«La Ciudad Comprometida»
A apenas 150 km. de Madrid, en la provincia de Soria, se encuentra la Villa de Medinaceli, lugar emblemático, mucho más conocido que visitado, que nos presenta un rico patrimonio cultural que nos habla de su pasado celtíbero, romano, árabe, medieval, renacentista… del que sus habitantes se encuentran muy orgullosos, y que cuidan y miman de una manera ciertamente ejemplar.
Declarada Conjunto Histórico Artístico, Medinaceli convive hoy con su pasado y presente. Ha sabido conservar el encanto de la ciudad medieval y por toda ella se respira un aire del pasado: la Plaza Mayor, el Arco Romano, la Puerta Árabe, la Muralla Medieval, la Catedral, el Palacio Ducal… pero también sus conventos y ermitas, sus casas nobiliarias y también las casas solariegas, los huertos, los muros de mampostería, el pavimento de lajas, las plazuelas, los miradores desde esta ciudad-atalaya, la calzada romana y los caminos medievales… y la armonía del color, el encanto de sus aromas, y el sosiego de sus sonidos…
Con total seguridad que no es casualidad… ¡Ni mucho menos! Porque a través de mi paseos por Medinaceli he podido contemplar cómo las nuevas intervenciones se mimetizan en el ambiente urbano sin renunciar por ello a nuevas claves de modernidad y de confort. Cómo se van integrando en espacios públicos y edificios los frutos de la investigación arqueológica sobre su rico pasado, aportando conocimiento y también nuevos recursos patrimoniales. Cómo es posible mantener el equilibrio volumétrico entre edificios. Y lo imprescindible que es que mantengan su mágica vinculación con sus huertos y patios, que no solo nos hablan de una relación armónica e histórica entre construcciones y vacios. Porque sobretodo nos hablan de una manera de habitar y de entender la vida, y porque aportan arbolado, vegetación y vida. Con sus aromas, sonidos, texturas y colores.
Y claro que no es por casualidad que su mobiliario urbano, su manera de diseñar y tratar los espacios públicos, su señalética urbana y turística, o los rótulos de comercios y establecimientos, mantengan un alto nivel de equilibrio y coherencia en su diseño… porque se rezuma en todos los rincones el deseo por rehabilitar edificios, usos, costumbres y prácticas artesanales… reinterpretados y adaptados, lógicamente, a los nuevos signos y a las demandas actuales, lógicamente.
Por todo eso, felicito a los ciudadanos, a los responsables políticos y a los asesores técnicos planificadores de esta ciudad, gente sensible y culta, no solo por haber sabido encontrar la manera de escribir un futuro halagüeño en pleno respeto con la rica herencia recibida… pero sobretodo, por permitirnos a todos visualizar que desarrollo y respeto son posibles, que futuro y pasado pueden convivir.
Por eso la Villa de Medinaceli constituye un magnífico ejemplo de ciudad comprometida.
Hoy, un año después he vuelto a recorrer sus calles y plazas, y las veredas que la circundan. Hoy en zapatillas y al trote, y ayer noche bajo la luz de la luna. Definitivamente me apunto a Medinacelli!