Mi amigo Nelson, guanche con negocio vivo y exitoso en el Albaicín, me contaba hace ya una década que este barrio Patrimonio de la Humanidad iba camino de convertirse en un parque temático con tres tribus que vivían juntas pero de espaldas: albaicineros, perroflautas y turistas. Nelson dio en el clavo. Y de aquí surge el primer problema del barrio, la despoblación y todas sus consecuencias, como la ausencia de un entramado comercial. Del segundo surge, es complicado decirlo, una sensación de impunidad y de cierta inseguridad y que haya espacios públicos privatizados, como por ejemplo, las cuevas de San Miguel. Del tercero nace la depredación a la que se han visto sometidas para morir de éxito ciudades como Barcelona o Venecia, que muchos ven cómo han perdido el alma al dejarse mecer en manos y patas del bercerro de oro.
Entre medias queda un rosario de desencuentros personales e institucionales que mantiene el barrio más bien paralizado. El Plan Albaicín, la herramienta que debe regir el desarrollo de este barrio, está caduca desde hace un cuarto de siglo y ha sido durante los últimos diez años arma venenosa que ha enfrentado al Ayuntamiento hasta el año pasado del PP con la Junta del PSOE. Solo para empezar. El tráfico, el aparcamiento, el transporte público, la peatonalización, la suciedad, la falta de limpieza, la inseguridad, la contaminación visual, la contaminación lumínica, la contaminación acústica, los solares vacíos, el envejecimiento de la población, el aislamiento, las pintadas, la falta de inversiones, la ausencia de un espíritu que conecte a vecinos con visitantes, moradores y turistas con la historia del barrio y también con las instituciones. Todo esto, con el barrio hermano del Sacromonte, hacen que el Albaicín esté en la UVI.
La buena noticia es que el movimiento vecinal se ha revitalizado en el Albaicín. Que muchos vecinos, al principio de la década, se unieron en torno a la Plataforma SOS Albaicín para hacerse oír dado que la asociación de vecinos del barrio estaba politizada y era una mera extensión del gobierno municipal del PP, criticaron entonces. Dieron un paso más y en la penúltima convocatoria montaron candidatura y dejaron en la presidencia al conocido Chavalote, con idea de utilzar sus contactos y su relación con el entonces alcalde, el popular José Torres Hurtado. Esta vez, la semana pasada, se han presentado y han ganado. De lso 16, una buena parte son de SOS Albaicín, pero hay vocales, y al rpesidenta, que son simplemente albaicineros y activistas del movimiento vecinal. La buena noticai es que desde esta independencia política vienen a trabajar juntos por un barrio que es de todos.
CRÉDITOS
-La foto de Alfredo Aguilar refleja el esplendor de la Alhambra y el deterioro del Maristán. Una buen ametáfora del rpesente del Albaicín.