Gurb aterrizó en Barcelona cuando lo de las olimpiadas del 92 y se disfrazó de Marta Sánchez, la Marilyn ibérica que enseñó las tetas en Interviú y se lió parda-pardísima. Gurb medía lo mismo de pie que tumbado, y mientras nos hacíamos periodistas nos descojonábamos y aprendíamos del Maestro Eduardo Mendoza, leyendo sus novelas y sus columnas.
El mundo es mejor gracias a los laberintos, las aceitunas, las criptas, las modelos extraviadas, las ciudades, los prodigios, gracias a Eduardo Mendoza y el Premio Cervantes que reconoce su talento.
Recuerdo incluso que escribió en catalán una obrilla de teatro que se titulaba Restauració y creo que fue su mermana quien la tradujo al castellano. En ella contaba la restauración de la monarquía en España y describía la escena, tal cual, de la siguienta guisa, y cito de memoria, así que habrá fallos, pero en esencia es esto: Dos payeses hablaban del retorno del rey y uno le trataba de convencer al otro de que era bueno para España, porque entre otras cosas, con el rey vendría la prosperidad y todos tendrían trabajo. Para aportar una prieba de cargo a su argumentación, el payés promonárquico le suelta al compadre:
-Pa que veas, pa empezar, el rey ya ha encontrado trabajo.
Humor surrealista y blanco para lectores que se vuelven inteligentes entre sus páginas en un mundo que se hace un poco mejor ante el talento deslumbrante de un escritor prolífico que se ha ganado el respeto de todos.
Aprovecha la oportunidad y, como decíamos en los noventa, abre las páginas de EL misterio de la cripta embrujada, y si no te pegas veinte carcajadas a mandíbula viviente, yo mismo te devuelvo el dinero.