Autor: Javier F. Barrera

Cuevas de San Miguel: Siete años del único intento de desahucio

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La Junta Municipal de Distrito de Albaicín celebrada en Haza Grande la semana pasada tuvo momentos de tensión. Uno de ellos fue cuando se enzarzaron los concejales Juan García Montero (Partido Popular) y Francisco Puentedura (Izquierda Unida) por su distinto enfoque respecto a las cuevas del Cerro de San Miguel.

García Montero sostuvo que el Ayuntamiento quiere solucionar el problema e insistió en que no se puede consentir que la gente viva en estas actuales condiciones en las cuevas. Puentedura sostiene que se necesita ofrecer una solución integral. Fue entonces cuando García Montero responsabilizó a Puentedura, por su postura, de que si alguna vez ocurre alguna desgracia personal la responsabilidad será de Izquierda Unida, a lo que el edil de IU respondió negando repetidas veces con su cabeza.

La cuestión es que el Ayuntamiento de Granada no deja de explicar que «las cuevas corren riesgo de derrumbe y que hay peligro inminente». Sin embargo, han pasado siete años desde la primera tentativa de desalojo. Fue una mañana fría de un 12 de enero de 2007 cuando la Policía Local, con un gran despliegue de fuerzas en previsión de altercados con los pobladores, entregó las notificaciones en las que se comunica la obligación de abandonar la cueva en un plazo máximo de 48 horas, en cumplimiento de un decreto firmado por el alcalde que pretendía en aquel momento acabar con los problemas de salubridad y de seguridad de las propias cuevas para que no hubiera derrumbes que podrían poner en peligro toda la ladera. Tal cual.

No pasó nada y la tentativa de desalojo se quedó en un mero intento. Tuvieron que pasar tres años y tres meses completos –desde enero de 2007 hasta abril de 2010–, para que volviera a escucharse la letanía de los desalojos en las cuevas. Y esta vez, con más contundencia si cabe: «El futuro inmediato de las cuevas del cerro de San Miguel está decidido. Serán cerradas y rellenadas con arena. Lo ha dicho la concejala de Urbanismo, Isabel Nieto», se informaba entonces. Consideraba la concejala de Urbanismo que «después de desalojarlas hay que rellenarlas con arena, porque es la única opción para evitar que los ‘okupas’ se hagan de nuevo con ellas. Las tapias, vallas o precintos no sirven para nada».

Además, con transparencia absoluta, se añadía que «el Ayuntamiento está plenamente decidido a tomar cartas en este asunto, aunque para ello tiene que esperar a disponer de la propiedad de los terrenos y sus cuevas. El plan especial del Cerro de San Miguel tiene que hacerse realidad, reconvertirlo en una zona para el paseo y el ocio y eliminar el foco de inseguridad e insalubridad».

¿Qué sucedió? Ni arena, ni sellado, ni tampoco desalojo alguno. Sin embargo, la maquinaria judicial se puso en marcha y, un 21 de julio de 2011, se resolvió uno de los grandes enigmas y la propiedad de las cuevas de San Miguel fue desvelada. «De las 64 existentes en la ladera que cae desde la ermita hacia el Albaicín, 57 son propiedad del Ayuntamiento de Granada y solo siete resultan tener propietarios privados».

El siguiente paso previsto era que el pleno aprobara esta delimitación de las propiedades para proceder al desalojo de las cuevas que están ocupadas de forma ilegal, «pero de forma tranquila y progresiva, e intentaremos aprovechar que sus ocupantes se marchen para intervenir y cerrar las cuevas».

Dos años y medio después llegamos a diciembre del presente 2013. Las cuevas siguen abiertas y con sus moradores. Se ha notificado el desalojo por enésima vez y los políticos de Izquierda Unida han hecho causa principal con el cerro de San Miguel mientras que el propio Ayuntamiento de Granada ha pedido amparo judicial para poder, por fin, desalojar las cuevas.

Ahora, ya en febrero, todas las opciones siguen abiertas sieta años largos después.

MÁS INFORMACIÓN
-El grito de las cuevas: “Resistiremos”
Un día con los moradores de las cuevas de San MIguel: ‘No tan perros

CRÉDITOS
-La fotografía es de Alfredo Aguilar

Servicios sociales del Albaicín: La cantada del Gallo

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Bien está lo que bien termina.

Vaya por delante mi felicitación al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Granada, personificado en los concejales Juan García Montero y Fernando Egea, al haber logrado solucionar el problema generado al trasladar el centro de servicios sociales del Albaicín desde el centro cívico de la plaza de Aliatar hasta el edificio de usos múltiples que, compartido con los artesanos, se encuentra en el callejón del Gallo al que se accede desde San Miguel Bajo.

