Los partidos todavía mayoritarios celebrarán en los próximos meses sus congresos internos pero parece que algunos de los aspirantes pretendieran ganar los cónclaves antes de que lleguen. Sucede –sin señalar- que hay quien sólo tendría opciones de vencer si se presentase solo.
Asistimos en los últimos tiempos a una campaña de filtraciones interesadas y teledirigidas. Hasta el punto de que los juicios paralelos ya no tienen lugar en los medios de comunicación sino en los mentideros políticos, donde con la misma facilidad que unos condenan otros dictan sentencia absolutoria.
Ya hay políticos que hablan por boca de la Policía; otros que ridiculizan las pesquisas de los agentes; quienes anticipan las decisiones judiciales; y quienes festejan el cambio de fiscal como si se tratara del fichaje de un club de fútbol.
Resulta contradictorio que alguien que pretenda liderar un proyecto político haga campaña pertrechado en el anonimato. Una denuncia sin nombre es como una columna de opinión sin firma.
Pero no contemplaron quienes actúan sin identidad o con apellido falso, que anónimo puede ser cualquiera. Y que las cañas podrían volverse lanzas.
Al tiempo; y no mucho.
Es la demostración del bajo, bajísimo nivel de muchos de los actuales políticos profesionales. Pero es que toda su carrera política la han fraguado en la sombra, en el anonimato, a base de especulaciones interesadas,manipulaciones, chismes, traiciones, denuncias falsas, etc. Sólo salen a la luz para lucirse, muchas veces a costa del trabajo de otros. Es el prototipo del político que manda. Así nos va.
Ciertamente, estamos inmersos en una nueva era de humanos despropósitos que hace que el ciudadano sensato se quede a veces con la boca abierta, sin saber que pensar. ¿Qué está pasando? ¿A dónde han ido a parar el sentido común y la inteligencia? ¿Cómo es posible que personas a las que se les ha confiado el destino de la ciudadanía sean tan irresponsables a veces? ¿Y que pasa con las leyes y con la constitución? ¿Y que pasa con los procedimientos, las reglas, lo acordado, porque no se siguen? ¿Y que ocurre con la justicia, que hasta los niños saben que no es igual para todos? España, mi querida España, necesita un repaso, y necesita que la ley y la justicia sea igual para todos. Porque de seguir así, cargando el peso de la ley y el orden constitucional únicamente a los de abajo, mientras que cualquier político rebelde se puede burlar del estado, provocando al orden constitucional, ciscándose en las leyes, en la constitución y en las normas, mal andamos. Por eso es que, viendo lo que pasa, me niego a militar en ningún partido, en unos por corruptos, en otros por cobardes, en otros por insensatos. Mi respeto lo guardo para los jueces decentes, para la guardia civil, para la policía, para los bomberos, y para todos aquellos abnegados profesionales, médicos, investigadores, maestros y profesores, etc, que no hacen dejación de sus obligaciones, y que, se rigen por el sentido común, el sentido del deber, los valores, la empatía y el sentido de la justicia. Amo a mi país, amo a mis conciudadanos, respeto a las autoridades y a los políticos decentes; pero no puedo dejar de lamentarme por tanto político trepa, corrupto e indecente que como ya todos sabemos viven de la política y no piensan en otra cosa que en lucrase y deleitarse con el poder que ostentan. Y sí, quiero creer, y creo, que en la derecha, en el centro y en la izquierda, todavía deben quedar personas decentes. Por eso no pierdo la esperanza. Pero no solo de esperanza vive el hombre: por eso es que, yo no voto a corruptos. «Por sus obras los conoceréis» . Y yo añadiría, «si sus obras son corruptas no les votéis», porque si lo hacéis, seréis tan corruptos como ellos.