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Pequeño viaje al mundo de los niños de los años setenta

En 1972, este diario publicó una serie de reportajes con el objetivo de conocer un poco más a los niños granadinos de aquellos años. Para realizarlos, se encuestó a un centenar de chicos, de entre seis y ocho años, de los colegios Andrés Manjón y Maristas, y de niñas del Colegio Santo Domingo, Regina Mundi y la Consolación. De su lectura podemos sacar algunas conclusiones sobre si ha cambiado, o no tanto, la infancia en estos cuarenta años.
A los chicos se les preguntó por la televisión. Les gustaba, y mucho, aunque solo había dos canales, la programación comenzaba a las 11,15 con la carta de ajuste y el espacio dedicado a los pequeños apenas se extendía más de hora y media cada tarde («no hay casa sin tele –comenta Santi Lozano, el redactor de IDEAL– y esto puede ser un inconveniente. Todo depende de lo que le dejen ver en sus hogares», qué ingenuo…). La serie ‘Meteoro’, era la favorita junto a ‘Perdidos en el espacio’ o ‘El Planeta azul’ de Félix Rodríguez de la Fuente. El Telediario y ‘La Casa del Reloj’, un latazo, decían. El primero porque «no dan más que noticias para mayores y tíos de esos de oficinas» y el segundo, porque era un programa «aburrido». Tampoco gustaba mucho ‘Buenas Tardes’, un espacio de entrevistas y reportajes presentado por Raúl Matas y que seguía a los programas infantiles de la primera cadena hasta el Telediario de las nueve.

Alumnos de los Maristas forman fila para entrar a clase en una imagen de 1972. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Alumnos de los Maristas forman fila para entrar a clase en una imagen de 1972. Torres Molina/Archivo de IDEAL

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El Corpus de los pequeños

La chiquillería madrugadora miraba en la plaza Bib Rambla los chafarrionones de colorido de las carocas. Luego escoltaban a los gigantes, que casi rozaban los cables del tranvía, y a los cabezudos, al dragón y la tarasca en el desfile de La Pública. El Embovedado, donde se instalaban las atracciones, se llenaba de la alegría abigarrada y verbenera de los tiovivos, los circos y las barracas
Y para que las fiestas fueran de todos, y que ningún pequeño dejara de disfrutarlas, el Negociado de Instrucción Pública del ayuntamiento organizaba con mimo el Día del Niño. No se trataba sólo de hacer que los más chicos pasaran una jornada festiva, sino que animaban a familias a invitar a comer a sus casas a niños sin recursos, se repartía cunas y hatillos para los bebés nacidos en el día del Corpus, juguetes para los enfermos de San Rafael y premios para las parejas que hubieran adoptado a chavales abandonados, además de abonar el alquiler durante un año a las familias numerosas más necesitadas de recursos. Pero el espectáculo más deseado era el que se ofrecía en la Plaza de Toros del Triunfo, reservada por un día para los niños de las escuelas gratuitas y orfelinatos de Granada. Acompañado por una merienda (bollo de pan con chocolate, queso y naranja), el festival contaba con los mejores números de los circos que visitaban la ciudad.

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Había una vez…

Gabriel Aragón era un granadino del barrio de la Pescadería bien parecido, culto y que iba para sacerdote hasta que conoció a una artista de circo, se enamoró de ella y fundaron una larga y exitosa familia circense.  Pepino, su nombre artístico, tuvo tres hijos, Emig, Pompof y Thedy, que fueron payasos conocidos en todo el mundo. La saga continuó con   Gaby, Fofó, Miliki y Fofito, conocidos como ‘Los Payasos de la Tele’, que se convirtieron en un auténtico fenómeno sociológico de la España de los años setenta. En Granada actuaron en varias ocasiones. En noviembre de 1976  vinieron con la carpa del ‘Price’ al real de la feria.  En su última función, y en la pista del circo, el concejal de Fiestas, Manuel Anel, entregó a los payasos una ‘granada’ de plata y prometió la construcción del monumento en homenaje a su familia en el barrio de Pescadería. Gaby, agradeció el  reconocimiento y, con emoción, recordó que Granada era la tierra de su familia y que ellos, sin haber nacido aquí, «se sentían granadinos en lo más profundo de su ser». En aquella actuación faltó Fofó, que había muerto en junio de aquel año fulminado por una hepatitis. En la basílica de las Angustias, los niños fueron los protagonistas de una misa su memoria, «demos gracias al Señor porque hay hombres que nos hacen reír», dijo uno de los sacerdotes en su homilía.

