Recuerdo pocas cosas de aquel verano, pero sí una en concreto. A mediados de agosto, como acostumbra, La Mamola celebraba sus fiestas en honor a la Virgen del Carmen. Revisando el programa lo vi: ‘Torneo de dominó’. Corrí a buscar a mi abuelo, con el que habitualmente pasaba horas muertas en el estío disfrutando de este juego de fichas y se lo propuse.
Reticente a participar lo convencí, lo conseguí sacar de su sofá, a las cuatro y media de la tarde, y nos fuimos a disputar ese torneo. Pasaron las rondas y llegamos a la final. La química de tantas partidas hacía su efecto y, al final, nos hicimos con el título. Esa tarde volví a casa feliz, de la mano de mi abuelo y triunfante por haber obtenido lo que para mí era una ‘Champions’.
Ahora leo que en Sevilla han prohibido jugar al dominó (y a otros juegos) en las terrazas porque hace mucho ruido. Y en ese momento recuerdo mi infancia, me acuerdo de mi abuelo y de esas partidas de dominó que a partir de ahora no se jugarán en Sevilla.
«Dominó, bah, dirán algunos». La cuestión no es esa. El problema es que paso a paso nos están robando la infancia y no nos estamos dando cuenta.
3 comentarios en La Mamola 2000
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Lo peor de todo es que si se permiten TODO lo relacionado con las cofradías y hermandades, amén de bandas ensayando todo el años. Eso sí, el beaterío y capillerío sevillano hasta la tumba.
Viva La Mamola, su gente y su costumbres!! Espero que no se pierdan nunca porque no hay nada como sus fiestas patronales.
La cuestión no es el dominó, ni que nos estén robando la infancia (yo nunca jugué al dominó). La cuestión, y parece que no te das cuenta, Antonio Sánchez, es que los que mandan, como siempre, están haciendo las leyes a su antojo, según les gusten unas cosas u otras, y sin pensar en el pueblo. Está claro que al personaje del PP que redactó la nuerva normativa no le gusta el dominó, ni ver partidos de fútbol en las terrazas de los bares, pero le encanta ir de romería. También está claro que debe vivir en un chalet donde nada ni nadie le molesta, de ahí que permita la existencia de pub´s y discotecas justo donde viven personas y no disponga de medios para dictaminar si sobrepasan o no el nivel de decibelios supuestamente permitido. está claro que nos están tomando el pelo, y que nadie hace nada…