de conocer la Alhambra, me adentro en su alcazaba y allá me espera el espíritu de Fátima.

Creí ver a Fátima, la madre de Boabdil, que lloraba ante su hijo, reprochándole el hecho de que sus antepasados murieron siendo reyes de Granada  y que en Boabdil el reino acababa.

Era en el salón de Comarex, donde la familia real y sus consejeros más principales, alfaquíes y cadíes, discutían y hacianse notar en sus discursos. Todos estaban llenos de irritación, y la desgarrada angustia, flotaba en la sala como nube de certeros presagios. Parecía ser, que celebraban un Consejo de la Corona. Había alguien que elevaba su voz y elocuentemente decía preferir morir colectivamente, junto con todo el pueblo musulmán, antes de entregar Granada a los cristianos. Era el indomable moro Muza, hombre vehemente de carácter, enérgico y radical.

–   Todos somos culpables de la desgracia que nos acecha y mata. – dijo un consejero.

–   Y muchas las concesiones de vasallaje que nuestro Emir, concedió a los cristianos. – dijo otro alfaquí, con grito recriminatorio.

–   Perdimos, castillos y vidas de nuestros hermanos más preciados y valerosos. – decía otro.

–  Hemos perdido todo el potencial comercial, con el abandono de los comerciantes genoveses, y por esto, llenos están los almacenes de seda sin salida, que nos reponga dineros para contratar tropa. -apuntaba un viejo muslím.

– Y lo peor del asunto, es que las fuerzas son desiguales y vergonzantes. Pues el poderío de los cristianos, solo falta poner día para la rendición. – gritó un militar con rostro abatido, por su impotencia reconocida.

–  Y de Marruecos, no hemos recibido ayuda alguna. – se quejaba un consejero.

–  ¿Marruecos?, ellos están asediados en luchas dinásticas, Los Otomanos y Egipto, que también podrían prestar ayuda, están demasiado lejos. – reconocía el capitán.

–  !Majestad! Estáis callado. ¿No veis que estamos encerrados como corderos a punto de ser degollados? – contestaba Aben Comixa, levantándose y apuntando con su dedo al pequeño Emir. – Confesad, de una vez y para la eternidad, que somos carne en venta a bajo precio.

Y fueron elevándose las voces, el clima de tensión, manos crispadas en alza al cielo pidiendo clemencia. En tanto, el rey y su madre con baja cabeza, oían una tras otra, las quejas sin solución de sus más allegados militares y consejeros. De manera, que el rey tomó la palabra, en voz quieta y medida.

Y podría decirse que sumisa, al decir:

–  Hermanos, en estos últimos días de nuestro reino de Granada, no tengo que decir más que, a modo de humilde confesión, que es cierto que he buscado, a veces, diversiones frívolas que sin mengua de mi autoridad, diese ánimos para consolarme de las dificultades que nos rodean. !Y no sois ajenos a ellas, pues bien que participabais todos vosotros! Por eso os digo y ordeno, que no seáis frívolos, envileciendo y trasportando vuestra hiel al terreno de la injuria y la burla. – quedo su boca seca é hizo silencio un buen tiempo, respetado por toda la concurrencia –  Bien sabéis que en buenos tiempos, he repartido meticales y diplomas (sakk), concediendo feudos (inzal), por toda la Alpujarra a muchos de vosotros. No seáis detractores y traidores, hablando de las cosas malas, pues también hemos tenido buenas, y batallas ganadas al cristiano.

–  Gran señor. Se ha amontonado el dinero de los impuestos para esas diversiones, en lugar de potenciar nuestro ejército de hombres y armas. – contestó sin descaro, el militar.

