Suenan voces atronadoras, diríase que cuasi unánimes, que piden a Susana Díaz que se haga cargo de los restos del PSOE. Hasta mi vecino me lo ha comentado hoy en el ascensor cuando bajábamos al garaje:
-“Hará calor hoy.
-Yo lo que pienso es que Susana tendría que ser la secretaria general”.
Es un no parar.
Muchos dicen que la presidenta andaluza sería la mejor persona para dirigir el partido. Probablemente, Susana también sería una buena presidenta del Betis, una diligente hermana mayor de la Esperanza de Triana y la mejor para poner orden en su comunidad de vecinos. Y aunque ninguno de estos puestos sea incompatible, no parece que alguien que dirige la Junta tenga tiempo para encargarse de tan altas responsabilidades.
De momento, lo que se sabe es que Susana Díaz ha dicho en público que, a día de hoy, su compromiso pasa por Andalucía. No sabemos si también el lunes.
Al fin y al cabo, la palabra muere donde empieza la ambición.
Comparto que la líder andaluza sería una buena secretaria federal si se dieran otras circunstancias. Pero ocurre que también se dan las mejores circunstancias para que lo sea.
Voy a contar el relato que me cuentan de lo sucedido; y de lo que vendrá.
El lunes, Alfredo Pérez Rubalcaba impone su cargo y sus competencias estatutarias para convocar un congreso previo a las primarias, pese a que la mitad de su ejecutiva -otros dicen que, incluso, la mayoría- reclamaba el orden inverso.
En ese momento, los aspirantes a las primarias intuyen que si alguien se hace con las riendas del partido será también el candidato.
Es Eduardo Madina el que hace un sondeo el martes por la noche y, el miércoles, sobre la marcha, pide un cónclave abierto a la militancia. Todo pasa por forzar el artículo 34 de los estatutos, como hicieron en Galicia.
El aparato no puede oponerse al planteamiento de Madina, pero tiene que desactivarlo.
Y ahí es donde sitúan a tres personas: el exministro Pepe Blanco, el andaluz Gaspar Zarrías y otro miembro de la ejecutiva, Antonio Hernando.
Yo tengo dudas de que verdaderamente estén detrás; probablemente estén delante.
Entre ellos, con José Antonio Griñán como avanzadilla, habrían movilizado a ese grupo coral que el jueves salió pidiendo el auxilio de Susana.
Curioso, que alguien que ha hecho bandera de la igualdad termine manejada por ‘barones’.
¿Qué pasará a partir de ahora? El entorno Eduardo Madina y Pedro Sánchez pronostican que el lunes la ejecutiva federal volcará la propuesta de un militante, un voto.
Será entonces cuando Susana Díaz tenga que demostrar si pesa más su ambición o su palabra.
Deja una respuesta