«La Arquitectura Comprometida»
Por Daniel R. Gómez González. Arquitecto
En contadas ocasiones una solución constructiva para la “quinta fachada” de nuestras arquitecturas ha sabido conjugar el valor estético y el funcional como hacen los terraos. Su lenguaje sencillo junto con la complejidad de las tramas urbanas que encontramos en los núcleos de la Alpujarra define un paisaje único de cualidades excepcionales.
Valores como el contraste cromático que introduce con la cal de las fachadas, chimeneas y el verde de la naturaleza del entorno; como el juego de formas, volúmenes con tinaos y chimeneas configuran la esencia del paisaje alpujarreño.
Son estas soluciones, elementos, gestos sencillos de clara lógica inherente a su ubicación e interrelación con la naturaleza circundante lo que convierte en únicos a parajes de este tipo.
Tenemos la suerte de contar con excepcionales ejemplos conocidos por visitantes de todo el mundo en nuestra comunidad autónoma, como pueden ser los Pueblos Blancos en la Sierra de Cádiz, cuya singularidad radica más en sus relaciones con el emplazamiento, la topografía, la naturaleza que en aportar soluciones constructivas únicas…
Me he incorporado hace poco a la lectura mas o menos habitual de este blog y me resulta interesante. Como espectador incansable de la Alpujarra, me encantan los comentarios sobre tinaos, chimeneas y otros elementos que hacen las delicias de quien los contempla. Seguiremos.
Eso de lo que nos hablas tiene mucho que ver con el dialogo de la obra y su entorno… El urbano a través del respeto a las caracteristicas de su sector urbano, implantandose con la debida humildad, y con el territorio, con un adecuado dialogo con el lugar… Permanentemente el hombre popular nos muestra su sabiduría.
Me ha parecido interesado. En una época que debe ser revisionista de determinados conceptos urbanísticos y constructivos y fomentar más integraciones paisajisticas, soluciones tipológicas que fusiones modernidad y tradición, las aportaciones que generan opinión entre los profesionales de los distintos campos relacionados con la vivienda que postulan situaciones diferenciadas con lo anterior, no solo son útiles, son necesarias. Seguiré con interés este blog
Me ha gustado la idea de la «Quinta Fachada». Realmente, en la Alpujarra, la Quinta Fachada de la que hablas, también es suelo que se pisa. Los terraos han cumplido una función de comunicación entre los habitantes, de tejado en tejado, de casa a casa sobre el tejado cubierto de la misma launa que pisan los pies del habitante de esta tierra. Andar sobre los tejados es una práctica ancestral, inherente al modo de vida que diseñó un urbanismo adaptado al terreno. Seria interesante establecer los usos cotidianos que se le han dado al terrao desde la época medieval y compararlo con la función actual y reflexionar sobre el uso de ese espacio que está sobre lo privado pero que también fue uso de lo público.
Por vez primera – estoy iniciándome en este complicado mundo-para los mayores- de la comunicación- he entrado a leer un blog y tan buen sabor de boca me ha quedado que volveré a leerlo a disfrutar y a aprender con las valiosísimas opiniones expuestas. gracias
Os contare el caso de Ferreira, como de otros pueblos del Marquesado… Su arquitectura tradicional ha sido equivalente a la de prismas cúbicos con terraos propios de la Penibetica… Pero en los anuos 50-60 se generalizo la sobrecubierta de fibrocemento -uralita- y ahora en los últimos anuos la sustihucion de ambas por la teja..
No aceptan la cubierta de launa como propia y no la desean salvo para las cuadras…. Aquí tenemos un caso en el que no se ha modernizado el sistema constructivo, se ha buscado una solución ajena que la gente adopta como de mas calidad.
el resultado es deplorable y afecta casiirreverdiblemente a su imagen, a su quinta fachada. se hace muy necesaria una labor de puesta en valor de lo propio para lo cual puede ser básico q los responsables locales conozcan las experiencias positivas de los pueblos hermanos de la Alpujarra. Se me ocurre que ADRGuadix y la Mancomunidad pueden hacer una labor básica, para la que siempre nos tendrán a mano.