–  !Maldito militar, bien pagado y traidor! – gritaba el Rey Chico – Dime, ¿cuándo perdí una batalla por relajamiento de mis obligaciones? Sabéis que fui vergonzosamente herido y preso. Que tuve que dar concesiones al cristiano, para ser liberado. – hace una pausa – Ó, ¿prefieres estar en manos del Zagal? !Pues ahora estaríais en Fez, disfrutando del buen pago cristiano! !Las puertas de Granada, tenéis abiertas para tomar el camino de la huida! – traga saliva –  ¿Cuando al musulmán le he sacado dinero, sin derecho a ello? Di a boca llena, que de mi reino salieron cortesanos bien vestidos, poetas bien pagados y que en las reuniones de Estado, han sido elegidos grandes personajes con voz y buen criterio, para que en las asambleas deliberantes expusieran sus decisiones que fueron atendidas y ejecutadas. – se levanta y va mirando uno tras uno, a los reunidos –  A todos ellos, los elegí cómo bien conocidos, competentes y experimentados. – se sitúa en el centro de la sala y con su dedo va apuntando a todos –  !Y de vosotros estoy hablando! !Maldita sea el Diablo! ¿Como podéis reprender a vuestro rey, si no hace más de dos lunas que os sorprendí embriagado? – el rey,  encara su mano al rostro del militar – ¿Como puedes dar ordenes, si en ese día cambiabas la copa con tus soldados en continua broma, obtuso proceder y distraída moral?

–  !Callad  y no distraigáis el momento con vanas disputas! – alza la voz autoritaria de la madre Fátima, que hasta el momento habíase callado, en constante observación – Sois carne podrida de un reino muerto. !Haced y decid, lo mas conveniente para morir en dignidad, que aun no la tenéis perdida! Tomad decisiones adaptadas a la realidad que os rodea. Habéis estado llenos de mancebos é hijos privados, esclavos que han dado ornamento a un soberano, habéis tenido vestidos hermosos y alazanes piafantes. – enrojecen sus ojos secos – En verdad, veo que no habría de emplear a gentes como vosotros, porque no decís mas que tonterías. Y pensad, que entre vosotros han sido designados gentes de gobierno, de justicia, de defensa, de administración, y seréis calumniadores, si miráis a lo ajeno en lugar de poner los ojos, en vuestro ombligo. – eleva su rostro a la bella cúpula de los siete cielos –  !Dios me aparte de gentes como vosotros y me haga obrar en su obediencia! – reparte su mirada por los congregados, sin excepción del rey – Él, que es el mas generoso y el Único, solo es quien puede aclarar vuestras imbéciles cabecitas, que en otro día no sirvieron, mas que para la lujuria. Hoy, solo servirán para bajarlas ante el cristiano. Así, que abandono esta sala y me recluyo en mi conciencia, que es lo único que mantengo limpio.

La escena era tensa jaula de perros desmayados y Boabdil, hizo callar al vocerío incontrolado de capitanes y consejeros, dirigiéndose a su familia:

–   Madre, no te marches, estoy cada vez mas solo. Tú y todos vosotros, sois testigos que Muhammad ibn Sa’d, me abandonó cruzando el mar del  estrecho.

–    No hijo, – decía su madre Fátima – él, no hizo alguna gesta de valor en favor tuyo. Nuestro pueblo está cansado de luchas y enfrentamientos con cristianos. La falta de combatividad de El Zagal y los suyos, ha sido el final de aislamiento que padecemos, al ver la catadura de quienes nos debieron de ayudar. Esta debilidad nuestra, es bien conocida por los cristianos. Tú, eres el único rey y responsable de Granada. Has aceptado demasiadas treguas del rey católico. Hoy, tu suerte te ha abandonado.

–   Madre, hace varios días que baje a la ciudad sin hacerme conocer y presté atención a los ciudadanos, la manera como pensaban y se comportaban. Me di cuenta de los cambios que se estaban atropellando, dando fin a mi autoridad. Los comerciantes y toda la población, abrigaban la intención de pasarse al bando cristiano, son gentes que no pueden hacer la guerra, pues no tienen nada de soldados y muchos de ellos han salido de Granada diciendo a todos los vientos, el por qué razón han de sufrir asedio si no tienen nada que ver con la política ni lo militar. Aun, tengo sangre en las venas para derramarla por esta justa causa. – llora Boabdil, ante el silencio sepulcral de la sala.

– No seas incauto, hijo mío. – pone sus manos sobre el hombro del hijo – tus súbditos dudan de tu capacidad y los alfaquíes te llaman traidor.

– Ya mandé degollar a seis de ellos. – dice lleno de rabia contenida, Boabdil y dirigiéndose a sus consejeros, gritó – !Vosotros fuisteis testigo de ello! Nunca he tenido días y noches más tristes que estos en los que vivo hoy, viendo vuestra impotencia que no hace más que desgarrar mi alma. !Que penosa es la vida en este mundo! Estamos en un callejón en el que no hay más salida que la desdicha.

