“La Ciudad Comprometida”
Por Rafaèle Genet Verney. Arquitecta de GRarquitectos
El urbanismo cuenta lo que somos. La edad media ha tenido las ciudades fortificadas y las catedrales, el siglo XIX los bulevares y los liceos. Nosotros tenemos las naves comerciales y las urbanizaciones. Los parabrisas de los coches son pantallas de televisión, y nuestras ciudades parecen una noche de “TF1”: un largo túnel de anuncios: la zona comercial y sus pancartas, seguido por un programa cursi: “el centro museo”. Esta peri-urbanización voraz opera en silencio. Las revistas de arquitectura la ignoran. Ha sido poco utilizada en la novela, el documental o la ficción. En Estados Unidos, películas como “American Beauty”, la serie Mujeres Desesperadas cuentan el aburrimiento que emana de los barrios residenciales.
En Francia, falta un Balzac contemporáneo, para describir la comedia humana. «La ciudad no es objeto de debate» analiza Annie Fourcaut, historiadora de la vida ciudadana. “Se debate de la escuela pero no de la ciudad, sin ver que la segunda condiciona la primera. Quizás porque los franceses no son una población urbana. Hubo que esperar 1931 para que igualara la del mundo rural, decenas después de los ingleses y los alemanes».
¿Entonces no habría otro modelo de vida que este que consiste en coger su coche cada mañana para hacer kilómetros hasta su trabajo, en carreteras saturadas, y rotondas estranguladas para volver por la noche a casa después de haber llenado el carro en el “Carrefour?”. “La inflexión en el plano de las ideas ha empezado, se anima Bruno Portier. “Desde tres o cuatro años todo el mundo dice: dejad de hacer tonterías, tranquilicémonos, redensifiquemos, urbanicemos inteligentemente, dejemos de derrochar terrenos agrícolas… Pero fabricar un urbanismo mas evolucionado, con una relación con la naturaleza más rica, como se puede ver en Holanda, en Dinamarca o en Alemania vale más caro!”
¿El imperativo ecológico superará el imperio político? Durante el verano 2008, cuando el precio de la gasolina subió por las nubes, algunas zonas comerciales se encontraron en déficit. Asustados, los habitantes de las zonas residenciales pidieron líneas de autobuses a sus ayuntamientos. “Desde el final de la época de los polígonos, Francia no había tenido un proyecto urbano colectivo” cuenta Annie Fouraut, “el desarrollo sostenible podría ser uno”.
Entonces soñamos un instante con lo que podría ser una “ciudad paseo” como la llama David Mangin, una ciudad desintoxicada de coche, desenclavada, olvidando sus arterias que segmentan y sus zonas privadas y seguras, una ciudad de barrios donde las funciones: hábitat, trabajo, comercio y ocio serían de nuevo mezcladas, una ciudad híbrida, mestiza, donde cada uno pondría un poco de lo suyo… ¿Demasiado tarde?
«…una ciudad de barrios donde las funciones: hábitat, trabajo, comercio y ocio serían de nuevo mezcladas, una ciudad híbrida, mestiza, donde cada uno pondría un poco de lo suyo…» Cada vez hay mayor coincidencia en que el barrio así concebido es la escala idónea para hacer ciudad, pero, las urbes siguen creciendo bajo las pautas que nos han mostrado estos articulos que nos ha mostrado Rafaele.
Por eso son muy necesarios espacios de conocimiento, de intercambio y de debate como La. Ciudad Comprometida!
Gracias Rafaele.
Nunca es tarde si la dicha es buena. Necesitamos concienciarnos. Todavía estamos a tiempo, por lo menos de no seguir fomentando esta forma de vida tan incomoda e inostenible.
Gracias Rafaele.