Hace unos días ha visto la luz un libro que podríamos intentar definir en 140 caracteres como la “recopilación de ideas, unas veces entusiastas y otras contradictorias, aportadas por profesionales con libertad de pensamiento, sin coacción”.
Ya habrán supuesto el por qué de aquella extensión, pero si les descubro el título será más esclarecedor: “La vuelta al mundo de la empresa en 500 tweets. Algunas reflexiones clave para triunfar en el mundo de los negocios”.
El responsable y promotor de esta edición ha sido Agustín Medina, referente ineludible para todos los publicitarios y creativos nacionales e internacionales. Y para llevarla a cabo ha contado con la complicidad de otros 38 expertos procedentes de diferentes ámbitos de la vida empresarial, muy relacionados con la gestión y el marketing, entre los que tengo el honor de encontrarme. La experiencia ha sido enriquecedora y francamente gratificante.
Más que hablarles del libro y de su contenido, preferiría hacerlo del concepto que lo ha inspirado y del resultado final. Para ello, me vienen a la mente las palaras de F. Crick: “Tú, tus alegrías y tus penas, tus recuerdos y ambiciones, tu sentido de la identidad personal y del libre albedrío, no son en realidad otra cosa que el comportamiento de un vasto conjunto de células nerviosas y sus moléculas asociadas”.
Y es que este libro está conformado por un agregado de ideas, pensamientos o reflexiones que individualmente tienen un sentido y propósito único, una función concreta, pero a su vez se reúnen en diferentes capítulos u órganos para dar solidez a un cuerpo que quiere acompañarle en las próximas decisiones que deba adoptar.
Ese “corpus”, además, ofrecerá tantos semblantes como personas se acerquen a él, pues se adaptará a sus propios intereses y expectativas, ya que no recoge lecciones magistrales sino apuntes que cada cual deberá interpretar y aplicar según su criterio.
La experiencia de todos los que hemos participado en esta aventura ha sido la fuente principal de inspiración, así como el deseo de lograr una obra coral donde lo más relevante es el protagonismo anónimo de cada uno de los 39 autores. El lector podrá saber quiénes son estos integrantes de la “Banda de Agustín Medina” pero no quién ha escrito cada tweet.
Las ideas, como fórmula generosa que se repite en los modelos de desarrollo colaborativo, han sido aportadas para beneficio de todos los que se quieran acercar a ellas, no para reclamar una autoría con la que favorecer comparaciones innecesarias.
El conjunto de la obra se muestra como un arco iris repentino, un atractivo foco de atención que nos acompañará aunque cambiemos de posición, un referente visible para todos los que quieran elevar la mirada sobre el paisaje nublado y lluvioso. Una miscelánea colorista que, por más que nos aproximemos a ella, no se dejará alcanzar, pues su propósito no es ser poseída sino servir de guía para, llegado el caso, favorecer la aparición de un segundo arco iris. O un tercero, o un cuarto…
De la misma manera que las células nerviosas tienen la capacidad de generar nuevas interconexiones para dar una respuesta más adecuada a los cambios del entorno, las reflexiones expuestas en este libro son multiformes e interactúan entre ellas para apuntar soluciones que cada cual deberá saber interpretar y aplicar.
De la misma forma que internet y las nuevas tecnologías han abierto espacios para el enriquecimiento intelectual a través del intercambio de conocimiento, sin otra ambición en las personas que intervienen que el simple hecho de aportar, este libro quiere ser reflejo de ese espíritu. En el que podremos encontrar orden dentro de un aparente caos. Un espacio en el que no hay paradigmas que sustentar ni entornos monolíticos que salvaguardar.
La relación de lo que allí se cuenta con el exterior es fluida, cambiante y, sobre todo, creativa. Cada interacción se constituirá en certeza o en paradoja, dependerá del lector y del momento en una correspondencia casi asintótica, de permanente aproximación pero manteniendo lector y autor su propia identidad.
Para finalizar, les dejo con uno de los tweets que me parecen más escrutadores e incitadores: “A mí, este día no me lo roba ni mis pensamientos”.
Y usted, ¿está dispuesto a adentrarse en ese mundo “eutópico” que está al servicio de la creación de espacios felices en los que trabajar e invertir. Espacios de flujo creativo entre la utopía y la realidad a través de los cuales se pueda expresar la vida? (S. García y C. Soler).
Pues adelante.
José Manuel Navarro Llena.
@jmnllena