DIA DE TODOS LOS SANTOS EN EL CEMENTERIO DE GRANADA FOTO: ALFREDO AGUILAR

Una voz privilegiada con un guitarrista único y la base sonora del bajo y la batería hacen que ‘Escalera hacia el Cielo’ sea una de las mejores baladas de la historia del rock.

Cantada por Led Zeppelin, su mejor estrofa es el misterio adecuado para un día como el de Todos los Santos, la jornada en que los granadinos toman el cementerio de San José para recordar a los suyos entre flores y los acordes de la música que suena, como esta ‘Escalera hacia el Cielo’, que dice:

«Querida Dama, no puedes oír el soplido del viento/Y ¿sabías que tu escalera se apoya en el susurrante viento?/Y mientras nosotros seguimos bajando por el camino/Nuestras sombras son más grandes que nuestras almas/Camina una dama a la que todos conocemos/Que brilla con luz blanca y quiere mostrar cómo todavía todo se convierte en oro/Y si escuchas muy atento, la melodía vendrá al fin a ti, cuando todos sean uno y uno sean todo/Ser una piedra y no rodar».

DIA DE TODOS LOS SANTOS EN EL CEMENTERIO DE GRANADA FOTO: ALFREDO AGUILAR

Todos los misterios de Todos los Santos se condensan en estas palabras en la que el viento es la vida y la dama es la vieja que porta la guadaña que mata.

Pero también en Granada es la celebración del recuerdo, del amigo que se fue, del abuelo que nos dejó mil sabios consejos, de la madre que nos alumbró y como dijo el poeta, «la vida es buena porque merece ser vivida y recordada».

También por nimia, insignificante y delicada, en un día de sol y aire que empieza a correr más fresco y más propio de noviembre que de este caluroso otoño desquiciado que impregna los versos que miden «cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte, tan callando», desde el último peldaño de una escalera, donde nos aguardan los nombres labrados de aquellos que más quisimos, con el viento que sopla mientras, en él, la escalera se apoya y se mece, orgullosa, de grana y carmín bañada.

DIA DE TODOS LOS SANTOS EN EL CEMENTERIO DE GRANADA FOTO: ALFREDO AGUILAR

CRÉDITOS
-Las fotografías, de Alfredo Aguilar