Siguen mudos los consejeros y alfaquíes, con manos hundidas en sus jubones sudados, pese al frío que cruzaba los aires de una Granada, en silencio de lastima anunciada, sin pregonero necesario.

–   Piensa que el pueblo, quiso destronarte y en sustitución colocar a los hijos de Zoraida. – le contesta su madre – No confíes más que en tu madre, que a tu lado siempre estará.

–   Es cierto, madre, y menos mal que el Zagal les convenció de que no era medida afortunada.- contesta el Rey Chico, en baja voz, sin levantar su mirada que derrama el dolor reprimido por una vergüenza perdida.

–  El rey Católico Don Fernando, ya esta en la vega -continuó Fátima- y la Reina de Castilla, Doña Isabel, le acompaña en el campamento de Santafé. Ya sabemos de su elegante proceder en el sitio de Baza, cuando Cidi-Yahaya, concedió una tregua, permitiendo a la Reina Católica la revista a sus tropas y los honores que nuestros hermanos le rindieron en bizarro escuadrón. Además, ellos quieren terminar este asedio, pues bastantes problemas tienen con los turcos, y la reciente mala situación mediterránea, con la caída de Bizancio. Llevamos muchos años de calamidades, la vega está talada y sin producción, las cosechas son ningunas ó pobres.

– Madre – contestó el hijo – todo ello es cierto. Ya hubieron negociaciones rotas a causa de su intransigencia en conceder nuevos aplazamientos.

–  Hoy, voy a salir hacia el campamento de Santafé y trataré de ver a la Reina Doña Isabel. – se yergue Fátima, apuntando con su mano a la vega granadina.

–   Ve, madre. Ve y da noticias, en cuanto llegues. – pide lastimosamente el Sultán desdichado.

Durante esta conversación entre familia, fue  seguida en silencio sumiso por toda la corte de consejeros, que a su final, salieron cabizbajos hacia sus estancias, en resignado dolor.

 Y así termina uno de mis viajes imaginarios a la joya de la corona que es mi Granada ubicada en el ombligo de esta España a la que muchos quieren destruir …! y sigue viva!

Paco Pipó

EL PALAU NOVELLA, DE PALACETE MODERNISTA A MONASTERIO BUDISTA

“La arquitectura Comprometida”

Nuestro amigo Paco Pipó, en respuesta a la petición que le formulamos desde La Ciudad Comprometida, nos ha enviado su particular visión sobre el Palau Novella, un  curioso edificio cargado de historia y que actualmente cuenta con un ambicioso plan para convertirse en un complejo más sostenible.

TIEMPOS DE PACO PIPÓ

Mis tiempos los he de “cocinar” de varias maneras. Primero están los tiempos de la esposa, los hijos, los hermanos y el resto de la familia; para ellos, al tiempo le añado un mucho de sentimiento, y según la mañana, mas aun. Segundo, están los amigos que les doy mi tiempo aliñado con entendimiento, conocimiento y mantenimiento. Tercero están los conocidos, para ellos mí tiempo con más detenimiento, porque nunca llego a conocerlos. Y tercero, están los saludados, a los que les doy poco tiempo y un alegre ¡buenos días, me alegro de verte!

Panoramica del monasterio. FUENTE: monjesbudistas.org
Panoramica del monasterio. FUENTE: monjesbudistas.org

Durante este pasado sábado, dedique mi tiempo al conocimiento, al restauramiento y al entretenimiento con tres amigos y nuestras esposas (cada quien con cada cuala), nos propusimos una diada de expansión para ir a comer a un ventorrillo, o como acá se dice, degustar la cocina en Can Joan, que es de gran aprecio por la comarca del Garraf. Lo de “can” es un apelativo a una “casa de comidas”, por lo que no penséis que tiene que ver con una residencia perruna. De manera que como la llegada a tal lugar fue de lo mas pintoresca, el menú fue acompañado de opiniones encontradas del recinto budista que anteriormente habíamos visitado y los preceptos religiosos cristianos…cosa que nos llevo en alternar el paladar con discusiones entre percepciones de índole religioso y la mezcla de disciplinas budistas como la “relajación”, la “Tara Verde”, el “año Nuevo Tibetano” o el “Ritual de Heyagriva” o “Los Cuadros de la Nobles Verdades”. Tal fue la discusión o lid, que me adjudicaron como trofeo “el rabo de toro” y creedme que fue un rabo cocinado de lo mas exquisito, aunque nunca, como el que deguste en la plaza de toros de Antequera (cuna de mis ancestros paternos), hace ya unos años y todavía lo recuerdo en mi paladar.

