HOY TOCA HABLAR DE AMOR

Aquí me tenéis al alba, como tengo por costumbre, reflexionando esta mañana festiva en la ciudad, día de su patrona la Virgen de Las Angustias, y en honor a un día tan señalado hoy no os hablaré de ciudadanos o de ciudades comprometidas, ni de buenos o regulares proyectos, ni de cuanto viajo… No. Hoy os voy a hablar sencillamente de amor. Y será así porque recién llegado a mi tierra, a mi refugio, a mi edén, estos han sido los sentimientos que me han aflorado recordando una sencilla y bellísima historia de amor que ocurrió hace muchos, muchos años y que yo tuve el inmenso honor de conocerla durante mis viajes a Colombia, y creo que os es un buen día para que al fin os la cuente tal y como yo la escuché… Reza así:
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, un antiguo Guerrero de la cultura “muisca” tuvo que partir, aunque la tradición ya no recuerda a donde ni porqué, ya que estos detalles en realidad no vienen a cuento… el caso es que pasó tanto y tanto tiempo lejos de su hogar que su amada desesperada decidió sentarse a esperarlo en un promontorio elevado para divisarlo tan pronto estuviese llegando… pero el tiempo fue pasando y se mimetizó tanto con el lugar que la amada se convirtió en una montaña, que recibió el nombre de MONTESILLA.
Y el caso es que quiso la vida que algo después de este suceso, aquel guerrero pudiese volver a casa y al conocer los tristísimos hechos era tal su congojo y su desdicha que no quiso separarse de ella, o al menos de su espíritu, y se sentó en una loma cercana… y con el pasar de los días también se convirtió en otra montaña, que recibió el nombre de MONTESILLO.
Y ambas montañas, mirándose una a otra, están en el corazón de los Andes, a escasos kilómetros de Bogotá, y junto a una bella población denominada Guatavita… Yo tuve la fortuna de conocer esta bella y triste historia hace semanas mientas que las ascendía en compañía de un grupo de amigos, y sabía que antes o después debería contárosla, para que todos nosotros nos sumáramos a tan bello homenaje al amor… y para que reflexionáramos sobre los tremendos costes que tantas veces nos depara el destino, cuando seguimos el camino que nos traza (o que nos trazamos)…
Así pues, Montesillo y Montesilla, son una bella metáfora de la vida… aunque en realidad también siguen siendo dos bellas montañas que se miran la una a la otra, y que ansían que las asciendas a ambas, quizás porque así, de alguna manera, las entrelazas al igual que tú mismo también ya te quedas prendado de ellas, de su historia, y de sus enseñanzas…
Os mando abrazos desde Granada.

 

HOY “VOY A HACER UN NADAL”

Ufff, las “Reflexiones desde La Ciudad Comprometida” de las que ayer os hablaba me han dejado exhausto y eso unido al spsrint final de estos días con mis trabajos bogotanos más la emoción de volver a casa me han dejado bastante plano… jajajaj … (¡Que me voy en unas horasssssss!!!)

Por eso, mi reflexión de hoy será para constatar que no todo puede ser seguir y seguir en la brecha… así que, bien de manera natural, bien de manera forzada, de vez en cuando hay que bajar el ritmo o incluso detenerse… para así luego, una vez repuesto, “hacer un Nadal” y ya veréis con qué fuerza y ánimos vuelvo… Por eso yo, en cuanto termine de escribir esta pequeña nota, me voy antes de que termine de amanecer a la montaña, a mi querido Monserrate del que ya os he hablado alguna vez, para mejorar mi semblante y que cuando llegue a mi querida tierra, nadie crea que paso fatiguitas…

Y como regalo, os regalo una de las estrofas del maravilloso poema “Desiderata” (que imagino que conocéis) con el que tanto me identifico en estos días:

“Camina plácido entre el ruido y la prisa,
y recuerda que la paz se puede encontrar en el silencio…”

Gracias a cada uno de vosotros por estar ahí cada día, escuchando mis cositas…

REFLEXIONES DESDE LA CIUDAD COMPROMETIDA, lo que sienten mis pensamientos

Queridos amigos… acabo de terminar de escribir un modesto libro cuyas palabras iniciales quiero compartirlas con cada uno de vosotros, mis amigos en LCC. Espero que os agraden:

«REFLEXIONES DESDE LA CIUDAD COMPROMETIDA, lo que sienten mis pensamientos»

Han pasado ya más de ocho años desde que nació el blog La Ciudad Comprometida… aproximadamente 1300 post, siempre con regularidad y puntual a mi cita con cada uno de vosotros, y compartiendo mis reflexiones aquí o allá… En Granada, en Andalucía, en América… Y llevaba meses convencido de que necesitaba realizar una cierta mirada retrospectiva pero sobretodo una mirada a mi interior. Para mi propio aprendizaje, pero también para contárosla a vosotros…
Y por eso os invito a que recorráis conmigo estas breves páginas en las que irá aflorando mi ideario personal y profesional, mi compromiso por vivir, y mi compromiso por compartir lo que aprendí, apreciando a tantos que me tuvieron fe, y agradecido también a las caricias que me dio la vida… y serán palpables los vínculos tan arraigados que tengo con mi tierra y con mis gentes, aunque reconozco también que cada vez se me ensanchan más esos términos, tras tantos años retando a la vida en mi condición de accitano y de granadino errante…
Pero sobretodo me encuentro muy dichoso de haber sabido encontrar la manera, el momento y la determinación para realizar estas reflexiones desde La Ciudad Comprometida, a través de las cuales creo que, sobretodo, os voy a contar “lo que sienten mis pensamientos… “

LO QUE IMPORTA SE CONSTRUYE SUMANDO Y SUMANDO

«Lo que sienten los pensamientos»

Hoy amanecí en las tierras de Almería, en casa de unos entrañables amigos a los que debía una visita. Acaba de amanecer y los primeros rayos de luz se filtran por entre las nubes en un combate que aún no es capaz de presagiar si vencerá el sol, “joven y fuerte”, dispersará el cielo o si por el contrario el frescor y la brisa apretarán las nubes y traerán la primera tormenta del tórrido verano andaluz.

