Hoy es Black Friday y puedes aprovechar para apadrinar un bache en unas condiciones extraordinarias. No es broma. Además, tal y como nos están pidiendo los lectores y usuarios a través de Facebook, Twitter y los comentarios en la propia noticia, l aoferta la hemos ampliado a toda la provincia, ya que hay caminos, avenidas, plazas y urbanizaciones completamente deterioradas.
La única condición que te ponemos es que nos envíes una fotografía y que nos la localieces con precisión para que podamos incluirla en el mapa que estamos generando, y que actualizaremos todas las semanas con vuestras imágenes enviadas.
Piensa que los baches, rajas y todo tipo de obstáculso que hacen la consucción más peligrosa están por todas las calles de Granada y de su provincia y están solos y abandonados por los respectivos ayuntamientos e instituciones, en algunos casos, desde hace ya muchos años. El panorama empieza a ser tan preocupante como escasas las posibilidades de actuación inmediata del Ayuntamiento de Granada y del resto de instituciones provinicales y andaluza.
Para protestar por este deficiente estado de conservación, que ha sido objeto de controversia y polémica, el diario IDEAL va a utilizar su página web, ideal.es, y va a crear un grupo en Facebook y va a aprovechar par potenciar su cuenta en Instagram, que lleva directamente el editor gráfico del periódico, Ramón L. Pérez.
Envía las fotografías y ubicación de tus baches a:
Llevo veinte años viviendo en el barrio del Realejo de Granada porque hay mucho y bueno que me gusta. Hoy escribo apabullado por la inauguración del Centro Comercial Nevada, en Armilla, frente al PTS, con modelos femeninas, arzobispo de Granada, el presidente del Puerto de Motril, el árbol navideño más grande de Europa y fuegos artificiales para un espacio más dedicado al consumismo que crea puestos de trabajo a tutiplén. Esto último, hay que reconocer y aplaudir.
Entonces, pese a que hay productos culturales interesantes en la oferta del Centro Comercial Nevada, como los cines Kinépolis o la FNAC, un chollo de idea porque parece que vas a una librería lo que queda absolutamente cool pero realmente la peña va a comprar cacharrería multimedia y móviles y todo eso…. ¡Que me lío! Que digo que sí, que guay, que otro megacentro comercial que sumar a la oferta que ya rodea prácticamente la ciudad de Granada por todos los costados posibles.
La pregunta es, ¿qué hacemos con los comercios del centro? ¿Y con los de los barrios? Porque el comercio da vida al barrio y construye ciudad, la ciudad que queremos vivir con nuestros amigos, nuestras familias. Reflexionemos sobre este asunto.
El viernes pasado atardecía y saqué la cámara para tomar esta panorámica de la calle Molinos, eje central del Realejo. En el centro se ve la terraza del bar restaurante Papaupa, que se ha hecho un hueco en el corazón del barrio de la mano de Marga y Paco. No voy a hacer publicidad de ellos ahora, no la necesitan. Pero sí voy a contar que el pan se lo compran a la Conchi, a menos de dos pasos el uno del otro, y que les hacen bollos especiales de hamburguesa. Y que las frutas y las verduras y las hortalizas se las pillan a Del Pino, justo un poquito más allá. Y así, mayormente con todo. Compran en el barrio. Como Paco, del bar Molinos, que a diario le veo tirar con la motillo al Mercado de San Agustín a comprar pescadito fresco. No en vano, sigue teniendo uno de los mejores de toda la ciudad.
Pongo estos dos ejemplos, pero hay muchos más. Miguel, del Bar Candela, también compra el pan en la Conchi, se le ve a diario, sobre las once de la mañana, con un saco lleno de bollos de pan rumbo al bar para levantar la persiana, y su mítico jamón se lo compra a Diego, de Casa Diego, también a poquísimos metros el bar de la gran charcutería y carnicería.
Son negocios del barrio que compran en el barrio. Por eso el Realejo está vivo y da gusto el ambientazo que tiene a diario, donde estudiantes universitarios se mezclan con maris y perroflautas, vecinos de viejo y de nuevo, y todo el mundo se saluda y comparte vivencias, con exquisita educación, cortesía vecinal, orgullo de barrio.
