Pilar Rivas Navarro, concejala de Vamos Granada, está en el ojo del huracán. Es la nueva portavoz del grupo municipal, aunque esta decisión está recurrida. La cuestión es que el conglomerado de Vamos Granada, Podemos y demás partidos está completamente sacudido. Así que Quico Chirino me pidió que hablara con la gente que rodea y conoce a Pilar para construir un perfil de quién esta concejala que está dando que hablar. Hablé con muchas personas, con concejales de Granada de todos los partidos y con muchos ex de Podemos. También con dirigentes de Podemos y Vamos Granada. No conseguí hablar con la ex portavoz de Vamos Granada, quien me remitió a que hablara con una persona cuando lo que yo creía conveniente era que ella me hablara de su compañera. Sé que todo lo difícil también era lo pertinente. Al final, una decena de testimonios y una fotaka de Fermín Rodríguez. El resultado, como siempre, lo juzgáis vosotros.
Pilar Rivas
UNA CIUDADANA INFILTRADA
Dicen que la concejala quiere ser la voz de todos y que luchará por no atesorar ningún protagonismo, «aunque nunca se rendirá»
Pilar Rivas Navarro parece que haya llegado siempre a todo antes de tiempo. Fue madre con veinte años y luego fue a la Universidad; adora los animales desde antes incluso que estuviera tan de moda su defensa y ha trabajado desde hace casi dos décadas en la primera línea del frente contra las penurias de esta sociedad: los servicios sociales. De aquí se construye la primera parte de su retrato: es una feminista batalladora, es una profunda defensora de los derechos de todos y tiene experiencia sobrada para saber que se puede mejorar –y mucho– la sociedad actual. Por eso, y pese a todo, quienes le conocen bien destacan que su aparente fragilidad encierra una luchadora incansable, una trabajadora inagotable y una convicción inalterable en sus principios, ideas y creencias.
La otra parte del retrato la completa su faceta como política, en una persona que nunca antes había participado ni en asociación, ni en sindicato, ni en campaña alguna. De hecho, su primer contacto con la política fue un telefonazo en el que se le ofreció participar en el proceso de primarias que terminó en la confección de la lista de ‘Vamos, Granada’ al Ayuntamiento de Granada. Pilar Rivas se presentaba con el número tres y salió elegida concejala. Durante estos dos años ha trabajado de cara, ha buscado dar voz a todos, a los barrios y a la periferia; a las conectados y, también, a los desheredados. Y ha huido de los protagonismos.
Quizá por eso, este mismo verano, cuando madrugaban esos rayos de sol tan potentes, aplicó a rajatabla sus convicciones y encendió un huracán en ese conglomerado de voces que forman Podemos, ‘Vamos, Granada’ y los demás partidos y movimientos que buscan alternativas al llamado bipartidismo. Con el apoyo del otro concejal de ‘Vamos, Granada’, Luis de Haro, se llevó la portavocía en detrimento de la número uno, la también concejala Marta Gutiérrez.
Y claro, le critican. Y mucho. Desde Podemos dicen que «se ha equivocado profundamente en lo que ha hecho. Desde el punto de vista político no ha entendido lo que pasó el 15M, lo que significa la nueva política y como se deben hacer las cosas en el ámbito local», explican. «A Granada le ha hecho mucho daño porque ha pecado de excesiva ambición». Podemos tiene recurrido su nombramiento como portavoz en el Ayuntamiento. La fuerza y la transparencia Pero a Pilar Rivas todo esto no le inmuta, porque lo ve todo de otra manera y con la fuerza de la mayoría, de la transparencia, del empoderamiento de la ciudadanía a través del reparto de los cargos en vez de su acumulación, que es lo que ella ha tratado de evitar.
Lo explica una de sus mejores amigas de la Universidad, los servicios sociales y la vida entera. «Empezamos a estudiar juntas Trabajo Social, y desde siempre es muy comprometida, trabajadora y muy responsable». Lo explica: «Se lo cree, toma su posicionamiento respecto a algo que le preocupa, se compromete y se pone a trabajar». Sobre su faceta como trabajadora social, «la he visto muy implicada con los usuarios, con el desarrollo de su trabajo».
«También es una persona que siente mucho las limitaciones que tiene el sistema público de servicios sociales». Aquí es donde aparece ese sesgo que le ha nacido con la política. Muchos trabajadores sociales entienden que el modelo está comprometido por las propias limitaciones del sistema, pero sobre todo por el modelo que aplique el político de turno que esté en cada momento al frente de los servicios sociales. Es decir, las prioridades que tenga el político en materia de servicios sociales.
Y, ya puestos, sus compañeras de los servicios sociales del Zaidín remarcan: «Es cierto que ahora que está en política la veo muy comprometida con que las cosas sean así». Y así es que «hay una tendencia en nuestra profesión donde los problemas que surgen en los servicios sociales no se soluciona con una ayuda puntual, con un comedor social, por ejemplo. Las cosas requieren una visión más de fondo y eso es lo que le gusta a Pilar, llegar hasta el fondo y empezar a trabajar desde ahí».
Sus compañeros en el pleno municipal hablan de ella maravillas, al menos los que se definen de izquierdas: «Sinceramente, es una de las personas más dialogantes que hay en el Ayuntamiento. Siempre pretende dialogar, pretende preguntar las cosas y sobre todo hay que reconocer que está muy cercana no solo a lo que es institucional y se dice sino a lo que se dice en la calle. Está pendiente de la ciudadanía. Estos años que yo le conozco está muy vinculada a trasladar los problemas sociales al Ayuntamiento. Todos los temas de Distrito Norte, sí; pero también todos los problemas de exclusión y emergencia social».
También se atreven a aventurar su nueva función: «Como portavoz va a despuntar de forma positiva. Tiene contacto directo y la gente le entiende porque es llana. Es normal que quizá tenga al principio cierto miedo escénico, pero le veo muy preparada, con un discurso muy bien hilvanado que le va a permitir estos años crecer y adoptar un buen papel en su nueva responsabilidad».
Una vez recorrido peldaño a peldaño su carrera vital y profesional, probablemente se entienda mejor que Pilar Navarro es «una ciudadana infiltrada». ‘Ciudadana’ porque entiende de derechos y conoce que hay deberes, ‘infiltrada’ porque toda su experiencia en las trincheras de la exclusión social y en el filo de la navaja de lo peor de la crisis económica le ha llevado a la política y, ahora, a la portavocía de ‘Vamos, Granada’. «El Trabajo Social y la Psicología son su equipaje y sus herramientas en este viaje hacia la construcción, desde la diversidad, de un proyecto político de futuro que suponga una verdadera alternativa».