Para llegar a este lugar de restauración tuvimos que ascender en serpenteante carretera, al Parque del Garraf, con características que en el paisaje catalán son difíciles de encontrar. La roca calcárea que se desparrama por cimas, laderas y pequeños valles, es muy exótica, con formas cársticas de vegetación pobre y de monte-bajo, donde las pequeñas llanuras son aposento y laboreo de la viña que en pequeños caseríos desperdigados por el extenso territorio, tienen el empeño de cuidar, en esa misión del hombre, de hacer su vida en la naturaleza, cuando en la actualidad hay que hacerle sitio a la natura, en el empedrado mundo del hombre. ¡Cosas de la modernidad!

Pues bien, ascendiendo, ascendiendo, con curva y mas curvas, llegamos a la mansión de indiano Pere Domenech i Grau, que venido de Cuba pretendió afincarse en este macizo construyendo un palacio de grandes volúmenes e innumerables estancias, capilla externa, habitáculos de cocheras, bodegas y otros auxiliares. Todo el recinto con torretas de vigilancia en los ángulos de su muralla. Consiguiendo emplazar en la cota más alta del lugar, este palacete y dedicarse a la elaboración del caldo que las viñas le dieran por fruto. Con tan mala suerte, que una vez instalado y a los dos años, vino la filoxera y arruinase sus ilusiones, quedando empobrecido y vendiéndole el lugar, a una comunidad de Agustinos. Y depues de varios ocupas, hoy es residencia y monasterio Sakya Tashi Ling. El lugar es de lo mas desértico y solitario, con un clima de valores intermedios entre los próximos de la costa marítima y el semi-clima continental del macizo, con clima mediterráneo templado que presenta una irregularidad térmica y pluviométrica como es propio del todo el litoral catalán. En cuanto a la fauna es variada  y escasa, algunos lagartos, serpientes, lagartijas y algún zorro y jabalí, sin olvidar a pocas águilas perdiceras.

El palacio o monasterio, es un edificio de tres o cuatro plantas. Con torre central que lo corona y algunas construcciones propias budistas que son un bofetón arquitectónico al palacete de escudo heráldico, a todo color y bombo indiano. Un monje nos recibe a nuestra petición y nos invita a visitarlo. Tiene estancias muy amplias con un amueblado de gran riqueza. Una escalera central con esculturas que dan entrada a la planta noble. Los techos están decorados profusamente, con paredes de tapices algo eróticos y esculturas femeninas que acompañan el agrado visual y emocional de todos nosotros y burlas de todas “ellas”. En el centro del patio de entrada, hay una fuente en el que figura un delfín con serpiente en la mano (no entiendo, el por que). En fin, es un gran palacio modernista del 1885. Las enseñanzas budistas, tienen a la Naturaleza como fuerza esencial y participe en sus rituales, ofrendas y plegarias a todas las divinidades del Universo.

Monasterio Budista, antiguo Palacio Novella
Monasterio Budista, antiguo Palacio Novella

El monje que nos atiende, me mostro un estudio o proyecto ambiental de energías sostenibles del que como podéis apreciar, he entresacado algunos datos que con su permiso, os trasmito. El consumo energético del monasterio es muy considerable, dado que hay que ambientarlo con necesidades de calefacción o refrigeración de sus muchas estancias. Los combustibles fósiles utilizados para todo esto son el propano, butano y gasoil, por lo que las grandes cantidades de CO2, que emiten al entorno es preocupante y una gran oportunidad para un estudio de acondicionamiento a la gestión de mantenimiento energético. Para ello, se esta proyectando, el estudio de energías renovables y sostenibles. Tales como la “calefacción”, con el aprovechamiento de horas de sol. Utilizando persianas que den aislamiento al clima nocturno y frio. También, han de evitar la exposición solar en tiempos estivales, mediante la colocación de toldos y la ventilación en las horas frescas. Para todo ello, les aconsejan la eficiencia energética del Monasterio, mediante suelos radiantes en lugar de calefactores convencionales, por lo que distribuye bien el calor. Se ha de colocar dobles vidrieras con carpintería con rotura en puente térmico. Bombillas LEDs con vida útil de 50.000 horas que se consigue hasta un 90% menos de consumo. Electrodomésticos de clase A o AA. Todo esto utilizando energías renovables como la solar, fotovoltaica y térmica, la energía de la biomasa y la eólica.

