La reunión del alcalde de Granada con las Asociaciones de Vecinos en el Salón de Plenos certificó la división y la falta de consenso de la propuesta de la nueva estación del AVE (Portada de la edición impresa)
Cual concilio en el Vaticano, el alcalde José Torres Hurtado convocó a los representantes vecinales en el Salón de Plenos de la plaza del Carmen para explicarles a puerta cerrada su proyecto del tren de Alta Velocidad y la nueva estación en la plaza de Europa.
Solo faltó el concejal camarlengo que sellara las puertas del Salón de Plenos del Ayuntamiento de Granada.
El alcalde José Torres Hurtado, imbuido quizá de las intrigas palaciegas y del secretismo vaticano, fue capaz de convertir una simple reunión informativa sobre un proyecto ya presentado sin datos técnicos y sin partidas presupuestarias, en un claustro cardenalicio secreto y a puerta cerrada.
Incluía dicha sesión la prohibición expresa de que entraran los periodistas, o al menos de que asistieran a la completa reunión. Como cuando la elección de Su Santidad el Papa Francisco, pero en vez de esperar la iluminación de la Paloma del Espíritu Santo, se tuvieron que conformar con el AVE de José Torres Hurtado.
Y, como conclusión del encuentro, las quejas de los representantes de los barrios de Beiro (no todos), Zaidín o La Chana: «Esta propuesta del alcalde sobre la nueva estación del AVE es una cuestión de fe. O te la crees o no. O te crees los datos o no. O te crees que esta vez sí o no. Y si no te la crees y se lo dices, eres contrario al alcalde».
‘Avemus Propuestam’, dice el alcalde. Y asegura que «puede presupuestarse en dos años y ejecutarse en un año y medio».
Suenan entonces los vítores y laudatarias o los anatemas y pandemonium.
Suena todo menos el pitido del AVE que entra en Granada.
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PD
Esperemos que se entienda la metáfora, la construcción de la imagen, la crítica sopesada, la contribución al debate, la narración de los hechos, el espejo que refleja la realidad, el trabajo realizado, la distancia necesaria, el ánimo de construir y sumar. El respeto por las instituciones.
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CRÉDITOS
De la fotografía: Alfredo Aguilar