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Cabalgata de Reyes en plena guerra

¿Cómo fue la cabalgata de Reyes Magos de 1939? Así lo contó IDEAL en su crónica del cortejo el 6 de enero de ese año, hace 80 años.

Como venía haciendo desde 1912, el Centro Artístico preparaba el desfile de los Reyes Magos por las calles de la capital. En aquel 1939, con España sumida en una dura Guerra Civil, el cortejo de la fantasía era más necesario que nunca. Lo difícil era conseguir los juguetes, pero la magia de sus Majestades de Oriente tocó la solidaridad de los granadinos que se volcaron con los niños. Durante todas las navidades, los salones del Centro Artístico se llenaron de objetos donados por los socios que eran subastados para recaudar fondos. Por ejemplo, aquel año alguien pagó 126 pesetas por una pequeña acuarela de Apperley. Además había una suscripción que no paraba de recibir donaciones y también se aceptaban donativos de caramelos y golosinas para la cabalgata.
El 5 de enero a las seis de la tarde, las puertas de la plaza de toros del Triunfo se abrieron para dar paso al desfile real. Triunfo, San Juan de Dios, Duquesa, Plaza de la Trinidad, Mesones, Puerta Real Reyes Católicos, Sierpe Alta, Plaza de las Descalzas, con parada en el Gobierno Militar, calle Colcha y vuelta por la Gran Vía hasta el Triunfo, ese fue el recorrido. Una sección de la guardia municipal montada con uniforme abría el cortejo, seguido por clarines, gastadores, palafreneros y la estrella, acompañada por coros de pastorcillos. Cuentan las crónicas que la emoción de los niños fue sorprendente ante la fastuosidad del espectáculo, pues creían tener delante a los auténticos Magos de Oriente con su brillante corte. Después del recorrido, los Reyes Magos se dirigieron en dos autobuses al Orfelinato de la Diputación en los Ogíjares donde repartieron juguetes entre los más de seiscientos niños que había allí acogidos.
Aquel año los voluntarios del Centro Artístico consiguieron más de diez mil juguetes, que repartieron entre las escuelas nacionales, comedores de Auxilio Social, Asociación Granadina de la Caridad, Escuelas del Ave María y demás hospicios y hospitales.

El cortejo a su paso por la calle Reyes Católicos. Torres Molina/Archivo de IDEAL
Reyes Magos y pajes posan antes de la salida de la Cabalgata de Reyes Magos en la Plaza de Toros del Triunfo. 6 de enero de 1940 Torres Molina/Archivo de IDEAL
Cabalgata de Reyes Magos en Granada: en la imagen, sua Majestades entregan los regalos a los niños del orfelinato de la Divina Infantita. 6 de enero de 1949 Torres Molina/Archivo de IDEAL
Un grupo de niños admiran los juguetes en un escaparate de un comercio granadino. 5 de enero de 1950 Torres Molina/Archivo de IDEAL

La Noche de Reyes

Primero hay que elegir el regalo.

[*] Anuncios de Almacenes «El 95» publicados por IDEAL en el año 66

Los escaparates se llenaban de juguetes

El Centro Artístico se encargaba de organizar la cabalgata

[*] Anuncio aparecido en IDEAL en 1948

Y, por fin, llegaba la noche mágica

[*] Cabalgata de Reyes Magos en Granada. La primera foto corresponde a  finales de los años 40, pero desconozco la fecha concreta; la segunda se publicó el 6 de enero de 1947 y se puede ver el paso del cortejo por la calle Reyes Católicos.