«Miscelánea»
Un colectivo de estudiantes de arquitectura de Trujillo (Perú) me pide que reflexione sobre una plaga que aqueja a esta ciudad: la de la improvisación, un mal terrible para cualquier lugar que impediría su prosperidad. Pero en Trujillo es que las cosas son ahora diferentes… porque el terrible castigo al que fue sometida la ciudad por las inundaciones del fenómeno del Niño del mes de marzo pasado, fue apocalíptico… Pero os cuento:
Trujillo, próximo al millón de habitantes, es la gran ciudad del norte, capital del departamento de La Libertad, y puede sentirse muy orgullosa de su pasado (cultura Moche) y de sus tradiciones (¿conocéis el baile de la marinera?). Además pude comprobar durante mis numerosas visitas a esta ciudad que el ambiente salino del Pacífico la impregna de un carácter cosmopolita y sus gentes son al tiempo amantes del diálogo y emprendedoras… Es famosa internacionalmente por albergar algunas de las joyas patrimoniales de la humanidad como los conjuntos arqueológicos de Chan-Chan http://granadablogs.com/gr-arquitectos/2014/03/28/es-tiempo-de-chan-chan/ o las Huacas del Sol y de La Luna, y tiene un interesante centro histórico, que aunque allí repiten una y otra vez que aspiran a que sea reconocido internacionalmente, sin embargo cada día está más deteriorado y agredido.
A partir de los años ’60 se produjo un traumático éxodo rural que dio lugar a crecimientos informales en todas las grandes ciudades peruanas, y que en el caso de Trujillo ha seguido creciendo sin control desde entonces, sin que las autoridades de ninguna de las escalas de la administración, hayan hecho demasiado ni por frenar su crecimiento ni por mejorar las durísimas condiciones en las que allí se vive (perdón, debí escribir “se malvive”) de modo que hoy medio millón de trujillanos tienen deficientes servicios urbanísticos, equipamientos precarios, y lo que es peor, viven en barriadas en las que confluyen numerosas situaciones de riesgo.
Pero el destino reservaba una terrible dentellada que esta vez no solo afectaría a los más pobres: el cíclico “Fenómeno del Niño” volvió con mayor dureza y las inundaciones por la ocupación de las quebradas que rodean a la ciudad esta vez afectaron de manera generalizada a todos los barrios… afectando gravemente al corazón de Trujillo y de sus sufridas gentes, dejando daños incalculables sobretodo en su orgullo y en su moral.
Pues resulta que en este contexto, cuando todas las administraciones debían estar coordinadas por el alcalde de la ciudad diseñando su reconstrucción, aprendiendo de lo mal hecho, es decir, de lo no hecho en el pasado… pues resulta que una vez más la historia se repite y el ombligo de su alcalde es más grande que su cerebro y más sensible que su corazón… y ante el silencio de la sociedad civil organizada, tiene que ser el colectivo de estudiantes de arquitectura de las universidades locales el que alce su voz, y me piden alarmados que me haga eco de una simbólica sinrazón: Pareciera que no existen ahora otras prioridades que reurbanizar por enésima vez la Plaza de Armas, que ya se encuentra cercada y oculta a las miradas, y cuyo Plan de Trabajo es el secreto mejor guardado del reino…
Al menos la sabia nueva es mejor que la añeja… Os felicito muchachos, luchad por mejorar vuestra ciudad y devolvedle a la sociedad los conocimientos que estáis adquiriendo transformados en buenas ideas, buenos proyectos, y en sensata ciudadanía.
¡Contáis con todo mi apoyo!