Ayer anunciaron que se traslada, de nuevo, esta vez a la carretera de Murcia, a las escuelas del Ave María, un edificio que se ha adaptado con el visto bueno de los técnicos de la Junta de Andalucía, que está en una zona accesible para todos los habitantes del distrito Albaicín, que se compone además por Sacromonte, Haza Grande y El Fargue. Y que cuenta con una parada de autobús con tres líneas en su misma puerta.

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Los vecinos, reunidos en la junta municipal de distrito que ayer por la tarde se celebró en la sede vecinal de Haza Grande, coincidieron en que era un acierto completo.

El problema que queda por el camino es el de los dineros y el de una población que ha estado mal atendida durante demasiado tiempo pese a las continuas protestas vecinales y las críticas de la oposición.

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Todo empezó en marzo de 2011, es decir, tres años completos hasta que esta primavera esté terminado el traslado a la carretera de Murcia, como informaron ayer los concejales del Partido Popular. Demasiado tiempo para algo tan sensible y delicado como es la atención a las personas que requieren los servicios sociales municipales.

Las protestas ocurridas en marzo de 2011 cuando se conoció la noticia del traslado de los servicios sociales desde la céntrica plaza de Aliatar, estaban en el centro cívico, al edificio del callejón del Gallo en el entorno de San Miguel Bajo, fue un jarro de agua fría para una población de un distrito histórico, complicado y con accesos difíciles. En Aliatar hay autobús y carretera y en el callejón del Gallo no hay, simplemente, nada.

El aterrizaje forzoso de los servicios sociales en el edificio del Gallo se convirtió en un rosario de quejas, protestas y críticas que arreciaron por todos los lados.

En noviembre de 2013 publicamos un resumen de la década de chapuzas en el centro social El Gallo, que acumula hasta la denuncia efectuada por la Junta de Andalucía por ni siquiera tener licencia de actividad.

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En efecto, se informaba entonces, en abril del año 2012, que el centro comunitario de servicios sociales del Albaicín «no tiene autorización de funcionamiento». La ‘sentencia’ la firma la Junta de Andalucía con la forma de un informe realizado por la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta, cuya Inspección de Servicios Sociales tiene competencias para comprobar la aplicación de la normativa legal.

Hay más. La inspección realizada durante el mes de febrero y el acta de inspección, con firma de 12 de marzo del presente año, comprueba que «no existe reglamento de régimen interior», «no consta en el tablón de anuncios toda la documentación exigida», «no existe manual de autoprotección o no está implantado» o «no se cumple el decreto de accesibilidad y eliminación de barreras arquitectónicas».

Al final queda que el Ayuntamiento de Granada tendrá que pagar por la nueva sede en las escuelas del Ave María de la carretera de Murcia una renta de 3.000 euros al mes, lo que suman 36.000 euros al año, más las obras de adaptación del edificio, que anuncian que no son demasiado complicadas, pero que a preguntas del PSOE y de IU, no responden cuánto van a costar.

Queda para la pequeña historia local el tanto que se apuntan Fernando Egeo y Juan García Montero, concejales del Partido Popular, al haber solucionado este problema. Y queda en el debe de la gestión un traslado de unos servicios sociales que en tres años tendrán tres sedes diferentes -plaza de Aliatar, callejón del Gallo y carretera de Murcia-, para terminar costando a las arcas municipales, esto es, el bolsillo de los granadinos, 36.000 euros al año.

 

La cultura en los barrios de Granada sale a subasta

El Ayuntamiento está cambiando el modelo de subvención de los actos culturales en los barrios. Apuesta por una «concurrencia competitiva»

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La programación cultural en los barrios sale a subasta. La Concejalía de Participación Ciudadana está cambiando el modelo.

La modificación que va a realizar el concejal Vicente Aguilera es que las asociaciones de vecinos van a tener que competir entre ellas por la financiación de los actos culturales que se celebren en sus barrios.

«Habrá un baremo que será público con el que se puntuarán las propuestas que recibimos para la celebración de las actividades culturales en los barrios. Y todas las propuestas que aprueben el baremo tendrán su financiación, porque se repartirá el total de la partida presupuestaria entre todas ellas».