Al concluir la visita, nos ofrecieron sus servicios y horarios de “Respirando Serenidad”, “Introducción a la meditación”, “Calma Mental”, “Purificación mental”, “Talleres de Relajación”, “Recreo infantil”, a mas de comidas económicas de seis euros, en su restaurante. Todo ello, mediante abonos de actividades y el Bono de Experiencia. Y si todo esto o parte lo aceptamos, tenemos un “Bono Regalo-sorpresa”.  Eso si, “los lunes no festivos, esta cerrado”. ¡Muy edificante y atrayente!  Es verdad.

Para más consultas, dirigirse a:   garraf@monjesbudistas.org

                                                                www.monjesbudistas.org

Y damos por concluida la visita, con los saludos rituales de buena educación y religiosas oraciones, de cada quien, con cada Cual.

Y todos contentos.

Francisco Pipó Rivera

COLEGIO DE LOS HUERFANOS DE FERROVIARIOS

«Miscelanea»

Hoy compartimos con vosotros un texto que nos ha hecho llegar un asiduo lector del blog. Hablamos de Paco Pipó, y en él nos habla del antiguo Colegio de los Huerfanos Ferroviarios de Granada, desaparecido hace unas decadas. Os dejamos con el escrito:

Voy a Granada. Puerto de la Mora. El aire va esparciendo sensaciones de encuentro. Dejando atrás los mares de secano de la estepa manchega, me adentro en el verde de la sierra de Despeñaperros, y en su bajada, las melenas caídas de retorcidos olivares, que en su tristeza, se derraman por las colinas jiennenses.

Y allá esta. La puerta de Granada, con su manto nevero que enseñoreaba la sierra, con ajimeces de torres, que despuntan un cielo rasgado por albaicineros cipreses.

El sol despunta por la sierra, rielando su luz, que se derrama por el mosaico urbano callejeando en misteriosos claros oscuros, entre esquinas pavonadas y cipreses que hieren al bajo azul cielo, de las fuentes granadinas.

Entro en la ciudad por grandes vías de circunvalación, y sigo echando de menos, la antigua entrada por la carretera de Jaén, la Cárcel y la avenida del Doctor  Oloriz. Calle, que sentía el pulso alto bajo de una ciudad, viendo pasar al preso esposado camino de la cárcel, con familias tristes y portadoras de mensajes con promesa; otras veces alegrías deportivas o colorido de fiesta taurina; o niños con sus mochilas de cartón, su plumier y pluma de pata de gallo, con lápices de colores, que diariamente acudían al Colegio de los Ferroviarios.

Tranvia con el edificio del colegio al fondo. FUENTE: AGRAFT
Tranvia con el edificio del colegio al fondo. FUENTE: AGRAFT

Este centro de enseñanza, hoy ya inexistente por el crimen artístico de organismos escasos de recursos, que demolieron su estructura para mercadear y cambiarlo por viviendas, perdiendo el rasgo señorial de aquel centro, que hoy seria orgullo del ferroviario y una referencia señorial mas, de nuestra ciudad.

Para generaciones jóvenes, me gustaría describir en mi humilde prosa,  la arquitectura de este edificio. Entre dos regios torreones, estaba situada la entrada amplia de este colegio, con la antesala de amplia escalinata, dando entrada a la recepción de aulas, que en ángulo recto, distribuía en dos plantas, con estancias de aulas bien lucidas por grandes ventanales. Una esplendida escalinata, ascendía hasta la segunda planta con igual número de aulas y en el centro de este ángulo, daba cobijo a un salón de actos de señorial diseño. En esta segunda planta, también estaban los despachos de dirección y vivienda del conserje. En el espacio de este ángulo y en la planta baja, daba entrada a un ajardinado recreo de alumnos con espaciada zona de juegos y esparcimiento.

