«La Arquitectura Comprometida»
Hoy en La Ciudad Comprometida nos queremos hacer eco de la declaración publicada por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España en la que pone de manifiesto «el compromiso de la organización colegial con el urbanismo y su relación con el modelo de ejercicio profesional de los arquitectos españoles.» Para nosotros es importante ya que llevamos mucho tiempo aunando ambos conceptos dentro de un modelo de ciudad sostenible, y trabajando día día para lograr que, el ejercicio de ambas, nos lleve en cada trabajo a conseguir nuestro objetivo.
El debate se realizó en el marco del 5º Foro Greencities & Sostenibilidad, Inteligencia Aplicada a la Sostenibilidad Urbana y el 2º Foro Tikal, Foro de Tecnología, Innovación y Conocimiento de América Latina, y en él participaron numerosos expertos en la marteria.
A continuación os dejamos la declaración:
DECLARACIÓN DEL CONSEJO SUPERIOR DE LOS COLEGIOS DE ARQUITECTOS DE ESPAÑA
PLENO EXTRAORDINARIO DE CONSEJEROS.
Declaración institucional del CSCAE
«El Pleno de Consejeros del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, reunido en Málaga el día dos de octubre de 2014, declara públicamente su compromiso institucional permanente con la mejora de la calidad de vida en las ciudades a través de un urbanismo concebido desde la responsabilidad profesional.
Para la consecución de ciudades más habitables debe apostarse por modelos urbanos ahorradores de recursos, basados en la promoción de la eficiencia energética y la mejora de la calidad de las edificaciones, la regeneración de la ciudad existente desde un enfoque complejo e integral que apueste por la arquitectura como parte fundamental de los valores culturales, sociales, económicos y ambientales que dotan a la vida ciudadana de mayores niveles de complejidad y equilibrio.
El urbanismo, como conjunto de disciplinas necesarias para la comprensión e intervención en la ciudad, es la herramienta imprescindible para la consecución de este objetivo
URBANISMO, INTELIGENCIA Y SOSTENIBILIDAD
La aplicación de la inteligencia para mejorar el funcionamiento de las ciudades debería ser una cuestión de sentido común. La herencia de las últimas transformaciones urbanas, especialmente intensas en los años de la llamada burbuja inmobiliaria, demuestra que no siempre se ha actuado con la lógica de la preservación de los recursos naturales y del menor impacto para reducir el coste inherente al funcionamiento del hábitat humano. La toma de decisiones desde un único punto de vista, en este caso económico, conduce a situaciones de desequilibrio en el resto de los aspectos que configuran la actividad urbana. La visión parcial y sectorial sobre la ciudad es la antítesis del espíritu de la disciplina urbanística que pretende comprender e intervenir desde una perspectiva poliédrica. Los arquitectos, partícipes en el modelo desarrollo urbano de las ciudades en España, somos conocedores de esta limitación así como de otras carencias de nuestros sistemas de planificación urbana.
Conscientes también de la complejidad de los elementos que componen los sistemas urbanos, los arquitectos consideramos que las indudables ventajas aportadas por aparatos sofisticados han de utilizarse exclusivamente como complemento de la reflexión conceptual que es la única y auténtica herramienta inteligente para la conformación de la ciudad. Esta reflexión es parte del ejercicio profesional del urbanismo, en el que concurren muy diversas disciplinas que deben ponerse de acuerdo para ofrecer soluciones a los retos presentes. La formación en urbanismo que proveen las Escuelas de Arquitectura avala a los arquitectos como agentes imprescindibles en todos los procesos de planificación urbana y de intervención sobre la ciudad existente.
Hoy día, al hablar de ciudades inteligentes, como propone el lema de este Congreso, no debe olvidarse que la sociedad española tiene por delante el reto de adaptar a nuevas necesidades el patrimonio inmueble y urbano que heredamos del pasado, lejano o inmediato.
En este marco, como primera acción sería deseable la revisión de la mayor parte del planeamiento general ya que las condiciones económicas y sociales han experimentado un profundo cambio que debería reflejarse en la planificación del modelo urbano a largo plazo. Un elevado porcentaje de planes y normas de ordenación urbana obedecen a un contexto de fiebre inmobiliaria que contrasta con la actual atonía y el previsible comportamiento a medio plazo del sector de la edificación por saturación del mercado. Esta revisión debiera aprovecharse para retomar un modelo urbano más eficiente en el consumo de recursos y el impacto sobre el medio ambiente.
Los modelos compactos de ciudad que reducen los desplazamientos motorizados, el espacio urbano de calidad como elemento de relación entre los ciudadanos, la integración de la arquitectura en su clima mediante la consideración de estrategias pasivas, la calidad de la construcción y su adaptabilidad en relación con las necesidades de la población son algunas cuestiones que, aplicadas de forma integral, tienen un impacto importante en un funcionamiento de las ciudades más inteligentes. Su consideración, más allá del uso de tecnologías de última generación, puede resolver en gran medida los problemas a los que actualmente se enfrentan nuestras ciudades.
En realidad, casi todos estos retos pueden resumirse en la urgente necesidad de racionalizar la construcción de la ciudad mejorando la calidad de vida de los ciudadanos. En este objetivo tan elemental radica la inteligencia aplicada a la sostenibilidad urbana y para alcanzarlo se precisa un urbanismo ejercido por arquitectos capaces de conocer y gestionar la complejidad de procesos urbanos y su relación con la configuración espacial de la ciudad.
EPÍLOGO
Por todo lo anterior, el CSCAE y los Colegios de Arquitectos españoles se comprometen a mantener y a renovar su vinculación con el urbanismo en tanto que parte esencial de la formación y del ejercicio profesional de los arquitectos españoles, constituyendo además una diferencia competitiva frente a otros modelos europeos.»
Málaga, dos de octubre de 2014.