Otro regalo para recordar el Corpus de antes. Un grupo de amigas se dirigen al ferial del Paseo del Salón para disfrutar de una tarde de feria. Quizás camino de algún baile en la caseta de la Real Sociedad de Tenis, que era de lo más elitista, o a la del Centro Artístico que se extendía desde la Biblioteca hasta el puente del Genil, o quizás subieran a la verbena de la Asociación de la Prensa… Puede que tan solo se queden paseando por la Gran Vía para ver ‘la salida de los toros’, el desfile de coches de caballos al terminar la corrida del día…   Poco sé de la imagen. En su reverso no encuentro ni una fecha, ni ninguna pista que me permita saber más de estas amigas. Quizás la chica del centro acaba de prometerse, pues enseña orgullosa su anillo de compromiso. Una vez leí en un artículo de Juan Bustos que las novias lucían un coqueto  sombrero… puede que como el que lucen dos de las amigas ¿no les parece?

Al elegir esta foto, he recordado una pastoral del arzobispo Balbino Santos Olivera, publicada en el periódico durante el Corpus de 1952. En ella  recordaba a sus feligreses que en estos días de festejos, hay que divertirse, ¡cómo no! pero no hay que descuidar la moral. «Deben evitarse los espectáculos indecorosos» y «declarar la guerra sin cuartel a la inmoralidad y al impudor», «que no os absorba lo profano, que no se reproduzcan en estos santos días del Corpus y su octava, las comedias lascivas, bailes deshonestos y representaciones profanas».