La viabilidad de las pensiones públicas es uno de los debates que más empiezan a preocupar no solo a la clase trabajadora, sino también a la clase política, a pesar de que garanticen una y otra vez su cobro futuro. El incremento de la esperanza de vida unido a la ineficiente estructura poblacional, suscitan muchas dudas sobre cómo se va a repercutir el gasto social de los jubilados sobre una población activa en retroceso. A día de hoy, se necesitan 2,26 trabajadores para mantener a un pensionista. Las proyecciones hablan de que esta cifra, ya crítica, irá a peor hasta alcanzar la paridad uno a uno si no se toman medidas correctoras.
Mientras tanto y con carácter preventivo, lo más recomendable es ir pensando en planificar un plan de ahorro para la vejez, por si el plan A, el del Gobierno, fallase. Son numerosas las alternativas que hay, desde la compra de inmuebles para su posterior explotación, pasando por obras de arte, joyas, oro… hasta llegar a los diferentes productos financieros de renta fija o variable, y entre ellos, más concretamente, los planes de pensiones. Lo importante es que al final de su vida laboral, independientemente de la opción elegida, pueda disponer de una renta complementaria a su pensión, dado que existe una probabilidad más que razonable que la misma sea, cuanto menos, un treinta por ciento inferior a la que le correspondería hoy en día.
El plan de pensiones es sin duda la opción más cómoda y beneficiosa para el ahorrador que no tiene un conocimiento profundo de las inversiones financieras por los siguientes motivos:
- La razón estrella es que gozan de bonificación fiscal todas las aportaciones realizadas con el límite de 8.000 euros por año.
- Permite ajustarse a su perfil de riesgo, más conservador con renta fija, y más arriesgado con renta variable. Además, puede cambiar de uno a otro e incluso no hay problema a la hora de transferir la gestión del mismo de una entidad a otra sin coste alguno.
- Se olvida de la gestión que queda delegada en su asesor o entidad financiera que tratarán de buscarle el máximo rendimiento a sus aportaciones. Ganará en tranquilidad y tiempo por una comisión más que aceptable, (hasta el 1,5 % de gestión y 0,25 % de depósito).
- No existe disponibilidad inmediata de las aportaciones realizadas. Para algunos ésta es una razón suficiente para optar por otros productos financieros como los fondos de inversión o las acciones. Sin embargo, para la mayoría de los mortales, este impedimento es una garantía para no meter la mano y deshacer de un plumazo todo el ahorro de años atrás. Existen excepciones en caso de enfermedad grave y desempleo de larga duración.
- Por último, todos los planes de pensiones están sujetos a un control público por parte del Ministerio de Economía que vigila la situación legal, patrimonial, financiera y técnica de cada uno, con el fin de evitar que la quiebra de un emisor o la caída de un valor afecte lo más mínimo a la situación patrimonial del mismo.
Si aún tiene dudas sobre las ventajas de un plan de pensiones, no dude en consultarlo con su asesor financiero o bien, consulte la página web sobre ahorro y pensiones que ofrece el Instituto Aviva.