La consejería no ofrece explicaciones en Granada y eso es provocar que asociaciones y sindicatos mantengan sus protestas. Hasta que el “sinsentido” deje de ser una cuestión granadina y se extienda a toda Andalucía.
Lo último que se supo de Javier Imbroda sobre la crisis de los colegios rurales en Granada fue que todo obedece a un “sinsentido”. No es exactamente así pero en su disparatada respuesta tiene el consejero la explicación.
Para encontrarle el sentido a muchas cosas de las que ocurren en Granada hay que analizarlas desde la perspectiva granadina. Y a la Junta y sus gobernantes les ocurre que cuando no se dejan llevar por el centralismo sevillano se guían por el instinto malagueño.
Y a Imbroda le ha sucedido ambas cosas. En cuestión de un mes ha conseguido que hasta los concejales del PP se abracen -de refilón- al Parque de las Ciencias para evitar el control de híspalis. Y le ha dimitido su delegado en la provincia después de haber sido desautorizado en dos ocasiones. Presentó su renuncia el viernes por la mañana -sin consultarlo previamente con sus compañeros de gobierno- y evitó a Imbroda el trance de tener que destituirlo.
De momento, será el delegado del Gobierno, Pablo García, quien asuma las competencias de Educación hasta el nuevo nombramiento. La Junta no está quieta, y esta misma mañana se está produciendo una reunión de alto nivel. Pero desde Sevilla no terminan de comprender esta crisis.