Pedro Sánchez, contagiado por covid, habrá tenido tiempo para seguir la Diada por televisión; otro año multitudinaria y otro año venida a menos en número de manifestantes. Lo mismo que Oriol Junqueras, también con un coronavirus sobrevenido.
Esta mañana, el presidente en funciones escribía en sus redes sociales: “Cataluña ha abierto un nuevo camino de progreso, entendimiento y convivencia. Es el momento de mirar al futuro y seguir avanzando. Bona Diada!”.
Por la tarde, habrá visto las pancartas con el grito medieval de combate ‘Via Fora’, las que exigían amnistía e independencia o las que reclamaban la dimisión del Govern, antes de que el propio Pere Aragonès haya abandonado la marcha de tapadillo -tal vez para hacerse una prueba de covid con la que justificar la sutil espantada-, mientras que algunos manifestantes arropaban al grito de presidenta a la condenada y eventual preamnistiada Laura Borràs.
El supuesto camino de progreso, entendimiento y convivencia recuerda demasiado al pasado y está jalonado de baches.
Quizás en el reposo convaleciente, Sánchez tenga tiempo para encontrar el norte entre el cruce de mensajes desnortados que le llegan. La ANC y su boicot a la investidura, ERC y la amnistía no basta, Junts y su amnistía exprés, Sumar y necesitamos más tiempo, los históricos del PSOE y la Constitución.
Si acaso Pedro Sánchez está dispuesto ahora a abrir una vía que negaba antes del 23J, debe presentar ya una proposición de ley, un documento que permita el debate sobre compromisos y argumentos concretos.
De lo contrario, la especulación sobre los silencios y los gritos de ‘Via Fora’ le impedirán aplicar la política de oídos sordos.
Que tan bien ha funcionado otras veces.
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