EMPEZAR LA CASA POR EL TEJADO

«La Ciudad Comprometida»

Son muchas las grandes iniciativas urbanísticas basadas en el ladrillo que podemos ver a lo ancho y largo de España que languidecen sin apenas haber nacido, iniciativas que parecen de otro tiempo, pero que en realidad nacieron ayer; Hoy las vemos extraños en una mezcla de indiferencia, tristeza o incluso incredulidad. En la prensa digital nos encontramos con una reflexión sobre uno de estos megaproyectos, en este caso el de una ciudad dormitorio creada desde cero, asociándola a las posibilidades de movilidad que proporcionaría una megainfraestructura como es el AVE. Se titulaba “Vivir en una ciudad a medias” y a continuación os transcribimos un síntesis del artículo:

Captura del video que acompaña al articulo. FUENTE: elpais.com
Captura del video que acompaña al articulo. FUENTE: elpais.com

Podría haber sido otra cosa. Podría haber sido una ciudad llena de vida, con decenas de comercios en los bajos de los edificios, con más de 30.000 personas en viviendas con piscinas climatizadas y pistas de pádel; con miles de trabajadores trajeados desplazándose cada día en unas lanzaderas del AVE que solo tardarían 15 minutos en llegar a Madrid; con fines de semana en los que descansar mientras uno mejora su hándicap en el campo de golf.

Ciudad Valdeluz, a poco más de cinco kilómetros de Guadalajara y en mitad de la nada, se diseñó para ser todo eso pero la burbuja inmobiliaria explotó y dio al traste con el plan. El proyecto, una inversión de 1.123 millones de euros, se sustentaba en la promesa de construcción de las lanzaderas del AVE.

Hoy solo viven allí unas 3.000 personas. De las cuatro fases del proyecto inicial solo hay una construida. El Ministerio de Fomento jamás puso las lanzaderas, la estación del AVE está infrautilizada y en la urbanización se ven todavía muchos solares y los esqueletos de algunos edificios. Durante las primeras horas de la mañana a penas se ve a nadie. El día es lluvioso y no acompaña demasiado.

Desde el pinchazo de la burbuja, periodistas de muchos medios nacionales e internacionales han visitado la urbanización y la han mostrado como ejemplo del despilfarro y la mala planificación. “Ciudad fantasma” es el calificativo más utilizado en algunos de esos reportajes, un término que sus habitantes rechazan. “Te ponen una música tétrica, muestran las calles vacías… Hombre, esto estaría mejor con más distracciones, más transporte, con un colegio totalmante concertado, pero los que estamos aquí tenemos que vivir y empezamos a hacer cosas”, cuenta Dennis Krijt, venezolano de 39 años y dueño del café Capri, uno de los tres negocios de hostelería de la urbanización. El café ha acabado convirtiéndose en un lugar de reunión para los habitantes de Valdeluz. Hay tertulias en inglés, charlas sobre la mejor manera de usar la Thermomix, conciertos… Valdeluz no es la ciudad que iba a ser, pero sus habitantes tratan de conseguir que la que ha resultado sea un buen lugar para vivir.

La mayoría de ellos se mueven en coche. Hay pocos autobuses y la reivindicación de las lanzaderas del AVE a Madrid parece en tiempos de crisis algo casi utópico. A las doce del mediodía, la estación del AVE parece una de esas viejas atracciones de feria abandonadas en las afueras de los pueblos. Tres personas se bajan del tren procedente de Barcelona. Van hacia Guadalajara. Hasta hace poco podían ir hasta allí en autobuses de la Junta, pero este servicio fue suprimido a principios de mes y solo se puede llegar a la ciudad en taxi o en vehículo propio.

El trayecto de vuelta a Madrid se puede hacer por la R-2. La autopista de pago también está vacía. Es una suerte de ruta del despilfarro, la del AVE, la de los pisos de lujo en mitad de la nada, la del tiempo en el que España empezaba las casas por el tejado.

BICIS HASTA EN LOS TEJADOS

«La Ciudad Comprometida»

En otras ocasiones hemos hablado en La Ciudad Comprometida sobre el uso masivo de la bicicleta en países como Holanda y en particular, en la Ciudad de Amsterdan. Nada como las cifras para darnos cuenta de la magnitud del uso de este medio de transporte: Más del 75% de sus residentes mayores de 12 años tienen una; un 37% del total de desplazamientos urbanos es realizado sobre ellas, 400 kilómetros de carriles adaptados, 800.000 bicis en el área metropolitana y otras 300.000 en el centro urbano.

