Llega la Navidad y la compra de regalos se acentúa. En el escaparate de los centros comerciales los videojuegos ocupan un lugar privilegiado al ser uno de los regalos favoritos de los niños en esta época del año. Es bastante común adquirir los títulos sin discriminar, pero los videojuegos están clasificados por edades (como las películas) y es obligación de los padres velar porque su hijo no se ponga delante de una historia no apta para su edad. Se llama clasificación PEGI y es un sistema destinado a garantizar que el contenido de los productos de entretenimiento sea etiquetado por edades en función de su contenido.
El ejemplo clásico y más visual es Grand Theft Auto V. Es un juego para mayores de 18 años y la carátula del mismo avisa de que contiene lenguaje soez y violencia. Y no son pocos los hogares en los que algún chaval lo tiene dentro de su videoconsola.
No es complicado para quien quiera comprar a sus hijos videojuegos adaptados a su edad encontrar la clasificación PEGI. Se ubica en la zona inferior izquierda de cualquier carátula. Por detrás, normalmente en cuadrados pequeños como los que se muestran en la imagen inferior se identifican ocho características del juego: online, apuestas, discriminación, drogas, sexo, miedo, lenguaje soez o violencia. Cada una de ellas permite hacernos una idea de lo que los más pequeños se pueden encontrar en el videojuego.
Para salir de dudas, existe una web (PEGI online), que tiene almacenados todos los videojuegos y proporciona información al respecto, con las limitaciones de edad y condicionantes no adecuados para niños que puede tener un juego.
A diferencia de otras industrias como el cine, que no permite la entrada en una sala para menores de 18 años a una persona que no ha cumplido la edad, los videojuegos no tienen limitación en la venta. Algunos establecimientos sí han decidido cercar la venta, pero por lo común es tarea de los padres vigilar que la compra de juegos sea adecuada.