Griñán y sus apuestas

 El presidente de la Junta y secretario general de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán, vivió lasemana pasada unos días difíciles. Es muy posible que fueran peores para Rafael Velasco, parlamentario regional por Córdoba y su número dos en el partido, por la dimisión de ambos cargos. Del primero renunció el martes y al dia siguiente del segundo. La razón fue que se conocieran las actividades empresariales de la esposa de Velasco, que si bien son legales y no existen irregularidades perseguibles judicialmente están sustentadas en cuantiosas subvenciones de la Administración autonómica.

En política, los gestos y la imagen resultan fundamentales y quienes se dedican a ella deben ser conscientes de las limitaciones que asumen, o riesgos a los que se enfrentan. No solo hay que ser honrado sino también parecerlo, pero también se es inocente mientras no se demuestre lo contrario.

Velasco ha mostrado tener una mandíbula de cristal desde el punto de vista político. Otra cosa es que ponga fin a una situación, bien por una exigencia familiar o evitar que la situación fuera a más. Ha sido un terremoto en el ámbito orgánico de los socialistas. Nos encontramos a siete meses del congreso regional en el que Griñán asumió las riendas del partido y a otro tanto de unas elecciones municipales. La crisis la debía resolver sin provocar otra. No podía cubrir la vacante de Velasco con un consejero o consejera. Tampoco resultaba estético compatibilizar partido y gobierno.

Ha tenido que tirar del escalafón, por arriba y por abajo. La número tres, Susana Díaz, pasa a ser segunda y la presidenta del partido, Rosa Torres, hasta ahora en un puesto figurativo e institucional, se ocupará de la portavocía No le será fácil recuperar la primera línea política, aunque tiene la experiencia como secretaria de organización en Málaga.

La otra opción, tirar de la ‘vieja guardia’ socialista, estilo Zapatero con Rubalcaba o Marcelino Iglesias, era inasumible para Griñán. Su apuesta por Velasco, con quien coincidió hace diez años en el Congreso de Diputados, ambos por Córdoba, no le ha salido bien. Hay nervios y preocupación entre los socialistas. Ha sido una sorpresa, hasta para los populares, que tampoco se esperaban este desenlace. Queda por saber si la hemorragia se ha cerrado de la mejor manera posible. Tiempo al tiempo.