Varios miembros del Gobierno han pasado por Granada en los últimos días. El lunes fue el ministro Luis de Guindos, ese que asegura no haber visto jamás un billete de 500 euros, lo cual representa una prueba más de que están todos en Suiza. Y el domingo, el propio presidente, Mariano Rajoy, que tuvo el detalle de permitir que la prensa patria le hiciera un par de preguntas.
A los periodistas nos falta que los políticos pongan como requisito que nos dirijamos a ellos haciendo el pino o que realicemos las entrevistas al tiempo que saltamos desde un trampolín, que está más de moda.
Y lo peor es que, si a alguno se le ocurriese, tragaríamos con todo eso y con más. Y qué quieren que les diga, no me hice periodista para hacer preguntas mientras efectúo un doble tirabuzón carpado enfundado en el bañador de Falete. Qué tendría su gracia, para qué lo voy a negar.
Ya puestos, si Rajoy accedió a someterse a dos cuestiones, al menos, deberíamos habernos interesados por aspectos relevantes y no por el devenir de la economía; que está muy mal, ya se le ve ‘de venir’.
Por ejemplo, preguntarle a Mariano Rajoy cuándo fue la última vez que se duchó con agua fría. ¿Qué otras cosas además del yogurt se pueden comer aunque lleven mucho tiempo sin consumirse? ¿Gana Angela Merkel en persona o es igual que en la tele? ¿Con quién se iría a una isla desierta, con Cospedal o con Soraya? ¿Cueces o enriqueces?
Si en lugar de interesarnos por chorradas los periodistas investigásemos sobre estas cuestiones, Rajoy se percataría de que el problema no está en permitir dos preguntas sino en tener, al menos, una sola respuesta.
Buenos días.
Háganse un favor los periodistas a su gremio y con ello al resto de la ciudadanía. Cuando Rajoy (o cualquier otro, que para huir y acobardarse son casi todos iguales) les cite delante de un plasma mientras él está en un cuarto oscuro con 20 asesores dictándole cada sílaba, mándenlo a paseo y que cubra el evento su santa madre.
Saludos.