La concejala socialista Ana Muñoz Arquelladas no está tan convencida con esta medida: «Esta decisión, una vez más, nos pone en alerta. El hecho de pasar de un reparto equitativo del dinero en función del número de habitantes, como estaba hasta ahora, a que se proceda a una concurrencia competitiva, a primera vista nos parece negativo».

Izquierda Unida cree que «este cambio esconde un recorte. Participación Ciudadana siempre ha tenido dos partidas. Primero estos 50.000 euros. Segundo, subvenciones a las actividades del área, con una cifra variable de 30 a 40.00 euros, destinadas a los colectivos que no eran estrictamente asociaciones de vecinos, podían ser juveniles de mujeres pero que el ámbito era fomentar la participación. Así que lo deja en 50.000 euros con criterios que no son objetivos, al ser peticiones va a ser el equipo de gobierno el que diga ‘a este más’, ‘a este sí o no’, en función de sus preferencias».

 

 

 

La otra memoria histórica: Los judíos de Granada

La existencia de un Museo Judío en el Realejo y del Palacio de los Olvidados en la Carrera del Darro permiten interpretar el pasado hebreo granadino

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Tan solo un aljibe resiste el paso del tiempo, de cinco siglos de olvido. Se trata de un depósito ubicado en una de las estrechas calles de la parte del Realejo alto. El resto de la antigua judería fue arrasada por las tropas de los Reyes Católicos y de ella queda el recuerdo, los cantares, la planta del barrio según dicen algunos, las disputas entre expertos y las investigaciones de los universitarios. La ciudad de las tres culturas que en el tiempo ha sido Granada, con su barrio cristiano y sus iglesias, con su barrio musulmán y su Alhambra, se empequeñecía al buscar en este segundo milenio la memoria histórica judía, el llamado pueblo de la Alianza. Nacía también la leyenda de la juería de Granada.

Pero, paso a paso, está cambiando. Y lo hace de mano de la iniciativa privada. No hay ningún tipo de ayuda institucional, de momento. Todo empezó con la apertura de un pequeño museo judío en el entorno de la calle Rodrigo del Campo, una de las cuestas que cruza el Realejo. Poco a poco y con tesón, la dueña ha convertido el pequeño edificio de dos plantas en un imán con el que atrae a los turistas judíos que, a su vez, vienen a Granada enganchados por la Alhambra y demás atractivos.

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Este mismo mes de enero, el día 2, abrió sus puertas el Palacio de los Olvidados, en la Cuesta de San Inés, una de las transversales que cruzan la Carrera del Darro hacia el Bajo Albaicín. Se trata de un interesante espacio de interpretación de la cultura sefardí, la de los judíos de esta parte del mundo, que emigraron a otros países tras su expulsión.

Solo queda la organización de los viajes. Yahí han entrado, desde Granada, la agencia Ciceroney, desde Londres, Marcel Manson, hijo de una mujer superviviente de los campos de exterminio nazis, quien ha organizado este fin de semana el primer viaje temático a la capital «para conocer la herencia judía de la ciudad». Marcel está convencido de que «estos viajes pueden traer muchos turistas judíos a la ciudad, tanto de Inglaterra como de Estados Unidos», dado el éxito de esta primera iniciativa.

El viaje de tres días, de viernes a domingo, ha servido para recordar la herencia judía y celebrar la ceremonia del ‘Sabbat’, para lo que trajeron vino de Israel, sus típicos panes y dulces y un característico instrumento ceremonial, llamado ‘shofar’, hecho de un cuerno de animal como carnero o gacela, que según recordaron los propios judíos venidos desde Inglaterra supuso «el momento más emocionante de todo este viaje. Hacía más de cinco siglos que no retumbaba el ‘shofar’ por las calles del Realejo».

Granada conmemora el Día de la Memoria del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad
-El centro Artístico, Literario y Científico de Granada, y el Instituto Darom de Estudios Hebreos y Judíos, organizan el acto del “Día de la Memoria del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad”, fecha escogida y conmemorada en Europa en recuerdo de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Durante el acto se realizará el tradicional encendido de velas por parte de representantes de colectivos ciudadanos. Intervienen: Celia Correa Góngora y Antonio Bernardo Espinosa Ramírez.
-Día: Hoy lunes 27 de enero de 2014
Hora: 19.00
-Lugar: Centro Artístico Literario y Científico. Almona del Campillo 2, 2ª. 

CRÉDITOS
-De las fotografías, de Alfredo Aguilar: Uno de los judíos venidos de Londres sopla el cuerno llamado ‘shofar’.

