Esta mañana voy a asistir en Almería (Andalucía, España) a un encuentro internacional “para la defensa de la oscuridad natural de la noche” que ha sido organizado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía.
Una de las cuestiones sobre las que los especialistas van a disertar tiene que ver con las consecuencias derivadas de la pérdida de la oscuridad natural de la noche, uno de cuyos impactos más evidentes tiene que ver con la contaminación lumínica de nuestros cielos que nos impide ver las estrellas (quizás por eso y que tiene una incidencia directa en la operatividad de los observatorios astronómicos (una cuestión muy sensible en esta ciudad ya que en sus inmediaciones se encuentra el de Calar Alto). Sin embargo, quizás a la gente le pasa desapercibido que la contaminación de la luz también afecta de manera directa a diversas cuestiones ambientales e incluso sobre nuestra salud…
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