Contrastes humanos, en su ir y venir de luces y sombras, de vida, gozos y miserias. Maestros y alumnos de aquel colegio, con aulas de más de ochenta niños, un solo maestro y un solo brasero. A ellos, quiero que tú, Granada y provincia, le rindas mil homenajes. Y junto a ellos, a todos sus compañeros que en la última vergüenza nacional, enfrentó a familias y pueblos.

En tanto, las clases se impartían en el sótano, por miedo a las bombas o al “inspector de la eliminación del crucifijo”. Más tarde vinieron las tardes de merienda, a base de “leche en polvo americana y queso”.

Desfile de seminaristas en “fila de a dos”, que bajaban del seminario cruzando por el Altillo de las Eras a la parroquia de San Agustín, y preparando a infantes, que en tiempos de guerra, celebraban su comunión a “escondidas” en el convento de las Trinitarias. Celebración que festejaban, con chocolate que manchaba sencillos trajes de fiesta y al paso de mejores días, espléndidos uniformes de almirante ó amplios vestidos, de reina en la corte. Sin olvidar cuando se cantaba la tabla de multiplicar y los mas pequeños, cantaban aquello de, “la eme con la a ma y la eme con la e me”, o en el recreo de “corre que te pillo”, en tanto las niñas cantaban aquello de “El patio de mi casa es particular”.

Eran los tiempos de la pizarra, manchas de pluma caduca ó él “siete” del pantalón, roto en el recreo. Con las dificultades de las creencias, que no de las ideas en lucha, la infancia seguía recibiendo el saber de los libros.

Imagen de época de los alumnos. FUENTE: Francisco Pipó
Imagen de época de los alumnos. FUENTE: Francisco Pipó

Posteriormente, las generaciones de alumnos sintieron acomodo laboral y familiar, en la economía social de la época, y creo que no se olvidaran de sus maestros, que llenos de vocación y magisterio, supieron vencer dificultades de medios, para formar a una juventud, que hoy, esta orgullosa.

Yo, desde no sé dónde y desde siempre, quiero rendir homenaje a maestros y gerentes del antiguo Colegio de los Ferroviarios, con nombres como el director Don Miguel y maestros insignes como señorita Ana, don Santiago, señorita Lutgarda, don Pablo, don José.…y ¡cómo no! de mi madre señorita Lola (Dolores Rivera Bas), que a sus ciento dos años, poco antes de fallecer, aun recordaba con lagrimas en sus secos ojos y rostro esculpido en marfil por la vejez, los momentos vividos, en aquel centro de vida y cultura.

Ellos, los profesores y ellos, los alumnos, son herederos de sus antepasados granadinos, cuando esta ciudad dio su ultima luz de civilización, que en tiempos de los Ommiades de Córdoba, había resplandecido y deslumbrado al mundo, deudor de los árabes en la introducción de cálculos trigonométricos, la ampliación del Álgebra, la perfección del astrolabio en la Astronomía, la Geografía que legó a la humanidad el estudio de las longitudes y latitudes de los pueblos mas importantes del planeta, Medicina, Filosofía, etcétera.

Pido a estos alumnos, que con pausado paso, recuerden aquellos tiempos con sus maestros, que le abrieron los ojos a una cultura disciplinada, herramienta útil para andar por la senda de la vida, con el orgullo de haber sido bien tutelados.

No son estos párrafos un recuerdo para aquel edificio, y si también un canto personal al magisterio en la persona de mi madre y sus compañeros y alumnos. Quiero que sea una loa a la figura del maestro, a su dedicación, a su sacrificio y a su dignidad, hoy en día tan castigada. El maestro, es la cuna de nuestra cultura y nuestro destino, en una sociedad muy castigada por la desigualdad. Rindamos todos, un respeto por esta profesión y ayudémosle en su cometido. Son uno de los pilares de un mundo mejor.
Por todo ello, alzo mi copa de buenos deseos, para vosotros maestros de escuela y orgullosos recuerdos, para los que se fueron.

 Francisco Pipó Rivera (alumno del colegio)