El cese de Sandra García: no es la política, son los negocios

Existen los mismos motivos para cesar hoy a Sandra García que para nombrarla hace un año delegada del Gobierno. También idénticos argumentos para escoger ahora como sustituto al alcalde de Baza, Pedro Fernández, que para haber optado por él inicialmente. Lo que han cambiado no son las personas elegidas ni su capacidad. Únicamente han variado los intereses y objetivos de quienes toman esas decisiones. 

Ya nos lo enseñó el ‘Padrino’: no es la política, son los negocios. 

Sandra no deja la Delegación del Gobierno en Andalucía ni por sus méritos ni por sus meteduras de pata. De hecho, su fugaz paso por la Torre Sur no se recordará por ninguna de las dos cosas. Moncloa y Ferraz montarán ahora el relato. Dirán en privado que buscaban un perfil más agresivo para contrarrestar a Juanma Moreno -como si Pedro Fernández fuese la spin-off de Alfonso Guerra-. Y, en público, justificarán que Sandra está llamada a otras labores en algún ministerio. 

Es probable que Sandra García no fuese el perfil más adecuado para representar al Gobierno de Sánchez en una comunidad en la que gobierna el PP. Hasta podría haberse excusado, decir que no era lo suyo y seguir en el Senado. Pero, claro, su antecesor era Lucrecio Fernández. ¿Por qué no iba a servir Sandra?

Elucubraciones sobre las claves políticas las leerán en muchos sitios. La esencia también se contaba en las películas de la mafia. Los ‘sanchistas’ de nuevo cuño han dejado una cabeza en la almohada de Susana Díaz y esa sesera metafórica ha sido la de Sandra. También me dicen en el entorno de Susana que, lejos de amilanarse, su voluntad por mantener el pulso a Ferraz y Moncloa -esa bicefalia- es aún más firme. 

Pero poco se ha hablado de las cuestiones personales. A Sandra García la enviaron a la Delegación del Gobierno sin ella pretenderlo. A las pocas semanas de llegar a Sevilla se decretó el estado de alarma. Se quedó separada de su familia durante meses. Hizo lo que le encargaron y lo que le dejaron hacer. Y, al año, la cesan sin entrar a valorar su trabajo para sustituirla por alguien tan válido como ella y con las mismas aristas políticas. Todo lo demás es buscar un pretexto para excusar un enjuague por una guerra interna en la que Sandra ha sido actriz de reparto. 

Algunos entienden que la política no tiene sentimientos. Pero el periodismo no conviene que los pierda. 

Y estas cosas hay que contarlas.

 

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2 Comentarios

  1. El artículo es corto pero para lo que cuenta sobra entero. Qué suerte tener un espacio en un periódico para escribir lo que vale para algo y lo que no vale para nada.

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