Me encontraba el otro día con Lola Boloix, presidenta de la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín, en la calle Molinos. Estaba de compras, «porque en mi barrio no hay nada, como no suba a Plaza Larga…». Mal destino el de un barrio que se muere por dentro. Algo hay que hacer al respecto.
Mientras se abre el Centro Comercial Nevada y se une a esa Vía Láctea de grandes superficies que rodean el perímetro de la ciudad desde Pulianas hasta Armilla, yo sigo de momento haciendo mis compras en mi barrio. Y también el ocio, mis cañas y mis cenitas. Y si me apuras, algún día salgo del barrio y paseo por la ciudad, me pierdo en el Albaicín, el Zaidín o La Chana. Y ya puestos, iré al cine a algún centro comercial, que en la variedad está el gusto.
Pero tengo que reconocer que me brota una sonrisa cuando Diego o su hermana, en la foto inferior en su comercio, rodeados de jamones y todo tipo de productos, me dicen: «Buenos días Señor Javi». O el cariño que prestan a mi enano, Andrés, que ha aprendido a hacer la compra en todos los comercios del barrio. Y si le dejo solo y debate entre tal o cual pieza de carne, ya aparece, como el viernes pasado, Pablo de la sidrería asturiana El Trasgu, en el Campo del Príncipe, para recomendarle una buena hamburguesa de buey.
O Virginia, en su farmacia en la Plaza del Realejo, otra sonrisa mientras te sirve los medicamentos que te han recetado en el centro de salud del Campo del Príncipe. O del Bar Antonio, donde mi socio Alfonso posa con su amigo, el día que ganaron el premio a la mejor Cruz de Mayo, que nunca pone un solo impedimento y ya no es una sonrisa, es que le da alegría cuando entras a ver el partido de fútbol correspondiente.
O Luis, que pone a punto las bicis con otra sonrisa, y las engrasa, y te da consejos y te regala un candado y yo qué sé… siempre te saluda cuando te cruzas por el barrio. O Diego, en la Plaza Fortuny, probablemente el mejor ferretero del mundo, donde su ferretería es un microcosmos, una pandemia de artilugios de todo tipo.
Y todos te llaman por tu nombre. Y tal y como escribo hoy, yo también les llamo por el suyo. Y mi hijo también. Así que no necesitamos arzobispos, ni fuegos artificiales, ni presidentes del Puerto de Motril, ni modelos. Si eso, que venga Estrella Morente, que cantó en la inauguración del Nevada, que aquí se le quiere como se le quiere a su padre, siempre vivo en cada esquina de este barrio que es el suyo, el nuestro, el de todos.
¿A quién en su sano juicio se le ocurriría convocar una manifestación para reabrir el botellódromo? Y, ya puestos. ¿A quién se le ocurre acudir a la Plaza del Carmen este sábado 12 de noviembre a las seis de la tarde y apoyar la protesta? A veinte personas, como lo contamos en este vínculo. La fotografía de Alfredo Aguilar vale más que mil palabras. Un puñado de jóvenes con dos pancartas y banderolas, megáfono y muchísimo ánimo protestan ante la puerta del Consistorio y dicen que «El bote se queda sí o sí».
La pancarta de la izquierda dice: «Granada no es ciudad para jóvenes«. Ummmmmmmmmmmmmmmm! Esto ya me parece otra cosa. Más allá del botellón, abierto o cerrado, la juventud ha pillado un rebote, esta moskeada y parece ser que utilizan el botellódromo, polémico donde los haya, para llamar la atención. Tiene pintas de estrategia y de están organizándose como si una marea cualqueira fueran. Veamossus argumentos y veamos también quiénes son y qué quieren.
Sobre la cuestión del botellódromo (Este link da acceso a la publicación del coportavoz de Jóvenes en Pie en Granada, Miguel Ortuño), expresan lo siguiente:
-El debate botellódromo sí o no, no es real
-Estamos hartos de que no cuenten con la juventud para nada, tratados como la última mierda de la ciudad
-Un Ayuntamiento que tomó la decisión unilateral de establecer un espacio como es el bote para luego más tarde clausurarlo
-Un Ayuntamiento que tomó la decisión unilateral de establecer un espacio como es el bote para luego más tarde clausurarlo
-¿Se están riendo de la gente joven?
