Sonia Monroy es conocida por sus películas y por haber sido novia del futbolista Romario hace veinte años; no necesariamente en este orden. Hace poco se intentó colar en la alfombra roja de los Oscar envuelta en una bandera española y con un top transparente. Contra todo pronóstico, no pasó desapercibida y fue expulsada.
En el último debate sobre el estado de la nación, el diputado granadino Manuel Pezzi se marcó un ‘Monroy’ cuando intervenía el presidente del Gobierno. Ante las alusiones de Mariano Rajoy a Andalucía, Pezzi blandió la blanquiverde para terminar envuelto en el estandarte. Afortunadamente –o no–, prescindió del top transparente.
No hay que descartar que Manuel Pezzi haya acudido al Congreso todos los meses durante tres años y medio con la bandera andaluza guardada en la chaqueta por si llegaba el momento de usarla. Su capacidad para sobrevivir en la provocación y desesperar al contrario –e incluso a los suyos– es única. Y eso lo convierte también en un político diferente.
Aquel que siendo consejero de la Junta colocó la primera piedra del Parque Tecnológico de la Salud y suscitó tal reacción en el desaparecido alcalde Gabriel Díaz Berbel que amenazó con tirarle a la Fuente de las Batallas. El propio Pezzi ironizaba años después: «Comprobé que hacía pie y me alegré por haberme librado cuando inicié el Parque de las Ciencia o el estadio Nuevo los Cármenes». El mismo que con tres años de antelación se ofreció para ser el candidato del PSOE a la alcaldía en 2007 y puso nervioso a su propio partido. Finalmente, aquella lista la encabezó Javier Torres Vela pero Pezzi fue el que aportó más picante a la campaña electoral. Al alcalde, José Torres Hurtado, y a sus concejales más próximos les dedicó una frase que podría figurar en un tratado sobre la ‘malafollá’: «Han dejado tan bonita Granada que se han ido a vivir a Ogíjares».
Dicen de Pezzi –y él no lo ha negado para no perder la fama– que también fue uno de los fontaneros en el congreso que Alfredo Rubalcaba ganó a Carme Chacón. El que a fuerza de confrontar dialécticamente con Concha de Santa Ana enterneció el corazón de la diputada popular: «La nuestra es una relación idílica. Estaremos juntos hasta la muerte… política».
Por ahora, los dos siguen vivos y uno de ellos coleando… Banderas, para ser precisos.
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