Los niños, los borrachos e Isabel Nieto son las únicas personas que dicen la verdad.
La diferencia radica en que los niños y los beodos tienen al menos una excusa cuando meten la pata.
Desde aquí somos defensores de Isabel, que es la única que se preocupa de lanzarnos carnaza con huesos de titulares, sobre todo desde que el antiguo alcalde de Otura entonara un adiós con pinta de hasta luego.
Así que Isabel, que cuando habla no piensa antes si le conviene lo que dirá, ha desvelado sin necesidad de someterla al polígrafo toda la verdad sobre el AVE y la estación, la misma que su partido y su gobierno se han esforzado en disimular desde hace un año.
Aunque, en realidad, lo que no se explica es a qué espera el Gobierno para contar una decisión que ya tiene tomada.
Fomento no seguirá adelante con el protocolo firmado en 2008 para enterrar las vías de la Chana, desmontar la línea de Moreda y construir la estación de Moneo con vistas a la Alhambra, un paquete presupuestado en 765,8 millones de euros. Ni tampoco va a construir una variante por Loja que cuesta otros 315 millones. En su lugar, probablemente adapte el trazado actual para permitir que, si no circula un AVE, por lo menos lo haga algo bastante parecido.
Hacer públicas estas dos decisiones conlleva evidentemente un coste político, si no fuera porque no hay elecciones a la vista.
Desde el punto de vista estratégico, este es el mejor momento que tiene el PP para destapar sus planes.
Sin embargo, parece que hubieran decidido enredarse en sus propias contradicciones. Por eso Isabel Nieto ha metido la pata. Por dejar al descubierto a sus compañeros.
Por señalar el cubilete bajo el que se escondía la bola en un juego donde están bien visto los trileros.
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