Pero no solo se trata de circular, hay que llegar al destino…y aparcar. Y en ciudades como ésta el estacionamiento de bicicletas es un problema de verdadera magnitud, en cierta medida comparable a la escasez de aparcamientos para vehículos que cualquier pequeña o gran ciudad del mundo presenta. Se estima que diariamente se mueven por Amsterdan 100.000 bicicletas para las que no hay espacios preparados para su “almacenaje”.

Ciclista por Amsterdan. FUENTE: elpais.com
Ciclista por Amsterdan. FUENTE: elpais.com

El siguiente artículo que hemos  encontrado aporta soluciones novedosas para solventar estos problemas de estacionamiento:

La bici de la abuela, un diseño clásico de uso urbano fabricado con materiales de última generación, está de moda en Holanda. Los chicos la llevan de colores oscuros. Ellas, con grandes cestas y profusión de flores artificiales sujetas al manillar. Con más bicicletas (18 millones) que habitantes (16 millones), es uno de los modelos más visibles en las grandes ciudades de Holanda. Tapizan calles y plazas por falta de espacio y se han convertido en un problema.

La ciudad es monumental, con un estrecho cinturón de canales, edificios del Siglo de Oro levantados sobre cimientos de arena y agua y compactos barrios del XIX. El Ayuntamiento lo ha probado todo: grandes recintos de pago en la superficie, subterráneos y barcos adaptados, o bien pequeños puestos callejeros. También, desde luego, los conocidos arcos de acero clavados en el suelo para sujetar la cadena de seguridad. El último grito es un aparcamiento automático en los tejados de las casas. Sí, ahí arriba.

La idea parece sacada de un libro de inventos peculiares, pero ha sido patentada con éxito por la empresa local de ingeniería Velominck. Su propietario, Lo Minck, ha jugado con las bicis como con su nombre propio, y su almacén mecanizado dispone de un ascensor que llega hasta cuatro pisos de altura. No precisa guardas de seguridad, y el usuario abre y cierra la puerta con su tarjeta personal de transporte para evitar errores en la recogida.

Almacén mecanizado de bicicletas con un ascensor. FUENTE: elpais.com
Almacén mecanizado de bicicletas con un ascensor. FUENTE: elpais.com

Instalada ya en su modalidad subterránea junto a la estación de trenes de Ámsterdam, la ciudad alemana de Münster tiene una versión adaptada a la fachada de un edificio. “El conductor no entra con la bici en la instalación. Solo encaja el vehículo en un raíl para que esta pueda subir en el ascensor sujeta a un brazo robótico. Una vez arriba, es colgada en un bastidor junto con otras 50”, según Coen Verwer, portavoz de la firma. Cuando el dueño regresa, usa de nuevo la tarjeta y espera a que su bici baje por el mismo canal. Un ejercicio limpio y preciso.

Aparcarlas puede ser un reto, pero la innovación asociada a las bicicletas muestra su vigor en otras áreas del mercado. El 60% de los holandeses la usa al menos tres veces por semana. Un 80%, como mínimo una vez. Hay accidentes, como en todas partes. En los últimos años, sobre todo con niños y adolescentes que hablan por teléfono. Pero la filosofía nacional es considerar peligrosos a coches y conductores, no a los ciclistas. Teniendo en cuenta que la bicicleta es unas 140 veces más sostenible como medio de transporte (en relación con la emisión de gases de efecto invernadero) y que el invierno es largo y riguroso, dejarla en casa es una pena cuando aprieta el frío. Para evitarlo, hay en marcha un ensayo aún más llamativo que el de los aparcamientos elevados. Se trata de calentar los carriles bicis para derretir el hielo y repeler la nieve. A punto de probarse en Utrecht y Zutphen, en el centro y este del país, respectivamente, por el grupo de ingeniería civil Tauw, incluye un concepto igualmente innovador: los colectores de asfalto.

El sistema es similar al utilizado para ahorrar energía bajo el suelo de grandes edificios. Bajo los pasos de bicis, tuberías de agua recogen el calor en verano y lo liberan en invierno para calentar el asfalto. El método tradicional para evitar patinazos o derrapar al manillar consiste en echar sal gruesa al suelo. Resulta caro y siempre hay problemas de escasez si las temperaturas bajan demasiado.

Sorprendentemente, ninguna agrupación holandesa aboga por introducir el casco obligatorio, al menos para los menores ciclistas. Con el pragmatismo que caracteriza al ciudadano holandés medio, sostienen que reduciría el uso general de bicicletas porque no es tradición llevarlo. Una paradoja intocable en la tierra de las bicis, que se usan desde el parvulario y hasta el final, cuando ya casi no se puede caminar.

Para acceder al articulo original, PINCHA AQUI