Alguna vez he explicado la política -y el periodismo- con la parodia del peluquero de Los Morancos. Para ser exactos, un barbero castizo que decora su local con un cuadro de Santillana celebrando alguna gesta europea del Real Madrid y cuando le da la vuelta aparece Maradona con la camiseta del Barça. Y así, en función del cliente, varía la estampa y el himno.
Después está quien en lugar de un solo cuadro tiene toda una pinacoteca.
Por ejemplo, el concejal Curro Ledesma coloca la pintura de la cara merengue si se trata de Sebastián Pérez; y la exhibiría del lado blaugrana si llegara a su peluquería la presidenta del comité electoral nacional, Alicia Sánchez Camacho. Sin embargo, cuando no hay ni madridistas ni cules, Ledesma cuelga un cuadro de Torres Hurtado y tararea letrillas tradicionales del tipo ‘pican, pican los mosquitos’.
En el lenguaje obsoleto, a este tipo de peluqueros arribistas lo más elegante que le llamarían sería pelota. En la jerga moderna es un octavo teniente de alcalde.
Resulta que hace un par de días llamamos a Ledesma para pedirle su opinión sobre el embargo que el Ayuntamiento había iniciado contra la empresa que gestiona el Palacio de Congresos por el IBI de un aparcamiento que ni siquiera administra. Y como en ese momento el cuadro pilló de la parte del concejal implacable de Economía sus declaraciones fueron estas:
“Los asesores del Palacio de Congresos nunca han presentado reclamaciones ni han alegado. Nosotros hemos pedido de oficio una alteración en el Catastro del Ministerio para subsanar errores. (…) El embargo de cuentas no se puede negociar. Te obliga la Ley General Tributaria. Ellos tenían que haber alegado. Solo no es embargable cuando es la cuenta de la nómina y es el único modo de sustento. Pero ellos son una mercantil y no se puede levantar el embargo Es un embargo por una cantidad importante, más de 300.000 euros. Ellos no han pagado el último ejercicio. Tienen un plazo de un mes para hacer una alteración catastral, algo que no han hecho”.
Estas declaraciones son supuestas, porque como venía siendo habitual hasta ahora no se grababan las conversaciones con Ledesma. Usted es libre de confiar en un periodista -con la dificultad que eso entraña- o en un político cuelga cuadros.
Al día siguiente, Ledesma dijo de lo publicado -es decir, de sus propias palabras- que se había quedado obsoleto y se había desinformado. Que se había embargado pero solo un poquito y que ya estaba todo solucionado.
Resulta que sobre la marcha encontró algún papel con el que negar al periódico, sin darse cuenta de que, en realidad, se negaba a sí mismo. Igual que como parte del consorcio del Palacio de Congresos previamente se había autoembargado.
Esta mañana -después de no responder las llamadas de este periódico durante 12 horas- Ledesma ha enviado por un intermediario un comunicado firmado al alimón con el director del Palacio de Congresos, otro que hace dos días también declaraba lo contrario. Saquen sus conclusiones.
Por mi parte lo único que les puedo garantizar es que no solemos publicar informaciones obsoletas. Y el concejal debería saberlo.
De hecho, hay noticias obsoletas sobre el propio Ledesma que nunca hemos publicado. Ni siquiera cuando estuvieron de plena actualidad.
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