Atención. Tomen nota: «El efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas circunstancias peculiares del tiempo y condiciones iniciales de un determinado sistema dinámico caótico (más concretamente con dependencia sensitiva a las condiciones iniciales) cualquier pequeña discrepancia entre dos situaciones con una variación pequeña en los datos iniciales, cabe resaltar que sin duda alguna y sin explicación científica, acabará dando lugar a situaciones donde ambos sistemas evolucionan en ciertos aspectos de forma completamente diferente. Eso implica que si en un sistema se produce una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo».
El efecto mariposa es algo que ocurre en el Albaicín. ¿Que el Ayuntamiento traslada los servicios sociales al callejón del Gallo?. Pues cinco años después de ahí pasarán como por mutación mágica al Ave María de la Carretera de Murcia para volver como si no hubiera pasado nada a la Plaza Aliatar. ¿Que el Ayuntamiento decide peatonalizar la Carrera del Darro y el Paseo de los Tristes? Pues un par de años después tiene que meter marcha atrás, recular, y dejar todo como estaba, incluido el cambio de sentido al tráfico de la calle San Juan de los Reyes. Hay mil y un ejemplos más.
Es lo que sucede en el Albaicín, un lugar mágico en el que todos y cada uno de los vecinos tienen una opinión razonada sobre todos y cada uno de los asuntos que afectan al barrio. Y es también lo que ha sucedido ahora. El Ayuntamiento, con todos los permisos, bendiciones y consensos, acaba de cerrar el ‘parking’ pirata que había en el entorno de la muralla de la Alberzana. La Policía Local se personó en el solar y colocó unas vallas provisionales. Tal y como estaba anunciado, los vehículos estacionados fueron retirados por la grúa municipal. A lo largo del día -martes 17 de octubre-, se instaló una red de malla que ya será permanente mientras duran los trabajos de urbanización y adecentamiento del solar. El Albaicín se queda así sin el único lugar de aparcamiento que existía.
¿Qué ha pasado al aplicarse el efecto mariposa? La medida ha vuelto a destapar los problemas de movilidad de un barrio Patrimonio de la Humanidad. Durante toda la mañana de ayer se acercaron los conductores con idea de estacionar su vehículo y los agentes les informaban de que ya estaba prohibido. Ya no hay sitio para aparcar en el Albaicín, o como es en este caso, en su límite más cercano junto a la Carretera de Murcia. Tampoco se puede acceder al barrio por la calle Pagés, ya que hay pilonas; ni tampoco por el Paseo de los Tristes, donde hay cámaras de vigilancia que multan a quien no tiene la debida autorización.
Resulta que el aparcamiento de la Alberzana, que era pirata, peligroso y con unas condiciones lamentables de suciedad y operatividad, impedía la correcta conservación de las murallas, que tienen por derecho todas las protecciones que marca la ley por ser parte de nuestro patrimonio histórico. Pero, otro más, al fin y al cabo el viejo solar desvencijado y sucio cumplía una función que ahora ha dejado a todos sin la única opción para acceder a coche al Albaicín.
Algunos vecinos aplauden la medida, otros la critican, muchos se preguntan qué pasa con un barrio en el que no hay forma de ponerse nunca de acuerdo. Otros quieren saber por qué no se protege la muralla y se habilita parte del solar como aparcamiento. Otros recuerdan viejos tiempos. Otros dicen que no hay un buen servicio de autobuses. Otros más se encienden un pitillo y se van tarareando un soniquete camino del depósito de la grúa: «Me he quedado dormido y se me ha llevado el coche la grúa». Como muchos otros desde hoy, entre soniquete y soniquete se preguntará: Y ahora, ¿dónde aparco en el Albaicín?