SIERRAS PENIBÉTICAS: CONTRAVIESA – ALPUJARRA BAJA – MAIRENA. Observatorio virtual del paisaje Mediterráneo (9)

«El Territorio Comprometido»

Desde la Alpujarra alta, en las laderas de subida a Sierra Nevada, la vista abarca los componentes más significativos del paisaje alpujarreño con el telón de fondo de la Sierra de la Contraviesa. Un ejemplo emblemático de la montaña mediterránea andaluza. En primer término las laderas de frutales en terraza, en torno a los ruedos del poblamiento de Las Alpujarras. En un plano medio, las vegas del fondo del valle, cultivadas sobre los depósitos aluviales. El macizo cuarcítico la Contraviesa cierra hacia el sur la vista, aislando el valle alpujarreño del litoral. El pasillo de Berja, con el embalse de Benínar, separa esta alineación montañosa de la Sierra de Gádor, done afloran las calizas metamórficas. 

Un paisaje de contrastes, característico de la montaña media mediterránea andaluza: dominan las vertientes rocosas con poca o escasa vegetación, resultado en parte de un intenso proceso de desforestación, especialmente en las laderas de la Sierra de Gádor, debido a una histórica e intensiva explotación minera. Pero, junto a ello, un paisaje agrícola de huertos y frutales en las llanuras aluviales y en las laderas aterrazadas característico de los sistemas de policultivo mediterráneo. La acusada alternancia cromática de ambos mundos define buena parte de los valorespaisajísticos alpujarreños. El poblamiento se sitúa primordialmente en los fondos de valle, sobre todo en el discurrir del río Guadalfeo, pasillo natural y eje de comunicación humana de toda la comarca. 

  

1.      Sierra de Gádor 

 Las estribaciones de la Sierra de Gádor, un macizo de calizas dolomíticas con un paisaje profundamente desforestado, herencia en parte de una intensa explotación minera en el siglo XIX. 

  

2.      Pasillo de Berja 

Pasillo de Berja, separando la Sierra de Gádor y la Contraviesa. Al fondo, el embalsede Benínar y la insinuación del litoral almeriense. 

3.     Cultivos tradicionales 

 Cultivos aterrazados en ladera, un sistema de cultivo característico del paisaje alpujarreño. 

4.     Escaso poblamiento 

Las estribaciones de la Sierra de la Contraviesa, un macizo cuarcítico de escaso poblamiento y casi completamente desforestado. 

5.     Ugíjar 

La población de Ugíjar, un centro rural característico del poblamiento alpujarreño. La morfología urbana de los pueblos de Las Alpujarras se está viendo transformada en parte por una creciente incidencia del turismo rural. Las Alpujarras constituyen una de las comarcas interiores andaluzas con mayor presencia de visitantes 

6.     Fondos de valle 

El fondo de valle alpujarreño, un eje longitudinal de vegas cultivadas donde se sucede un poblamiento denso en núcleos rurales de pequeña dimensión con ruedos agrícolas de pequeñas dimensiones. 

Embalse de Benimar. Al fondo el mar Mediterráneo
Embalse de Benimar. Al fondo el mar Mediterráneo

 

Los cultivos aterrazados dan paso a montes deforestados
Los cultivos aterrazados dan paso a montes deforestados

 

La ocupación propia de invernaderos de las zonas litorales se extiende a lo largo del pasillo de Berja
La ocupación propia de invernaderos de las zonas litorales se extiende a lo largo del pasillo de Berja

 

 

  

En el fondo de valle de las Alpujarras, pueblo y ruedo de huertas regadas, laderas abandonadas y vertientes repobladas. Una sucesión característica de la ocupación del terazgo
En el fondo de valle de las Alpujarras, pueblo y ruedo de huertas regadas, laderas abandonadas y vertientes repobladas. Una sucesión característica de la ocupación del terazgo

 

