Sobrecogido

Llego al domingo cansado, confundido y hasta sobrecogido. Comienzo por trasladarles algo positivo, la celebración esta semana de la Feria Internacional de Turismo (Fitur), el gran escaparate español de este importante sector. Hemos visto a muchos de nuestros gobernantes locales, provinciales o autonómicos desplegar en Madrid sus mejores artes para transmitir y vender las principales ofertas e iniciativas que tenemos en esta magnífica tierra como destino, con el fin de atraer el mayor número de visitantes y el consiguiente beneficio económico que tanta falta nos hace, cuando sufrimos aquí la crisis y el paro de manera tan exagerada.

Lo malo esta pasada semana, aunque susceptible de empeorar, ha sido la convulsión de la vida política a raíz de la publicación de las cuentas secretas de Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular, en las que presuntamente aparecen como receptores de sobresueldos, procedentes de donativos de distintas empresas, una gran parte de integrantes de la cúpula de esta formación, incluido el presidente Mariano Rajoy. Algunos de esos apuntes han sido confirmados, lo que invita a creer en su veracidad, pero ayer Mariano Rajoy fue contundente en su comparecencia ante la plana mayor de su partido. Lo resumió en dos palabras: «Es falso». Negó todo, ni contabilidad paralela u opaca ni cobros en metálico ocultos al fisco.

El presidente del Gobierno, que mostrará sus declaraciones a Hacienda, habló de acoso, lo que suele significar el primer paso en una conspiración, pero también de manipulación, filtración, infamias, infundios y fariseísmo ante unos «papeles apócrifos». Ese discurso lo podía haber hecho antes, no le hacía falta esperar hasta ayer, pero le faltó algo imprescindible, la presencia ante periodistas para someterse a sus preguntas.

La culpabilidad hay que demostrarla, pero me temo que hay todavía muchas cuestiones que se plantea la ciudadanía ante este escándalo. La actividad política está obligatoriamente ligada a la transparencia y a la labor de vigilancia y control que ejercen los medios de comunicación, a los que se supone también sujetos a su propia ética. Por tanto, espero dejar de estar sobrecogido ante próximos acontecimientos que pongan luz. ¿No les parece?