«LA REGULARIZACIÓN DE VIVIENDAS ILEGALES REFLEJA UN FRACASO COLECTIVO»

«Noticias y Actualidad»

El nuevo fiscal jefe de Málaga ha realizado una entrevista donde repasa los problemas actuales del sistema judicial en España, así como los grandes macro procesos de corrupción urbanística. A continuación, os ofrecemos un resumen de la misma.

Juan Carlos López Caballero (Sevilla, 1956) tomó posesión como nuevo fiscal jefe de Málaga el pasado 19 de abril. Hombre de pocas palabras —“el hombre que siente mucho habla poco”, dijo a modo de disculpa en su discurso de aceptación, citando a Platón— y tímido ante los focos, dirige una de la fiscalías más numerosas y complejas de España, tanto por la cantidad como por la variedad de los delitos que se producen en la provincia. Málaga acumula uno de cada tres casos que lleva la Fiscalía Anticorrupción, sección de la que López Caballero es delegado en la provincia.

Pregunta. ¿Recuerda el primer caso en el que trabajó como fiscal? ¿Cómo ha cambiado la labor de la fiscalía desde entonces?

Respuesta. Mi primer destino fue, en 1982, Santa Cruz de Tenerife. Empecé de forma gradual, con casos no muy complicados(..). Quizá el mayor cambio que percibo sea que este cuerpo de funcionarios, la fiscalía, ha pasado de ser un gran desconocido en la Administración de Justicia a tener un protagonismo indudable en los últimos años. Hoy la sociedad es plenamente consciente de cuál es el papel de la fiscalía en su mandato constitucional.

P. En su discurso de toma de posesión llegó a hablar del riesgo de “morir de éxito” por este mayor protagonismo.

R. Quizá no me expresé con la suficiente claridad en ese momento. Me refería a que ese protagonismo social genera unas expectativas de atender múltiples frentes y hacerlo con relativa eficacia. Y esas expectativas no siempre se cumplen por la falta de medios personales y materiales que históricamente hemos sufrido. Esa reflexión yo la haría extensiva a toda la Administración de Justicia.

FUENTE: elpais.com
FUENTE: elpais.com

P. Con la crisis económica es poco probable que los recursos aumenten ¿Cómo se plantea el mandato con esta limitación?

R. Los recursos son escasos y la problemática cada vez más amplia. Habrá que insistir en lo que se ha venido haciendo hasta ahora: aportar esfuerzo personal que compense la carencia de medios. Habrá que acudir a soluciones que no impliquen necesariamente la aplicación de grandes recursos. Por ejemplo, en determinados puntos de España donde se manifiesten ciertas formas de delincuencia cuya investigación es compleja, a las fiscalías habría que dotarlas de determinados medios personales y de unidades y equipos de investigación. Esto solo supone el trasvase de funcionarios de un sector de la Administración a otro; el coste económico es muy reducido.

P. Eso ya ha funcionado de alguna manera en la investigación del caso Malaya o del caso Astapa [sobre corrupción en Estepona].

R. Sí, pero esas colaboraciones se han llevado a cabo con el poder judicial. Nosotros reclamamos dotación de este personal en la oficina fiscal, sin perjuicio de que a los órganos judiciales se les dé la máxima cobertura. No se trata de competir con los jueces (…) Los fiscales somos los que sostenemos la acusación en el acto del juicio y hay vistas orales de cierta complejidad donde se requeriría un apoyo y auxilio efectivo. Esas unidades también servirían para acometer investigaciones propias de la fiscalía y para complementar investigaciones cuyo origen proceda de la cooperación internacional.

P. ¿Qué enseñanzas extrae de los macroprocesos en los que ha participado?

R. Eso requeriría una macroentrevista. Cuando se compara la previsión normativa con la realidad de los casos se observan grandes lagunas en la legislación. Hay numerosos puntos a tratar. Solo en aspectos formales del procedimiento está el aseguramiento de los medios de prueba, las posibles renuncias de un procesado a su defensa o viceversa, la celebración en bloques o qué pasa si un integrante del proceso se pone enfermo. Luego, la Ley de Enjuiciamiento Criminal está absolutamente superada por los muchos retoques o parches de los que ha sido objeto. Una nueva ley es perentoria.

P. ¿Qué cabe hacer para descongestionar los juzgados?

R. Esto también daría para un capítulo extenso. Mi impresión como funcionario es que hay pocos órganos judiciales para atender la conflictividad social. En juzgados de otros países que he visitado ni por asomo existe el volumen de papel que se da aquí. Una fórmula válida podría ser cierta despenalización de supuestos de delincuencia de bagatela. No se calcula el coste económico y la energía que se pierde, por ejemplo, en un juicio de faltas por injurias leves entre vecinos, una controversia que se resuelve con una multa. Esas energías podrían liberarse para instruir procedimientos más complejos que se verían acortados en la fase de investigación y de juicio.

P. El tribunal quiere terminar el juicio del caso Malaya, que empezó en septiembre de 2010, el próximo 31 de julio ¿Cree que será posible?

R. Estimo que sí lo es, pero va a requerir de una colaboración máxima de todos los implicados, y básicamente de las defensas, en el sentido de concretar las pruebas fundamentales y prescindir de aquellos testigos que no sean indispensables. La fecha tope del 31 de julio me parece adecuada y, si no se llega, veo bien continuar en agosto para que, en lo posible, todos los informes se presenten de forma continua.