-Unas instituciones viejas y de espalda a la juventud, no nos quieren escuchar
-Una ciudad donde no se escucha a los jóvenes es una ciudad sin futuro
-El reparto de gasto la Concejalía de Juventud no es tratado como una prioridad en una ciudad preeminentemente habitada por jóvenes, que se ha desarrollado en torno a la Universidad pero que no acoge a los universitarios ni durante su formación ni después, puesto que la tasa de desempleo joven en Granada es más del 50%
Como se ve en el listado anterior, no es el botellódromo, que es el McGuffin, el elemento que engancha pero que NO pertenece a la trama, que es tener voz como jóvenes en los asuntos de la juventud. Una vez llegados a este punto, es interesante leer el Manifiesto de Jóvenes en Pie, en este vínculo, donde, y a nivel nacional, explican sus motivos y objetivos y se descubre que se están organizando.
Las claves son:
-Promesas incumplidas
-Desilusión completa
-Sistema quebrado
-Trabajo digno
-Búsqueda de culpables: Una mnoría privilegiada
-Movilización y activismo
-Rechazo a emigrar
-«Creemos que se puede», dicen, así que ya sabemos por dónde respiran 😉
«Durante años nos repitieron que si estudiábamos y nos esforzábamos lo suficiente tendríamos un trabajo digno, una casa donde vivir, un futuro asegurado y una vida que mereciera la pena ser vivida. Hoy sabemos que esa ilusión es papel mojado desde hace ya tiempo.
Nuestros mayores vieron en aquella promesa una esperanza; un contrato por el cual nadie debería quedarse atrás y que garantizaba que su compromiso haría que viviéramos mejor de lo que ellas y ellos habían podido. Pero aquel pacto quedó roto. No por su culpa, al fin y al cabo fueron nuestros padres y madres, abuelos y abuelas, quienes lucharon y trabajaron duramente por llegar a fin de mes, por poder acceder a una vivienda o para asegurar que pasara lo que pasara podrían tener derecho a una educación pública universal y de calidad – para conseguir que a diferencia suya, sus hijos pudieran acceder a unos estudios que el día de mañana les permitiese llegar a donde ellas y ellos no habían conseguido llegar -. Fue una minoría privilegiada y no ellas y ellos los que rompieron aquel acuerdo intentando convertir este país en un negocio privado al servicio de sus intereses; los que nos robaron el futuro que entre todas estábamos construyendo sólo para alimentar, una vez más, su egoísmo y avaricia.
Durante mucho tiempo salimos a las calles a pedir un empleo con derechos que nos permitiera vivir con dignidad, a dejar claro no queríamos más becas por trabajo ni precariedad laboral juvenil, que queríamos poder emanciparnos de nuestros hogares para construir nuestro propios proyectos de vida, que no queríamos ser juventud parada y culpabilizada por ello cuando nunca fue nuestra culpa. A negarnos a aceptar que que ellos se pusieran por encima de las reglas, a vernos obligadas a tener que emigrar a otro país para encontrar un futuro. No pedíamos la luna, sino aquello que nos habían prometido; aquello que nos correspondía. Cosas tan simples como una educación pública y de calidad a la que pudiera acceder todo el mundo, independientemente de si había nacido en un barrio más humilde o más privilegiado. Un país que nos estimase y nos entendiese como lo que somos y como lo que queremos ser. Muchas personas nos acompañaron, y otras, aunque se mantuvieron escépticas a la posibilidad de pararlos, nos brindaron la mejor suerte que pudiéramos tener.
