Mes: febrero 2012

La sombra del terrorismo en Granada

El 10 de febrero de 1997, Granada vivió un amanecer sangriento. A las siete y cuarto de la mañana, junto a la urbanización Jardín de la Reina, estallaba un coche bomba cargado con unos 50 kilos de amosal al paso de una furgoneta militar en la que viajaban cinco trabajadores. La explosión acabó con la vida de Domingo Puente, un peluquero de la base aérea de Armilla, y causó heridas a otras ocho personas. El atentado llevaba la firma de ETA. Era la segunda víctima mortal de los terroristas en Granada. Ocho años antes, en agosto de 1989, Conrada Muñoz, madre de un funcionario de prisiones, fallecía al abrir un paquete bomba enviado por ETA a su hijo.

El mes de febrero también se vistió de luto veinte años antes, en 1977. Entonces la ciudad despidió al inspector de policía Antonio López Salcedo que moría a la edad de 21 años asesinado en el metro de Hospitalet por un comando de los GRAPO que le asestó un tiro en la nuca.

[*]Estado en que quedó la furgoneta del ejército del Aire tras el atentado de ETA con coche bomba en el que murió  Domingo Puente Marín. Juan Ortiz/Archivo IDEAL (10/02/1997)

Luto en la segunda etapa de la Vuelta a Andalucía

La portada de IDEAL del 15 de febrero de 1972 es una de las históricas para el deporte granadino. El día anterior, la ciudad había vivido la contradicción de celebrar por un lado la medalla de oro de Paquito Fernández Ochoa en Sapporo y de llorar, por otro, la dramática muerte de Manuel Galera, una de las promesas del ciclismo de la provincia, en la segunda etapa de la Vuelta a Andalucía. Manuel, corredor del Karpy, encabezaba la segunda etapa de la ronda que se celebraba entre Granada y Córdoba cuando, en la subida a la Cuesta del Mojón, se le bloqueó el cambio, saltó por encima del manillar y cayó aparatosamente sobre el asfalto. Su hermano Joaquín, que también participaba en la carrera, fue testigo del accidente. Murió a los veinte minutos de haber ingresado en el hospital. Manolo tenía 28 años, estaba casado y tenía una niña de 18 meses

El sueño de Granada’92

Granada también quería el 92. Y lo quería en forma de Olimpiada Blanca, de manera que, hace ahora treinta años, desempolvó la vieja aspiración olímpica que Fraga Iribarne y Samaranch pretendieran para 1976 (y que no prosperó por razones económicas al acceder a la cartera de Turismo Alfredo Sánchez Bella), e hizo llegar a Jesús Hermida, secretario de Estado para el Deporte, la firme voluntad de la ciudad de asumir la responsabilidad de organizar unos juegos olímpicos de invierno. Antonio Jara, como alcalde de Granada; Jorge Manrique, representante de la estación Solynieve; Manuel Peregrina, de la Federación Andaluza de Esquí; y los representantes de la Diputación José Sánchez Faba y Antonio Pipo Jaldo encabezaron el nuevo proyecto para el que se requerían varios miles millones de pesetas, ya que Sierra Nevada todavía estaba por hacer. Entre muchas cosas había que ampliar la carretera de la Sierra y «construir una nueva vía para establecer independientemente la subida y la bajada», edificar aparcamientos, una villa olímpica y, por supuesto, las instalaciones deportivas: pistas para hockey, de bobsleigh y ¡un palacio de hielo! Además había que ampliar y modernizar la estación de tren y «el ferrocarril a Sierra Nevada». El 28 de noviembre de 1983, el alcalde presentaba la candidatura granadina ante el COE y, un mes más tarde, Granada se despertaba del sueño olímpico al inclinarse el Comité por la celebración de Barcelona»92. La ilusión que siguió viva permitió poner en marcha el Campeonato Mundial del 95 y volver a intentarlo con Granada 2010.

Vuelve Francisco Ayala

«Me fui para seguir viviendo», declaró a IDEAL el escritor Francisco Ayala a su llegada a Granada tras un largo exilio. Contaba Antonio Ramos en su crónica que «la ceremonia de bienvenida se ha limitado a un abrazo entrañable con el profesor Emilio Orozco», el hombre que le esperaba en el aeropuerto y que hizo posible el acercamiento del escritor a su ciudad. Aunque ese 26 de enero de 1977 no fue su primer viaje de vuelta. En 1961, «muy de incógnito», el novelista visitó Granada: «entonces vi que estaba igual que cuando la dejé con 16 años». Su familia se marchó a Madrid y luego llegó el exilio. Vivió en Argentina, en Río de Janeiro y en Puerto Rico antes de instalarse en Nueva York, «para un andaluz, tal vez resulte más extraño vivir por circunstancias profesionales en La Coruña o en Barcelona que en Montevideo». En su reencuentro con la ciudad Ayala impartió dos conferencias: la primera en la Facultad de Filosofía y Letras, en la que disertó sobre la «Estructura narrativa del cuento y la novela» y, una segunda al día siguiente, el 2 de febrero de 1977,  en el salón de actos del Banco de Granada.

[*] Conferencia de Francisco Ayala en el auditórium del Banco de Granada. 2 de febrero de 1977. (Foto. Torres Molina)