Los 40.000 viajes al día del Consorcio de Transportes

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El Consorcio de Transportes ha cumplido ya diez años y maneja unas cifras impresionantes que no deben pasar desapercibidas. Articular un Área Metropolitana copiosa en localidades y parca en carreteras tiene una importancia vital para el día a día y el desarrollo de Granada.

-Gestiona 40.000 viajes al día
-Abarca 50 localidades del Área Metropolitana de Granada
-Cuenta con 500.000 usuarios potenciales

En el debe, hacer constar que cruzar el Área Metropolitana cuesta hora y media, lo mismo que llegar a Málaga desde Granada.

En el haber, como explica en la entrevista Héctor Gachs Sánchez, gerente del Consorcio de Transportes: «Somos la caja de resistencia de la movilidad metropolitana».

–El Consorcio cumple diez años. ¿Se han cumplido los objetivos iniciales?
–Creo que sí. Coordinar el transporte público en cincuenta municipios del Área Metropolitana es un objetivo que se ha cumplido. Se inició con 32 municipios, ya somos 50 y hay tres más que quieren incorporarse. Es un tercio de los municipios de la provincia (53/168), son 660.000 personas que viven en este área integrada. Son más de 40.000 viajes al día y 14 empresas con 146 vehículos. Coordinar todo un sistema de transporte en el que se puede viajar con la misma tarjeta y con tarifas subvencionadas en más del 30%, sirve para decir que ha cumplido su función de una forma muy, muy adecuada.
–¿Cuáles son los retos principales?
–La incorporación del metro como otra empresa de servicios más del Consorcio. La entrada en marcha del Plan de Movilidad Sostenible de Granada del Ayuntamiento y, atención, su integración con el Consorcio. La entrada de nuevos municipios, las concesiones que tienen que volver a salir a concurso. Y el plan metropolitano de transporte, la movilidad sostenible. Y, sobre todo, seguir prestando servicio a diario pese a la difícil situación económica del Consorcio, que acarrea nueve millones de euros de deuda de los ayuntamientos que no pagan las pertinentes cuotas y las mejoras del servicio. Somos la caja de resistencia de la movilidad metropolitana, nos sostenemos gracias a la Junta y a los pocos ayuntamientos que pagan».
–Cumple un año en el cargo. ¿Qué dificultades afronta? ¿Y qué ilusiones?
–Lo que más me preocupa es que las empresas reciban el dinero por los servicios que prestan y que lo reciban a tiempo. Que cobren. Y me peleo para conseguir reducir el nivel de deuda del Consorcio y estar al día con las empresas. Y el empleo. En el Consorcio somos trece empleados para un presupuesto de 13 millones de euros. Es quizá la estructura más pequeña que mueve tal cantidad de dinero , podría decir que en Andalucía.
–¿Está realmente articulada el Área Metropolitana de Granada?
–Vivimos en un Área Metropolitana dispersa con dos fuerzas enfrentadas. La centrípeta que es la ciudad de Granada, el corazón del sistema, que atrae a más de 200.000 personas (flotante y no censada) al día y las expulsa en la tarde-noche, los funcionarios trabajadores y estudiantes. Y también tiene una fuerza centrífuga, que es el precio del suelo, los alquileres, el confort del campo y la Vega o la montaña. Hay que casar estas dos realidades. Este urbanismo disperso determina que hay núcleos de población alejados de los ejes de transporte público. Y es muy difícil darles un servicio adecuado, porque no estaba contemplado. Conectarles ahora al sistema general puede llevar a la quiebra general a cualquier sistema de transporte, sea público o privado.
–¿Y qué solución tiene a medio plazo?
–Ahora está la ley andaluza de movilidad sostenible, en la que el promotor está obligado a contar con un plan de movilidad y pagar ese desarrollo urbanístico con las redes de transporte público para que no nos pase que haya urbanizaciones en la ladera de una montaña y que están aisladas y dependan de su propio vehículo.
–De Santa Fe a Las Gabias se tarda una hora y media, por ejemplo…
–Están pensadas para llevarlos a Granada y de ahí a otro pueblo porque históricamente no se necesitaba esa conexión. La gente entendemos que no quiere ir de Láchar a Pinos Puente. Resolvemos lo que la gente demanda. Puedo asegurar que somos más críticos que los propios usuarios, porque vemos el sistema en su conjunto. Yasí logramos avanzar.

CRÉDITOS
-La fotografía es de Juan Ortiz. 2008. Los tres nuevos autobúses interurbanos de piso bajo que cubrirán las líneas con las localidades de Jun, Alfacar, Pulianas, Gueéjar, Nívar y Cogollos Vega.