De las elecciones, también se sale

Foto: EP

Conecté con el pleno del Parlamento de Andalucía y, con el soniquete de fondo del debate presupuestario, pasé una tarde magnífica. Solo me faltó un gin tonic y una cachimba para haber sido como esas jornadas conspiradoras vespertinas de prepandemia.

Como ya se conocía el resultado final de la votación, que las cuentas de Juanma Moreno se irían a corrales tras los cabestros -sin alusiones, es por seguir con la metáfora-, decidí asistir a esta pantomima estúpida -que diría Juanmarín- como el que se queda dormido al final del informativo y cuando despierta de la siesta está puesto el Sálvame. 

Entonces Juan Bravo -que no ha conseguido detener este gol-, dice a los socialistas que su vecino le ha parado por la escalera para preguntarle por qué no le aprueban el presupuesto -si le hubiese añadido que el sujeto se interesó también por la Patrica no habría resultado creíble-. Y Ángeles Férriz le recita de carrerilla -consultad en el diccionario el significado de esta locución adverbial- los motivos de su rechazo y las partidas de las que puede ahorrar los minolles. Tras el alegato suspira en el atril: “Ay, Dios mío”. Todo muy de patiovecino; ahora que sabemos que los vecinos cualesquiera charlan sobre los presupuestos. 

¡Qué gozada! Incluso se me hace corta la parrafada castrense del consejero. Hasta que llega el turno de la portavoz de Unidas Podemos y me entra el bajón. ¡Pues no viene Inmaculada Nieto y se lo toma en serio!  

Es un debate de cifras pero el verdadero problema lo tenemos con las palabras porque les hemos perdido el respeto. Dice el PSOE que disiente del presupuesto en diez puntos y por eso enmienda la totalidad. Y el consejero Bravo exalta que se trata de unas cuentas sin ideología, como si los pares fueran de derecha y los impares unos comunistas. El conflicto es precisamente ese, que este Gobierno andaluz nunca tuvo apoyos suficientes para aprobar un proyecto desideologizado; por más que lo haya pretendido, incluso, aunque fuese en serio. 

Y el portavoz de Vox le advierte a la pareja de hecho de PP y Ciudadanos que su “tiempo se ha acabado” -en realidad, como haya elecciones también se acabará en parte el de Manuel Gavira-. Y, en otra cabriola, el consejero advierte que, sin presupuestos, existe el riesgo de perder fondos europeos. Un argumento, que de ser cierto, no justifica que esta legislatura llegue a fin de año. 

A Juanma Moreno solo le quedan dos caminos en coherencia con lo escuchado y vivido esta semana en el Parlamento. O presenta unas nuevas cuentas que incluyan parte de las diez premisas que esgrime el PSOE -y convierte a Juan Espadas, todavía alcalde de Sevilla, en el contrapunto del Gobierno-. O comunica ya un adelanto electoral que ponga orden y sentido común.

Parafraseando a Isabel Díaz Ayuso, de las elecciones también se sale.

 

 

Aquí os cuento un podcast 

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