“Noticias y Actualidad” (22)

Nunca lo pude sospechar… pero el pasado día uno de noviembre viví uno de los momentos más íntimos, a la vez que extraños, que recuerdo: paseando, llegada la noche, por el cementerio de Guadix, evocando a algunos de los accitanos ilustres que ya fallecieron.
La idea partió del Ayuntamiento, y fue, sin ningún género de duda, un inusitado paseo por los sentimientos, por los verdaderos sentimientos, ya que a la extraña combinación del lugar y la hora, se sumó una puesta en escena sencilla y a la vez magistral, donde las penumbras, la compañía que nos otorgábamos las decenas de participantes, la música evocadora de los concertinos distribuidos por el camposanto, y sobre todo, los sentimientos de gratitud, amor, y respeto hacia un puñado de accitanos a quienes esa noche, mágica donde las haya, fuimos a visitar.
Fuimos a decirles que siguen vivos en nuestra memoria, en nuestros corazones, y que nunca podremos olvidar que gracias a ellos, nuestra ciudad, nuestra sociedad, nuestro mundo, en definitiva todos nosotros, somos sin duda un poco mejores.
Y visitamos a nueve paisanos ya fallecidos, de los que evocamos, bajo las estrellas, lo mejor de sus vidas. Y lo hicimos a través de las semblanzas que nos fueron ofrecidas por un hermano, un nieto, un amigo, un admirador… o por un hijo, como a mí me correspondió al evocar a mi querido padre, Juan García Carrasco… Como os decía, un paseo por los sentimientos.
Visitamos a Antonio Porcel (fallecido en 1981), un conocidísimo veterinario apodado “El Castañillas”, de quien su nieta recordó que fue un padre entrañable, y un hombre tremendamente coherente y de gran corazón…
También visitamos a Ramón Torrecillas (2005), más conocido como “El Chispo”, tendero de oficio y persona muy querida y respetada, y en cierto modo, el alma de la cofradía del Nazareno, siendo portador tantos años de su popular “Furruñique”…

Y a Miguel Ángel Carmona (2008), un joven disminuido psíquico del que nos habló su hermana, recordando cómo sus padres cogieron el testigo que les presentó la vida, para organizar la Asociación San José, respetadísima institución que hoy cuenta con varios centros de trabajo, residencias y colegios dedicados a este tipo de personas… porque “lo que no se comienza no se termina”…
Y al entrañable “Muley” (1999), un hombre castizo, también disminuido psíquico, que se supo ganar el cariño de todo el mundo y cuyo entierro ha sido uno de los más multitudinarios de los que se recuerdan en la ciudad…
Y a los frailes Fosores, Fray Gabriel y Fray Carmelo, que representan a una de las instituciones más respetadas en Guadix por su abnegación y ejemplo de vida, dedicadas a acompañar durante el enterramiento a su gente, y a cuidar del Cementerio…
Y al recordado Juan Ruíz Ferrón (1975), que fue Jefe de la Policía Municipal, y alma mater –tipógrafo, editor, mecenas, escritor, distribuidor- de la revista “Nieve y Cieno”…
Y a Pedro Antonio de Alarcón, insigne escritor de quien Julio Javier García trazó una preciosa semblanza para recordarnos su vida y su muerte, acaecida en Madrid en 1891, su gran amor por su pueblo, y su deseo de descansar, al fin, en su ciudad natal… a cuyo cementerio fueron trasladados sus restos en 2001 (Yo tuve el honor de asistir a la exhumación de su cadáver en Madrid, a donde acudí junto con otros de mis hermanos)… P.A. de Alarcón escribió: “En un hermoso rincón de Andalucía, hay un valle risueño… ¡Dios lo bendiga! Que allí tengo amigos, hermanos, padres…”. Y en su epitafio, ya descansando en Guadix, reza lo siguiente:
“Estoy orgulloso, y se lo digo a todo el mundo, de ser de Guadix…
Guadix es mi pueblo, es mi cuna; será si Dios quiere mi sepulcro”
Y, por último, a Juan García Carrasco (1995), mi padre. Un buen hombre que se hizo a sí mismo. Apasionado, generoso, emprendedor… y buen padre (de quien cada uno de sus diez hijos hemos heredado alguna de las facetas de su particular personalidad). De mi padre siempre oí decir que “me comería el pan untado en tierra de Guadix”. Y a Guadix dedicó su esfuerzo económico, su vida, y su biblioteca, sin duda un singular legado cultural.
Los allí presentes pudimos honrarlos, agradeciéndoles lo mucho que nos entregaron a través de sus vidas respectivas, ya fueren gente entregada a su profesión, emprendedoras, entregadas al servicio a los demás, apasionadas de su tierra, ciudadanos ilustres o personas sencillas…, ya que con la luz de su ejemplo y de su memoria, alumbrarán permanentemente a sus familiares, amigos y paisanos. Que los admiran, que los quieren, y que los añoran.

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11 respuestas a «Un paseo por los sentimientos»