Joaquín Baños Martínez,»el Niño de la Carbonera», se convirtió en uno de los delincuentes más buscados en la España de los años 30, sin embargo es difícil dibujar una biografía más allá de sus fechorías. Dónde termina el personaje y empieza su complicada vida es muy difícil de averiguar si la única fuente de memoria, como ocurre en este caso, es el IDEAL de los años previos a la Guerra Civil. Sabemos que era hijo de Antonia Martínez Galera, una carbonera malagueña, que tenía unos veinte años cuando comenzó a entrar y salir de la cárcel y que frecuentaba ambientes de extrema izquierda. No estaba casado, pero una mujer, María Barrera, esposa de «El Niño de Alhendín», iba a visitarlo al penal con frecuencia. Fue detenido tras un tiroteo en Bib Rambla y encarcelado en 1934. Se fugó en mayo del 35, en plena calle Elvira, cuando era conducido a la Audiencia para ser juzgado. Logró burlar a los agentes escabulléndose entre las cuevas del Barranco de Los Negros y el Cerro de San Miguel, e incluso la policía cercó La Manigua en su búsqueda en una persecución de película. Pero logró huir a Madrid, donde permaneció escondido por la Federación Anarquista Ibérica. Finalmente, en el año 36, fue detenido tras participar en un tiroteo en la zona de Ópera, al parecer contra un grupo de fascistas. Y es entonces cuando en la hemeroteca se pierde su rastro. Una vida borrada.
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La historia del «Niño de la Carbonera»
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Murió fusilado en la «saca» de la cárcel de Burgos del 9 de setiembre de 1936 en Monte de Estépar