Ya lo he indicado muchas veces…: por Alpujarra se entiende todo el terreno comprendido entre Sierra Nevada y el mar, y encerrado luego, como en un rectángulo, por las sierras laterales; es decir: todo lo que queda dentro del horizonte sensible que se abarca desde las cimas del Cerrajon de Murtas; todo lo que sería un solo valle, a no existir la Contraviesa; todo lo que, visto desde el mar de Albuñol, mirando al Mulhacén, tiene, en fin, un cielo común…La Alpujarra, como veis, es absolutamente distinta.- Verdad que aquí hay también nieves (en lo alto de aquella Sierra…), y valles, y ríos, y peñascos, y derrumbaderos, y hasta alguna vez nubes… pero ¡cuán diferentes todas estas cosas! –El tono, el color, la luz, el ambiente, todo varía aquí por completo.- Un cielo, casi siempre despejado, y de un azul puro, intenso, rutilante, empieza por servir de fondo a todas las decoraciones, disipando con su viva refulgencia vaguedades, misterios, nebulosos contornos, indeterminadas fantasmagorías. Una tierra cálida y enjuta nutre con la sangre de sus entrañas, y no con el lloro de sus peñas, esos manantiales de luz y fuego que se llaman el olivo y la vid, o los elíseos frutos que roban sus más vistosos colores al iris. Aquestos valles no contrastan con lo petrificado por el frío, sino con lo calcinado por el sol. Aquestas rocas, lejos de sudar agua, funden y acrisolan metales. Las flores son fragantes y valientes, a pesar de la vecindad de los viejos ventisqueros, y el arroyo que baja de las regiones muertas se asombra de encontrarse con las adelfas silvestres o con las ferozmente grandiosas higueras chumbas, orladas de arrumacos verdes y pajizos, como las princesas etiopes. ¡Ah! La influencia de la Sierra es casi siempre vencida por la de losvientos de África. El sol puede aquí más que la nieve” 

“La Alpujarra: sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia”,1874. Pedro Antonio de Alarcón 

SIERRA DE BAZA, Observatorio virtual del Paisaje Mediterráneo.(3)

Sierras Penibéticas

Como vamos a ir haciendo cada sabado, hoy os presentamos una entrega mas sobre el Observatorio Virtual del Paisaje Mediterraneo.

Este sabado centramos nuestra entrega en una de las sierras penibéticas y mas concretamente en la Sierra de Baza. Esperamos que sea de vuestro agrado.

 Sierra de Baza

El corazón de la Sierra de Baza –importante desierto humano en las últimas décadas-  poco se parece a su rica historia ganadera, hortícola y minera que la caracterizaba. Sus entrañas rocosas, calizas con abundantes filones metálicos, generaron un poblamiento disperso desde épocas prehistóricas. En la actualidad gran parte de la sierra la componen montes públicos que, para evitar la desertificación y generar riqueza, fueron plantados con amplios y densos pinares. En las cumbres, frecuentemente nevadas, perviven especies vegetales endémicas como las sabinas rastreras, arces de montaña y pinos laricios, mientras que en las zonas bajas abundan las plantas esteparias con una rica y singular fauna asociada.

 En este paisaje de los llanos de Benacebada, donde se observan los montes públicos repoblados con pinar que contrastan frente a los valles cultivados con recientes plantaciones de frutales y a las  laderas pobres. En éstas los fenómenos erosivos son frecuentes.

Llanos de Benacebada
Llanos de Benacebada

1.     Erosión

Grandes cárcavas se producen en los terrenos margosos y arcillosos en laderas. La escasa protección vegetal, causado por sequías y altas presiones ganaderas, es la principal causa de estas fuertes escorrentías en momentos de fuertes lluvias.

 2.     Nuevos cultivos

Cultivos de cereales reconvertidos recientemente a producciones frutícolas, más ajenas a las duras condiciones de los mercados de granos y piensos. Las condiciones concretas de un buen número de horas frío en estas altitudes, hacen a estas tierras favorables a estos nuevos cultivos intensivos, antes relegados a las huertas.

 3.     Matorral mediterráneo

Laderas cubiertas de matorral autóctono, propio de estas latitudes y condiciones de xericidad. Las especies más abundantes son la retama y el esparto, éste último característico del triángulo suroriental de la península. Su uso para cestería casi ha desaparecido.

 4.     Difícil acceso

Escasas comunicaciones en la sierra. Las tierras de la Hoya de Baza y sus sierras disponen de comunicaciones modernas y el sistema viario es escaso en densidad y malo en sus características, tal como se corresponde con un espacio despoblado y escaso en recursos económicos.

5.     Repoblaciones forestales

Masas forestales repobladas. En los años 40 y 50 se comenzó una decidida e intensa política de repoblación con objeto de proteger las sierras (antes con rozas y cultivos) para ocupar mano de obra y producir madera. Ambas cosas han dado escasos resultados, aunque se cuenta con una extensa e importante superficie de pinares que, desde la perspectiva actual, supone un importante sumidero de CO2 además de amplios espacios públicos.

 

Piedemontes de la sierra cultivados. Acúmulos arcillosos para la agricultura cerealista.
Piedemontes de la sierra cultivados. Acúmulos arcillosos para la agricultura cerealista.

Armando Martínez Alfaro. Arquitecto de GRarquitectos