Aprendo a dejar volar mis pensamientos para escucharlos… para escucharme… y se me antoja que es como si estuviese trazando las primeras pinceladas de un cuadro en el que solo cupiesen buenas sensaciones, cosas hermosas, o vivencias que me dejaron algún rastro hermoso. Fugaces recuerdos de las cosas bellas que ayer, o en los días recientes, viví. A los que evoco en la luz tenue de la mañana para confirmarme lo bello que puede ser vivir si sabemos apreciar y enfatizar todo lo bueno que se nos ofrece en la vida… Comprendiendo al fin que lo que importa se construye sumando y sumando todos los momentos luminosos que iluminan nuestra vida, aunque a veces, muchas veces, solo se trate de pequeños brillos: un abrazo, un aroma, una conversación, contemplar algo bello, una melodía, o la fugaz satisfacción por algo bien hecho… Y al escucharme esta mañana, he decidido quedarme hoy solo con esas pinceladas que recientemente han arrojado luz a mi vida, trenzando con ellas un haz de bienestar que me ha hecho sonreír…

Y en esas estaba cuando mi corazón me ha retado a que con los pequeños haces luminosos de cada día, empiece a entrelazar la luz de mi felicidad… Sumando y sumando…

Y de repente he sonreído porque, ya sea la luz de mi corazón o la brisa de mis pensamientos,  el caso es que me han hecho ver, como si de una gran metáfora se tratase, que construir mi felicidad guarda un gran paralelismo con el diseño de mejores ciudades en las que vivir, algo que llevo años explicando aquí o allá. Y es que se requiere de un proyecto colectivo en el que al cabo de los años, sumando y sumando buenos proyectos, óptimas decisiones, coordinando las acciones de unos y otros, ensamblando las iniciativas de estos o de aquellos, aprendiendo a debatir responsablemente para discernir colectivamente aquellos que sea de mayor interés, poco a poco iremos visualizando que al progreso y a la armonía de nuestra ciudad solo ha sido posible con la consolidación progresiva de una ciudadanía comprometida.

En fin, lo dicho, que lo que importa se construye en general lentamente, sumando y sumando…

Que tengas un bonito día!

LO QUE SIENTEN LOS PENSAMIENTOS

«Lo que sienten los pensamientos»

Se lamentaba hace años mi amigo Emilio, responsable del desarrollo urbano de una pequeña ciudad argentina, de que “siempre iba detrás de los acontecimientos”,  una elocuente manera de expresar cómo el vertiginoso ritmo que nos exige la vida actual no nos deja otra alternativa que hacer y hacer cosas, tomando constantemente decisiones apoyados apenas en nuestro instinto y sin que apenas tengamos la oportunidad de  poder levantar la mirada para visualizar a dónde nos llevan.

Y por más que queramos revelarnos y hacer las cosas de otra manera, es difícil, seguramente imposible, sustraernos a este vendaval en el que tenemos que elegir, decir, hacer, producir, escribir, proyectar o encauzar tantas cosas y además tan rápidamente que finalmente asumimos que ya es exitoso ir apagando cada uno de esos incendios… siguiendo el ritmo de los acontecimientos que se van superponiendo uno tras otro. Porque nunca solemos tener ni el tiempo, ni los datos, ni los recursos, ni el presupuesto óptimos…
Por eso aquella frase que me dijo un día Emilio en Reconquista, me recuerda cada día que debo tener bien entrenada mi capacidad de elegir buenas o al menos óptimas primeras ideas sobre cada asunto, ya que generalmente ni hay oportunidad para pensar detenidamente  las cosas y depurarlas con el poso de la reflexión, ni tendremos más tarde la  opción de cambiarlas por otras… Y eso explica que solo una intuición bien entrenada, unos razonables conocimientos sobre la materia a decidir, una buena organización, y seguramente también ciertas dosis de sagacidad, van a permitirte tener constantemente buenas primeras ideas que más tarde, durante el proceso de su desarrollo o de su ejecución, puedan ser pulidas, matizadas o ajustadas y puedan evolucionar para convertirse, por ejemplo, en un buen diseño.

Y resulta que hoy, aquí me tienes, reconociéndote abiertamente que el ritmo de los acontecimientos nos supera cada día en todos los ámbitos, y ahora al volcar mi mirada veo nítidamente que llevo años, muchos ya, navegando por las aguas del río de la vida, sorteando rápidos y salvando remolinos, sin saber muy bien a donde me llevarían. Viviendo casi sin tiempo de averiguar lo que realmente sentí en cada momento… incapaz de discernir aquello esencial de las voces huecas de los cantos de sirenas… Vamos, confundiendo tantas y tantas veces la paja con el grano…

Por eso he decidido que voy a cambiar algunas cosas, no muchas pero sí las más importantes, y quiero tenerte a ti como testigo. Y la primera de ellas es que voy a salirme de esa vorágine para adelantarme a los acontecimientos y verlos venir, avanzando esa decena de pasos que me hagan ir delante de ellos…

Y lo voy a hacer obligándome a meditar cada día, al alba, escuchando a mi corazón y leyendo mi mente… Voy a averiguar lo que sienten mis pensamientos… Y te lo quiero contar cada día en La Ciudad Comprometida.