La rondalla metropolitana se deja en el camino los olvidos,
Que son recuerdos malvividos
Cemento y ruido, atasco y ladrón
Meses de paciencia infinita, sin perdón
Pasa el tiempo y no avanza
Es tiempo de desesperanza
Queja y rabia, protesta y lamento
No se entiende lo que siento
Brilla el sol un día
Se acerca la primavera que da paso al verano
Melaza en el aire de un canto de pájaros
La rutina despide recuerdos avaros
Llega el momento importante
La cita con el futuro, caldo y embrujo
Atrás quedaron posturas lacias
Y va el tío y les da las gracias
Me ha salido así, como del corazón, en plan Rondalla Metropolitana, al enterarme de que en el Camino de Ronda han comenzado a agradecer a la Junta de Andalucía que las obras del metro llegan a su fin. Yo, que soy más duro que un pan de la posguerra, lo que les hubiera dicho a los de la Junta es algo más parecido a un «ya era hora», pero no.
La Junta Municipal del Distrito de Ronda correspondiente al mes de marzo se despachó con la noticia de que no solo se habló de las obras de Metropolitano, que afectan desde hace ya varios años a este distrito de forma fundamental, sino de que se habló bien por primera vez, tras meses de oposición feroz y críticas salvajes continuadas.
Más allá de las consabidas quejas por los retrasos y las obras, como la que hizo constar Antonio García Sisterne, vocal en representación del grupo del Partido Popular –quien denunció «molestias considerables por las obras del metro en horario nocturno», al tiempo que reivindicó «el derecho al descanso»–, destacó la felicitación «entre comillas» a la Junta, según quiso matizar José Vargas, vocal que representa a la Asociación de Vecinos Camino de Ronda.