La ciudad de Granada cuenta con un vertedero ilegal donde la basura se encuentra cómodamente oculta a la vista de cualquiera entre dos paredes que forman una reconstrucción arquitectónica que fue digna de dos premios internacionales, uno en la categoría de Arquitectura y otro en Paisajismo.
Se trata del tramo de la muralla de San Miguel Alto, que fue reconstruido gracias a un proyecto del arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas y que, una década cumplida tras el primer proceso administrativo abierto para su construcción, continúa siendo objeto de críticas tras haber pasado años y años envuelta en la polémica por su diseño.
A día de hoy, tal y como critican los colectivos vecinales de los barrios colindantes, es un vertedero lleno de todo tipo de deshechos de material de construcción, desde restos de cascotes hasta cables y material eléctrico. Asimismo, está repleto de basuras y se aprecian perfectamente los rastros de botellones, ya que hay cascos rotos de envases de cerveza a lo largo de todo el pasillo interior del muro.
Por si fuera poco, según ha podido comprobar in situ este periódico, entre los dos paños de la muralla nueva hay restos que indican a las claras que este pasillo es utilizado como un monumental wc, por lo que, pese a que por los huecos de la muralla corre el aire fresco, el olor es nauseabundo y las condiciones de salubridad más bien escasas. Además, está lleno de pintadas.