P. ¿Hubiera sido conveniente tener otro fiscal en Malaya?

R. Hombre, claro, incluso tres. Pero eso es un error exclusivamente mío, una falta de previsión porque contaba con otro calendario, y cuando arrancó el juicio mis compañeros estaban tanto o más cargados de trabajo que yo.

P. ¿La corrupción ha disminuido con la crisis del ladrillo o se ha desplazado a otros ámbitos?

R. El binomio corrupción-economía es evidente. Si no se construye no hay negocio, pero en los periodos de crisis se van a dar otros supuestos vinculados a la corrupción como, por ejemplo, la obtención indebida de subsidios y ayudas públicas. La corrupción se centrará en el gasto público de las Administraciones.

P. ¿Qué opina de que la Junta pretenda regularizar miles de viviendas ilegales por las que la fiscalía ha actuado e incluso ha logrado encarcelar a alcaldes?

R. Es una decisión política con consecuencia legislativa y nos corresponde acatar la ley. Son soluciones que de algún modo expresan un fracaso colectivo: el de no haber sabido o podido evitar la proliferación de viviendas ilegales. Habrá que ver el lado positivo, y que la experiencia sirva para hacer más eficaces los mecanismos de control preventivo.

La entrevista completa la podéis encontrar en el siguiente enlace: PINCHA AQUI

LA REGULARIZACIÓN DEL SUELO NO URBANIZABLE: ¿LO QUE TODOS ESTABAN ESPERANDO?

«Noticias y Actualidad»

Recientemente fue aprobado el Decreto 2/2012, regulador de edificaciones y asentamientos existentes en suelo no urbanizable (SNU) en Andalucía. Su objetivo es:

  1. Aclarar el régimen aplicable a las distintas situaciones en que se encuentran las edificaciones existentes en SNU.
  2. Establecer los requisitos para su reconocimiento por el Ayuntamiento.
  3. Ajustarlas al planeamiento urbanístico.

Para ello se catalogarán todas las edificaciones localizadas en SNU en tres grandes paquetes, los cuales se irán discriminando en el orden señalado:

  1. HÁBITAT RURAL DISEMINADO: Grupo de edificaciones tradicionalmente vinculadas a la explotación del campo, que estén desvinculadas de los núcleos existentes y constituyan un conjunto funcional con requerimiento de dotaciones y servicios comunes. Esencialmente grandes cortijadas.
  2. ASENTAMIENTOS URBANÍSTICOS: Grupo de edificaciones que según su contigüidad a núcleo preexistente y grado de consolidación podrán pasar a ser suelo urbano no consolidado o suelo urbanizable. Sobre todo urbanizaciones hasta ahora irregulares.
  3. EDIFICACIONES AISLADAS: El resto de edificaciones que queden en el suelo no urbanizable, normalmente segundas residencias, aunque en algunos sitios se han convertido en primera, y que se clasifican según se adecuen al ordenamiento o no, según hayan obtenido licencia o no, según tengan más de 4 años o no y por tanto la Administración ya no puede denunciarlos, y según sean anteriores al 25/05/1975 o no, en cuyo caso pasarán directamente a ser reconocidos por históricos.

Para cada uno de ellos el Decreto establece como legalizarlos (o en palabras de jurista, regularizarlos), para lo cual lo primero que consigna es la elaboración de un inventario, que a través del PGOU, reconozca las distintas peculiaridades. El siguiente paso sería abrir un proceso por el que los propietarios podrían tramitarlo. Y finalmente el Ayuntamiento los reconocería, otorgándoles las pertinentes licencias.

Asentemientos urbanisticos. FUENTE: maps.google.es
Asentemientos urbanisticos. FUENTE: maps.google.es

Regularizar los asentamientos urbanísticos implicará para sus propietarios el reconocimiento de su propiedad (parcela y edificio), lo que facilitará su compra-venta; la provisión de aquellos servicios básicos de los que hasta ahora carece o tiene irregularmente servidos (luz, agua y saneamiento); la posibilidad legal de reparar la edificación para su habitabilidad, seguridad y salubridad; y demás derechos derivados del efectivo reconocimiento urbanístico.

Por el contrario el propietario deberá efectuar las pertinentes cesiones y pagar las obras de urbanización, la provisión de infraestructuras y servicios básicos, más las tasas correspondientes, lo que según algunos estudios, aun incipientes, vendría a suponer unos 45 € por m2 de parcela de media, es decir, que regularizar una parcela de 400 metros saldría por unos 18.000 €.

Y es aquí donde surge el conflicto, pues los propietarios ven volatizarse las plusvalías que conlleva el instalarse fuera de núcleo, por lo que exigen que las infraestructuras y servicios urbanos los costeé el Ayuntamiento de turno, algo que contravendría uno de los principios del decreto cual es el de no suponer costes para las arcas municipales.

En definitiva, que quien algo quiere algo le cuesta, lo que no hace albergar muchas esperanzas en que este decreto resuelva en mucho la situación de las edificaciones en suelo no urbanizable de Andalucía, ni del lado de los particulares que ven encarecerse su propiedad, ni del lado de la Administración, que no va a ingresar importantes cantidades por esta fórmula ni va a regularizar un gran número de edificaciones.

Juan Garrido Clavero, Geógrafo de GRarquitectos