Que ellos decidiesen ponerse por encima de las reglas nos salió caro, pues aunque parezca increíble, fuimos los jóvenes quienes tuvimos que cargar con el peso de sus actos. El que ellos se pusieran por encima de nosotras, se tradujo en horas de trabajo mal pagadas, en prácticas no remuneradas, en trabajos basura en condiciones precarias. Nos vimos afectadas por tasas impagables , por recortes en las becas, por despidos de miles de profesores; no éramos una minoría, éramos todas y todos, porque les daba igual a quién hubiéramos votado o de dónde vinieramos. No era un problema de colores o etiquetas, de que hubiésemos votado nosotros o nuestros padres, al final éramos todas y todos nosotros quienes al final pagábamos el precio de sus políticas.
Nos hablan de un nuevo proyecto de país, de esperanzas para creer. Pero no vamos a volver a caer más en su palabrería y en sus mentiras tristes. Queremos hacer y construir y lo queremos hacer con nuestras propias manos. Tenemos mucho que decir, tenemos mucho que aportar. Este país también somos nosotras y nosotros, y por eso no estamos dispuestas a mantenernos al margen. Sabemos que su tiempo ha acabado, y queremos que este sea también el nuestro. Nuestros hermanos y hermanas mayores ya sufrieron el ser hijos de un modelo de país dos pasos por detrás de su gente. Los partidos políticos tendrán que decidir qué hacer, pero no vamos a aceptar ningún acuerdo por arriba que olvide que tenemos derecho a decidir sobre nuestras vidas y sobre nuestro futuro; que tenemos derecho a ser también protagonistas de nuestra propia historia.
Creemos que se puede. Que es posible cambiar las cosas, que entre todas y todos, si nos esforzamos, podemos recuperar un país donde poder desarrollar todo lo que llevamos dentro y queremos sacar, compartir y explorar. Queremos volver a creer que es posible vivir en un país donde estar orgullosos y orgullosas de decir que nadie está por encima de nadie y en el que se nos escucha, se nos valora y se nos tiene en cuenta. Un país donde nadie más tenga que subirse a un avión huyendo de la precariedad, donde nadie se quede fuera de su centros de estudio por no poder pagar sus tasas. Un país donde ser joven no sea nunca más una carga sino un regalo que exprimir al máximo con la gente que queremos.
Siempre tuvimos mucho que decir, ahora son ellos los que tienen mucho que escuchar».
Sumergidos en el sumario de la Operación Nazarí no encontramos ni la elegante decadencia de la novela negra ni el lujo y glamour versallesco. En la Operación Nazarí no hay mucho más que tractores, puñaladas, frases chuscas, actitudes chulescas y un verso. Un solo verso entre tanto barro, presunto e investigado: «Te deseo, como decimos los amantes del mar, que tengas un buen viento y una buena mar», que dedica Jacobo de la Rosa, arquitecto municipal con distintos puestos de responsabilidad hasta su salida de Urbanismo, a la entonces concejala Isabel Nieto.
El trabajo de mis compañeros es Periodismo en estado puro, en el que están desgranando los hechos y de los que se desprenden titulares como que «en el Ayuntamiento existía una presunta ‘organización criminal’, según los investigadores del caso».
Lejos de El Padrino de Marlon Brando y Al Pacino, con sus trajes entallados y un atractivo innegable, lo que ha sucedido durante estos años en el Ayuntamiento de Granada quedará estéticamente para el recuerdo celtibérico, sin más. Para todo lo demás, habrá que ver el curso que sigue la Justicia.
2-Torres Hurtado: «Si tienes caja fuerte en tu casa que tengas siempre algún dinero porque si no te van a estar dando ‘bofetás’ hasta que digas donde está el verdadero.» Es la singular respuesta de Torres Hurtado para justificar por qué la Policía encontró 1.650 euros en metálico en su casa. Justificó esta cantidad en metálico por la venta de un «cochecito» de su mujer.
3-Roberto García Arrabal: «Que sea un poquito más barato que Hefagra (…) Si no, será imposible sacar este proyecto».
4-Isabel Nieto: «Mañana se va a liar con el escrito que has presentado a traición». La frase va dirigida a Jacobo de la Rosa, que se negó a firmar el convenio del Palacio del Hielo en Cerrillo de Maracena por las presuntas irregularidades detectadas. Su firma era determinante.
