Los partidos todavía mayoritarios celebrarán en los próximos meses sus congresos internos pero parece que algunos de los aspirantes pretendieran ganar los cónclaves antes de que lleguen. Sucede –sin señalar- que hay quien sólo tendría opciones de vencer si se presentase solo.
Asistimos en los últimos tiempos a una campaña de filtraciones interesadas y teledirigidas. Hasta el punto de que los juicios paralelos ya no tienen lugar en los medios de comunicación sino en los mentideros políticos, donde con la misma facilidad que unos condenan otros dictan sentencia absolutoria.
Ya hay políticos que hablan por boca de la Policía; otros que ridiculizan las pesquisas de los agentes; quienes anticipan las decisiones judiciales; y quienes festejan el cambio de fiscal como si se tratara del fichaje de un club de fútbol.
Resulta contradictorio que alguien que pretenda liderar un proyecto político haga campaña pertrechado en el anonimato. Una denuncia sin nombre es como una columna de opinión sin firma.
Pero no contemplaron quienes actúan sin identidad o con apellido falso, que anónimo puede ser cualquiera. Y que las cañas podrían volverse lanzas.
Al tiempo; y no mucho.
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