«Pero si ahora resulta que es más barato». La frase es cierta y es del padre de un compañero de la redacción, que esta misma semana fue a la estación de autobuses de Granada en coche a recoger a un familiar y comprobó que el aparcamiento que antes era gratis ahora es de pago.
Son las cosas de Granada y es el extraño caso del parking de pago que es más barato que cuando era gratis. La explicación es la que maneja la empresa concesionaria, que defiende que se evitan los gorrillas, se ofrece un servicio seguro y se mejora la imagen de la ciudad de cara al viajero.
En efecto, el aparcamiento en superficie de la estación de autobuses siempre estaba plagado de gorrillas que pedían la voluntad que costaba un euro. Sin embargo, ahora, al ser de pago, cuesta dos céntimos el minuto más IVA, ergo, es más barato. Contradicción o curiosidad, el caso es que ahora es así.
El aparcamiento se acaba de estrenar y son 85 plazas, dos de ellas para minusválidos, que se reparten en el mismo lugar en el que antes se aparcaba de forma gratuita. Este aparcamiento en superficie en la ele que forma la esquina de la manzana de la estación de autobuses desde su frontal hacia la calle Polibio funciona desde hace cuatro semanas y «forma parte de la concesión de la estación de autobuses».
«Estaba previsto al igual que hay locales comerciales o un puesto de venta de lotería», explica el gerente de la empresa concesionaria, Aegra Gestión de Servicios, Ignacio Salcedo. De hecho, «la concesión contemplaba extender el aparcamiento por la calle Minerva, en la trasera de la estación, pero se ha desistido de momento».
El resultado, en este estreno, es muy satisfactorio, señala. «La imagen de Granada sale ganando al haberse dotado de un aparcamiento seguro que está a la altura de las prestaciones de la ciudad, siempre mirando al turista y que no tenga ningún tipo de resquemor para dejar su vehículo un día completo. Es un servicio más que le faltaba a la estación de autobuses».
Cabe pensar, sin embargo, que si el deterioro en la prestación de servicios por parte del Ayuntamiento de Granada lleva a aplaudir estas decisiones. Es decir, privatizar servicios públicos hasta ahora gratuitos porque al permitir, dejar o no impedir la presencia de gorrillas se logra que la mejor solución sea privatizar el servicio, de forma que así el ciudadano paga por algo que debería ser gratis.
Aunque, también es cierto, de esta forma el Ayuntamiento, por medio del concurso y de la concesión del servicio, sacará ingresos extra. En este punto, es exactamente donde la transparencia informativa debería ser precisa y se debe explicar a los granadinos por qué nunca, desde al menos hace tres décadas, se ha logrado erradicar la presencia de gorrillas y, más concretamente, qué beneficios directos en euros entran con el aparcamiento a las arcas municipales, esto es, las de todos los granadinos y las granadinas.
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