5-Isabel Nieto: «Menos mal que estos no eran de Almanjáyar porque si lo fueran lo mismo le podían dar una puñalada en una esquina», en referencia a Manuel Lorente y Emilio Martín, sobre Jacobo de la Rosa.
Ahí están. Jóvenes, chulos, vestidos de negro, artistazos, radiantes, poseídos, embriagados, pensativos, adoptando exactamente la misma postura, piernas entreabiertas y las manos reposando en los muslos, sabiéndose fotografiados en el lugar que buscaban desde hacía tiempo. Hoy, que ha fallecido Leonard Cohen, se apaga una voz que susurraba a Lorca y le conmovía. Era el poeta que desde el ronquido y la intelectualidad transmitía una voz de esperanza, un último vals o simplemente un buen momento, unas palabras bellas, comprometidas, tímidas, de simple amor. La fotografía fue publicada en el periódido IDEAL y es de 1986, de Charo Valenzuela. La imagen inferior es de Juan Jesús García y tan solo tiene dos años menos. Es de 1984. En el mismo exacto sitio de otro tipo que también es poeta pero que llega a Granada, la Alhambra y a Lorca desde el lado salvaje de la juventud y el punk. Se llama Joe Strummer. Ambos, fallecidos, lorquianos y músicos, mitos de un Lorca & Alhambra Sound que marca las raíces, el magnetismo de una ciudad única, inabarcable. Mágica.
De Leonard Cohen, lo cuenta Eduardo Tébar: «Cohen le pone el nombre de Lorca a su hija. En 1986, cuando se produce la feliz visita a la capital nazarí, el artista peina canas y exhibe algún pliegue en el rostro. Aterriza un Cohen en fase de reinvención. En el rutilante cancionero destaca ‘Take this waltz’, adaptación del ‘Pequeño vals vienés’ de Lorca. El tema aparece por primera vez en el álbum colectivo ‘Poetas en Nueva York’. Su lanzamiento homenajea al creador de ‘Bodas de sangre’ en el 50 aniversario de su asesinato. Por el trabajo desfilan figuras dispares del panorama español e internacional. Desde George Moustaki hasta Lluís Llach. Desde Chico Buarque o Donovan hasta Paco de Lucía o Patxi Andión. Una pintura de Eduardo Úrculo en la portada. Texto ilustrador de Ian Gibson. Y la intervención estelar de Cohen».
De Joe Strummer, contado por el inolvidable Jesús Arias: “Su primer contacto con su poesía fue a través de los discos vinilos de Paco Ibáñez que las hermanas Romero habían traído a Londres desde Málaga. En concreto el disco de Lorca y Góngora -con dibujo de Dalí en contraportada- y el directo de Olympia de Paris”, cuenta Richard Dudanski, amigo de Joe Strummer y batería de 101’ers, la primera banda de un joven John Graham Mellor. Era la época de los squats londinenses y su relación amorosa con Palmolive, Paloma Romero, una joven andaluza que acabaría siendo batería de The Slits y The Raincoats.
La admiración se transformó en versos de homenaje que viven en canciones como Spanish Bombs (London Calling, 1979): “Me contó que la escribió en un viaje a Costa Rica y en ella dice Oh, please, leave the ventana open (Oh, por favor, dejad la ventana abierta), en clara alusión a los versos del poema Despedida de García Lorca”, explica Jesús Arias, músico, periodista y amigo granadino de Joe Strummer. Esa misma admiración lo llevaría a querer encontrar el cuerpo del poeta de Fuente Vaqueros en una de sus múltiples escapadas a Granada: “Me recogió en un coche enorme que había comprado gracias al dinero que le prestó Santiago Auserón y fuimos hasta Viznar. Allí quiso que compráramos palas para desenterrar el cuerpo de Federico García Lorca, pero le quise hacer ver primero el lugar para que se diera cuenta de que aquello era imposible. Una vez allí y después de la profunda emoción que sintió al verlo me hizo prometer que escribiríamos una canción juntos y que algún día iríamos allí todos los amigos y tocaríamos”, cuenta Arias, que aún tiene grabada una de las frases que Strummer le susurró cerca del lugar donde está enterrado Lorca: ‘Aún puedo escuchar el grito de los muertos'».